jueves, 27 de diciembre de 2012

EL ORIGEN DEL SUFRIMIENTO


¿Donde se encuentra el origen de las tristezas, quejas, sufrimientos y angustia?
El origen está en el apego obstinado a las cosas que tiene el hombre.

Buen día comunidad, leyendo mis apuntes acerca del estado de sufrimiento, me encontré con esta profunda frase del Honrado por el Mundo, y, me llevó a los confines de mi mente trayendo a mi memoria los momentos difíciles de mi existencia, aquellos en los que creí que ya no habría camino, que ya no habría salida a las circunstancias que se presentaban, haciendo que me hundiera más y más profundamente en aquel pozo sin fondo que llamamos sufrimiento.

Analizando estos momentos, y tomando  en consideración la frase que corona este escrito, redescubrí el origen de todos mis males: EL APEGO, pero, ¿qué es el apego?

De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, apego es: Afición o inclinación hacia alguien o algo, y es claro que si nos prendamos de algo, objeto material, dinero, posesiones, empleos, etcétera, o alguien, persona, novia (o), amante, esposa (o), hijos (as), padres y madres, parientes o amigos, cualquier ser humano o no humano, nuestra mascota por ejemplo, es claro que cuando nos veamos privados de estos objetos o seres nos sintamos en la desdicha total y caigamos en la angustia y desesperación terminando en el infierno del sufrimiento incesante.

Igualmente, en el caso de nuestras tendencias, sean estas nuestras creencias, aspiraciones, por ejemplo el aspirar a la iluminación y no alcanzarla, la pertenencia a grupos o comunidades sociales, el perderlas o no tenerlas y desearlas, esto incluye lo material, nos llevan a la desesperación, depresión e incluso la muerte. En este tema, juega un papel preponderante la mente, ya que todo se origina en ella, si por ejemplo nos angustiamos por el pago de una deuda o por algo que nos pueda acontecer, aunque no se haya presentado el momento, esta preocupación y angustia nos lleva a un sufrimiento incesante que incluso puede desembocar en otras situaciones igual o peor de graves como la ira o furia en su máxima expresión.

Para evitar el sufrimiento hay que impedir el apego, hay que considerar llevar a la práctica la Ley de la Impermanencia, (nada es eterno), y controlar nuestra mente a través de la meditación, respiración y la atención en la realidad de nuestras vidas, es decir, tener conciencia de lo que somos, tenemos y el potencial que podemos desarrollar llevando a la práctica las enseñanzas budistas o de cualquier otra índole que nos proporcionen paz mental y equilibrio emocional.
Benditos sean

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