jueves, 15 de julio de 2021

ENFRENTANDO EL SUFRIMIENTO EN LA PANDEMIA.

 Bendiciones, queridos lectores. Aun estamos en este mundo Saha. 

Estamos inmersos en una pandemia que ya ha mermado la paciencia de muchos humanos; varios de nosotros hemos perdido la noción de la realidad adentrándonos profundamente en los dominios de Maya. No sabemos que es real y que producto de nuestra desesperación. 

Del mismo modo las pérdidas humanas nos afectaron directamente a unos, indirectamente a otros, pero de alguna manera formamos parte del sufrimiento global por fallecimientos. Se han marchado, entre todos los muertos,  gente valiosa para esta humanidad, seres de luz que han trascendido por su esfuerzo a que otras almas eleven su vibración, por que evolucionen hacia otros planos y que, al mismo tiempo, involucionen en su búsqueda del Todo Bien. 

Tal parece que somos la infantería de una guerra entre dos bandos: la Luz y la Oscuridad, donde sus comandantes no se preocupan por lo que le pase a la soldadera y solo se interesen por quien pueda ganar esta batalla. Espero que los guerreros de Luz vayan adelante; la humanidad no debe caer de nuevo en el salto cuántico de niveles, aunque todo parece indicar que de nuevo no podremos alcanzar altos estadios. 

Ahora es cuando necesitamos aferrarnos a lo espiritual, al estudio de las ciencias como: el Yoga, la meditación, la lectura elevada y positiva, el budismo, entre otras disciplinas,  y discernir con  el punto de vista más crítico el camino que seguiremos y avocarnos con verdadera disciplina a su práctica. 

Entre las lecturas que he revisado a profundidad en esta etapa, está el Bardo Tödol, el libro de gran sabiduría de los Buddistas Tibetanos, que guían el alma del difunto durante su estancia en el Bardo  hacia el  renacer en un nuevo cuerpo.

Otro escrito que leí, es el : Ashtavakra Gita, que nos recuerda nuestro paso por esta vida y nuestra verdadera esencia: no somos el cuerpo, no somos la mente. Entre los Gitas, el de mayor relevancia que nos enseña el desapego del cuerpo es por supuesto el Bagavat Gita, donde Sri Krishna enseña a Arjuna que el cuerpo en si no posee valor y que es como una vestidura que se cambia. Todo esto ha sido dicho por muchos pero practicado por pocos. 

Ante la muerte, o mejor dicho el abandono del cuerpo por el alma que lo habita, los que se quedan maldicen, lloran, sufren, buscan consuelo a algo que de momento es inconsolable. Algunos cambian de creencias, otros reniegan de lo que ellos llaman Dios, los demás llevan un duelo que va a durar mucho tiempo sino es que toda la vida.  En verdad es doloroso dejar de ver, sentir, escuchar y amar el cuerpo material de un ser amado. 

Y es eso, que siempre nos fijamos en la envoltura material -es hermosa; es rubia; es guapo; no puedo vivir sin su presencia - aun viviendo con la persona,  no valoramos su espíritu, su alma, su lucha por evolucionar por elevar su condición humana, muchas de las veces los etiquetamos con calificativos peyorativos, evitando que continúen su  ascensión en conciencia.

Ante una muerte no podemos quedar impávidos, solo los seres elevados en conciencia o los fríos, sin conciencia, pueden no alterarse ante los ocho vientos, en tanto seamos humanos no evolucionados o sin una filosofía espiritual que nos apoye en estos momentos críticos, seguiremos sufriendo y evitando que las almas continúen su camino hacia la Luz, llámese como le quieran decir. 

Debemos recordar la Ley de la Impermanencia, nada es eterno, TODO LO QUE INICIA CESA.

En lo personal, me apoyé en  mi Sagrada Guru, la lectura de los Sutras, los Gitas, las pujas y mi Japa mala. pude encontrar el sosiego y la paz que da la seguridad que la existencia continúa, que no se acaba, que podemos encontrarnos con nuestras queridas almas en cualquier mundo o lugar, ahora o en futuras existencias. 

Gracias. 

Saraha

(Gerardo Zetina Arceo)