Amor Compasivo
“El amor tiene que ser una fuerza que los ayude a desarrollarse, a expandir su vida y a hacer surgir ese potencial innato que todos poseen, ese hermoso caudal de vitalidad, frescura y dinamismo.
Daisaku Ikeda
El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda,
escribió: “El verdadero amor compasivo que expone el budismo no tiene nada que
ver con la lástima ni con el sentimentalismo. Esto se debe a que la lástima o
el sentimentalismo no alcanzan para apoyar a otro a lograr la victoria en la
vida; no sirven para aliviar realmente el sufrimiento e impartir alegría…”.
Muchos relacionan la compasión con el
sentimiento de lástima. El sentimiento de lástima es condescendiente y
complaciente. Sin embargo, la compasión nace del sentido de igualdad y de
interconexión. La misericordia budista se basa en el respeto a la dignidad de
la vida inherente a todos los seres vivientes y en el deseo de que dicha
dignidad triunfe sobre otros aspectos. Por lo tanto, el amor compasivo genuino
consiste en el fortalecimiento del prójimo como ser humano y en ayudarlo a
desarrollar fuerza y coraje para superar los problemas.
La sociedad está plagada de fuerzas
–tales como la violencia, la degradación ambiental o la desigualdad— que
impiden al ser humano lograr su anhelo más esencial: ser feliz. El budismo
orienta su atención a la tendencia de la vida humana que genera infelicidad.
Desde el punto de vista del budismo, la condición más nociva que se impone en
el ser humano es el deseo de dominar o someter a otros, circunstancia bajo la
cual se manifiesta un egoísmo rebelde y destructivo. El budismo personifica
simbólicamente tal impulso como el Rey Demonio del Sexto Cielo o Demonio
Celestial. Debido a que la naturaleza humana es la causa de graves problemas,
también es la fuente de sus soluciones. En los textos budistas en sánscrito, se
describen extensamente los conceptos de misericordia y compasión mediante las
voces maitri y anukampa. La compasión es la antítesis de los aspectos
destructivos del ser humano y nace a partir de un sentimiento de solidaridad
que anhela la felicidad y el desarrollo mutuo.
Cuando una persona desea alentar a
alguien, su esfuerzo por comprender sus circunstancias y brindar aliento
efectivo le permite desarrollar sabiduría y valentía. Nichiren señaló que la
práctica de la entonación del Nam-myoho-renge-kyo permite a las personas
desarrollar su potencial y la fortaleza para vivir con confianza y felicidad.
Por eso, los practicantes del budismo de Nichiren comparten naturalmente esta
filosofía con otras personas. Aunque es fácil desistir ante las circunstancias
negativas o perder fe los demás, el budismo enseña a confiar en el bien y el
potencial innatos de todos los individuos, y a alentar a las personas a que
desarrollen tales características inherentes, ya que la transformación de la
sociedad sólo es posible mediante la transformación del corazón de las
personas.
[Nota: Adaptación de un artículo
presentado en la revista SGI Quarterly, julio 2010.]