martes, 10 de diciembre de 2013

LA NATURALEZA DEL SER HUMANO

ES MUY DIFICIL ENTENDER LA NATURALEZA DEL HOMBRE, ES COMO LA MALEZA QUE NO DESCUBRE NI SIQUIERA LA ENTRADA”
MAJJHIMA NIKAYA (MN 6-51), KANDARAKA SUTTANTA
Que este sea un tiempo propicio para acumular méritos y bendiciones para todos ustedes, el tema que he escogido para nuestra reflexión de hoy es acerca de la naturaleza del hombre, esto, derivado de la plática con una persona muy apreciada que tenía dudas acerca de su naturaleza y que se encontraba confundida con las explicaciones de su terapeuta.
Las enseñanzas budistas exponen que la naturaleza del ser humano es en realidad el aspecto mental o espiritual del hombre, es decir, lo que genera nuestra conducta, las maneras que vamos a demostrar ante los demás seres humanos y que van a crear una percepción en ellos y que permite al observador emitir juicios acerca de la manera de ser o comportarse del observado.
Siendo el aspecto mental o espiritual, lo que reflejamos son, en realidad, nuestros pensamientos o emociones, incluso las reprimidas, los reflejamos a través de nuestros gestos, palabras, actos y conductas que a fuerza de ser repetitivas se convierten en un hábito y que hace predecibles nuestras actitudes y respuestas a los estímulos del ambiente.
Existen varias clasificaciones grupales de las características de la naturaleza del ser humano, analizaremos algunas de ellas para poder reflexionar y ser capaces de modificar nuestra naturaleza de ser necesario para bien de todos los seres sintientes.
La primera clasificación menciona cuatro grupos de hombres o mujeres con las siguientes características:
Los que se martirizan a sí mismos: ¿Has escuchado de alguien que se auto flagele?, este es el tipo de personas que se congregan en este primer grupo, son aquellos que siempre buscan como castigarse o auto culparse de las cosas que le suceden o que provocan, se aíslan y se privan de muchísimas cosas aun teniendo los medios para alcanzarlas, principalmente se privan de la felicidad por no considerarse dignos de alcanzarla, siempre están molestos o disgustados con la vida y no son capaces de analizar las causas de sus conductas.
Como siguiente grupo se encuentran aquellos que hacen sufrir al prójimo, matan a los seres vivientes, roban y cometen crueldades, estas personas existen en toda sociedad, se solazan en hacer sufrir a las personas que los rodean no importando que sean sus padres, parejas, hijos o familiares, incluso no sienten remordimiento por hacer sufrir a cualquier ser humano o animal que se encuentre en su camino, pueden ser capaces de asesinar, robar incluyendo el asalto dentro de esto.
Este término, robar, es muy amplio podemos hablar de alguna persona mencionando que: le robo la vida a su pareja, le robo la felicidad a sus hijos, le roba tiempo a su trabajo, en fin es uno de los actos incorrectos del cuerpo más fáciles de cometer y más difíciles de identificar ya que por lo general se realizan en acciones cotidianas que no consideramos importantes.
 En relación con el último aspecto, el cometer crueldades, estos seres no se tientan el corazón en el maltrato a cualquier ser sintiente, sea cual sea su condición, las crueldades cometidas por ellos van desde lo psicológico hasta lo físico, pasando sobre todos los derechos de los seres sin importar el sufrimiento que causan y mucho menos sentir compasión por los demás.
Los que sufren y hacen sufrir a los demás, en esta clasificación encontramos a los que además de victimizarse constantemente, buscan culpables externos de sus penas y sufrimientos y por consiguiente buscan hacer sentir mal a los demás, son los que piensan “si yo estoy mal, todos están mal”, se solazan con el sufrimiento ajeno, en términos de un conocido refrán español, son los que “ni comen ni dejan comer a sus amos”.
Al sentirse mal, con ellos mismos, debido a sus frustraciones, inseguridades, temores, deseos o ignorancia, reflejan este sufrimiento en el trato hacia los demás no permitiendo ni aceptando la felicidad o al menos la tranquilidad ajenas considerando que los demás seres no tienen el derecho a la felicidad que ellos no pueden alcanzar.
Por último, tenemos a los que no sufren ni hacen sufrir, ya que han dominado el mundo del deseo, han superado la ignorancia y mantienen una claridad de mente y pureza de alma que les impide dañar a los demás gracias a la inmensa compasión que sienten hacia ellos.
Las clasificaciones pueden ser interminables dependiendo de la corriente budista de que se trate, se mencionan también a aquellos que se enfadan con facilidad y su ira perdura por mucho tiempo, aquellos que son orgullosos, poco conscientes de lo que hacen y que carecen de tranquilidad, igual existen aquellos seres que se molestan con facilidad pero que su ira desaparece rápidamente, los que son difíciles de descifrar, permanecen silenciosos y están muy atentos de las cosas y los que aunque escuchen palabras desagradables o sean víctimas de acciones incorrectas no se perturban y saber controlar sus deseos y los que definitivamente han eliminado sus deseos.
Cualquiera que sea la naturaleza del ser humano en particular, lo importante es descubrirla, aceptarla y hacer lo posible por cambiarla, ya que si se trata de alguna de las primeras clasificaciones es seguro que nuestra permanencia en este mundo saha estará colmada de sufrimiento y viviremos en un mundo de infierno, de ira, de animalidad o de hambre como anticipo de lo que nos espera al trascender.
Para cambiar nuestra naturaleza, tendremos que trabajar en la reflexión interna, contemplación de los beneficios de cambiar nuestra naturaleza y finalmente meditar profundamente en la importancia de los demás seres sintientes, ya que si nosotros sufrimos, inconscientemente o indirectamente haremos sufrir a los seres que nos rodean que están a nuestro lado y que sufren con nuestro comportamiento o actitudes y se sienten impotentes ante nuestra terquedad de seguir en la naturaleza que hemos proyectado hasta ahora, esto excluye el caso en el que deliberadamente provocamos sufrimiento en los demás.

No olviden reflexionar sobre lo escrito y hacer lo posible por cambiar lo que sea necesario cambiar y mejorar lo que es factible de mejorar, compartan este enlace y que reciban bendiciones de todos los budas.
Gerardo Zetina Arceo 

viernes, 29 de noviembre de 2013

LAS PASIONES MUNDANAS

PASIONES MUNDANAS:


“HAY DOS CLASES DE PASIONES MUNDANAS QUE ENVUELVEN Y CUBREN LA NATURALEZA DE BUDA:
UNA DE ELLAS ES LA PASIÓN DE LA RAZÓN QUE IMPIDE EL CORRECTO JUICIO. LA SEGUNDA ES LA PASIÓN EMOCIONAL, MUTABLE ANTE CUALQUIER EXPERIENCIA”
SRIMALADEVISIMHANADA-SUTRA

Buen día tengan todos, el día de hoy escogí está frase del Srimaladevisimhanada-Sutra, generalmente conocido como Srimala Sutra, en el cúal el Budha enseña la realidad de una última conciencia impecable dentro de cada  ser viviente que es el Ser Búdico.
Reflexionemos la enseñanza presentada en este párrafo, primero, son muy claros los conceptos expresados por el Buda, si, en nuestra existencia siempre estamos regidos por las pasiones mundanas, si nos ponen a escoger entre visitar un antro contra un santuario, la mayoría iría primero al antro.
La pasión mundana se caracteriza por un goce placentero de los sentidos sin un sentido espiritual, puramente físico, como el beber en exceso, fornicar sin descanso, fumar repetidamente cigarro tras cigarro, en fin, tantas y tantas cosas por las que hemos pasado o pasaremos a lo largo de nuestras existencias hasta que tengamos conciencia de lo que nos perjudica seguir este tipo de pasión.
La primera pasión que se nos menciona es la de la razón, ¿quién siendo joven hace uso de la razón para guiar sus pasos en este mundo saha?
Son muy pocos los seres que desde temprana edad utilizan el raciocinio para conducirse dentro de la sociedad, la juventud va acompañada de ímpetu e impulsividad, la falta de análisis de las cosas llevan al ser humano a actuar sin cordura, muchas de las veces siguiendo el impulso generado por los demás, sin pensar en el efecto que estas acciones causarán en nuestro futuro, en el cuerpo temporal que ahora disfrutamos y que a la larga nos cobrará la factura por el trato recibido.
Las consecuencias de nuestros actos poco importan, tan solo es importante el disfrute del momento, el seguir la corriente impetuosa generada por seres que no hacen uso de su razón para elegir el camino correcto y disfrutar de una vida plena en el presente y en el futuro.
Esto no significa que nos convirtamos en aguafiestas, que nos alejemos de la alegría de la vida, que nos apartemos de la sociedad como modernos ascetas refugiándonos en nuestras cuevas modernas rodeados de los avances tecnológicos en busca de la iluminación cibernética.
No, en lo absoluto, el ser humano puede disfrutar de los placeres que cada sociedad en lo particular ofrece, solo que haciendo uso de su razón, analizando los pros y los contras de su proceder, buscando en su interior lo conveniente para su desarrollo emocional, espiritual y humano.
Si actuamos con razón, nuestra vida será más plena, disfrutaremos el momento en su totalidad sin necesidad de aislarnos ni de convertirnos en negativos compulsivos, o detractores acérrimos de los disfrutadores de los placeres mundanos, puesto que aún dentro de ellos encontraremos el camino a la iluminación o cuando menos a la liberación.
El otro punto importante señalado en el párrafo que da pie a esta reflexión es la pasión emocional, esta eterna acompañante de nuestras desdichas y nuestros arrepentimientos, la culpable de nuestros altercados personales y nuestros aislamientos sociales.
El tener fuera de control nuestras emociones nos lleva a situaciones de desesperanza, de angustia, miedo y en términos actuales nos ocasiona severo estrés que, incluso, pone en riesgo nuestras vidas.
Es sabido en nuestro medio que las enfermedades psicosomáticas son ocasionadas por el estrés generado por las personas, dentro de estas enfermedades figuran la depresión, la hipertensión arterial, esta tensión es factor de desarrollo de diabetes, en fin múltiples padecimientos son debidos al estrés, y este se ocasiona por nuestras emociones desbordadas.
La pasión emocional se puede describir como una emoción o sentimiento llevado al extremo,  esto genera por supuesto que defendamos a morir nuestros puntos de vista sin importar si con ello dañamos a los demás seres sintientes, genera entre otras cosas egoísmo extremo.
En algunas tradiciones budistas se menciona que la pasión emocional y su subsecuente efecto se originan en la estimación propia que a su vez tiene su origen en el aferramiento propio, el primero es la generación de autoestima que nos hace sentirnos importantes, más que los otros seres sintientes, y el segundo nos hace querer a nuestro yo (ego) como algo con origen propio, es decir con existencia inherente.
El estar imbuidos de pasión emocional nos evita sentir y mucho menos expresar nuestro amor sincero por los demás seres sintientes y mucho menos desear alcanzar la bodichita ni de generar mentes amorosas y compasivas. Además, nos impide aceptar la correcta enseñanza de Budha.
Para poder generar la mente de compasión necesaria y evitar las pasiones de la razón y emocional, o al menos disminuirlas, y seguir el camino correcto de acuerdo a las enseñanzas plasmadas en el Dharma por el Budha, debemos centrarnos en nuestras meditaciones diarias con el objeto de disminuir nuestro aferramiento propio y nuestra estimación propia y ver en nuestro interior los sentimientos generados después de que las pasiones antes mencionadas aparecen, y decidir si nos sentimos satisfechos, felices o con sufrimiento. Si el caso es el último, y deseamos encontrar la felicidad, es sugerible seguir las enseñanzas de Budha.
Asimismo, nuestras meditaciones o contemplaciones deberán enfocarse en los efectos obtenidos por nuestras acciones tanto por la falta de uso de razonamientos en nuestra vida diaria como lo logrado con el desboque de nuestras emociones haciendo énfasis en los antídotos para estos que son la paciencia y la tolerancia.
Que los Budhas y sus emanaciones los colmen de bendiciones, hasta la próxima.
Gerardo.


viernes, 15 de noviembre de 2013

LA PRACTICA DE IGUALARSE UNO MISMO CON LOS DEMÁS

“EN PRIMER LUGAR, DEBO PRACTICAR LA MEDITACIÓN DE IGUALARME CON LOS DEMÁS. PUESTO QUE TODOS SOMOS IGUALES EN QUE DESEAMOS SER FELICES Y EVITAR EL SUFRIMIENTO, DEBO ESTIMAR A TODOS LOS SERES COMO A MI MISMO”
GUIA DE LAS OBRAS DEL BODHISATVA
Que todos los budas y sus emanaciones los colmen de bendiciones; en la entrega de hoy, quiero compartir este hermoso fragmento que me encontré de un gran erudito indio budista y maestro de meditación de fines del siglo VI.
Al meditar en el significado de este verso, me encuentro con enseñanzas comunes a todas las religiones, algo así como “quiere a tu prójimo como a ti mismo”, o bien me hizo recordar la famosa regla de oro “no hagas a otros lo que no quieras que te hagan”, frase que en mi vida profesional de motivador y capacitador mencione en múltiples ocasiones aunque tal vez sin comprender del todo el significado real o  sin pensar en el enfoque budista que le proporciona una profundidad increíble a estas frases.
En primer lugar, Shantideva nos recuerda que debemos apreciar esta valiosa existencia humana, ya que sin ella no nos sería posible aspirar a la liberación o alcanzar la iluminación. El estimarme no significa de ninguna manera mantener el aferramiento propio que es el que nos lleva a creer que poseemos existencia inherente lo que nos crea la idea de ser  más importantes que los demás y que provoca que la estimación propia crezca de tal forma que incrementemos por tal motivo nuestras perturbaciones mentales tales como el odio, la ira, los celos, la envidia, etc.
El estimarme a mí mismo es cuidarme con el afán último del budismo, alcanzar la iluminación para poder beneficiar a todos los seres sintientes, recordar que poseo el potencial de la budeidad al igual que todos los seres y que al igual que ellos soy capaz de alcanzar la iluminación en esta existencia siempre y cuando siga los preceptos y la enseñanza que el Dharma nos proporciona.
Sin embargo, la segunda parte es la difícil, el llegar a considerar verdaderamente a los demás igual a uno mismo es algo que a la mayoría le cuesta trabajo, incluso entre practicantes laicos es notoria la dificultad que esta práctica conlleva.
En una ocasión, durante una plática con practicantes laicos comentábamos precisamente la igualdad que debe existir entre los seres humanos y algunos manifestaban que aunque eran iguales en creencia no lo eran en títulos profesionales o conocimientos mundanos, evidentemente entre ellos existía una estimación propia sumamente predominante, esta estimación es lo que hace que el hombre o mujer sean arrogantes, prepotentes y ejerzan discriminación entre sus congéneres sea cual sea la práctica religiosa que digan practicar.
El estimar a los demás como a uno mismo o igualarse, es el inicio de la compasión, el asomo a la intención de alcanzar la bodichita convencional, cuando menos, su práctica implica velar y hacer lo imposible por que los demás, al menos lo que nos rodean, sean felices, evitar la ofensa de palabra y física, evitar hablar mal de los otros, ser complaciente dentro de lo lógico y ético, por supuesto, si la complacencia es que nos  pidan matar a otro ser vivo, por convicción religiosa, ética y generación de karma con efectos negativos es necesario negarnos, aunque esto sea causa de infelicidad y sufrimiento en la persona que hace la petición ya que complacerla significará mayor sufrimiento para ambos en el futuro. Hay que usar el sentido común.
En nuestro mundo occidental, específicamente en el continente americano,  es complicado igualar a los otros con uno mismo, el estereotipo está establecido desde los tiempos de la conquista de América, incluso dentro de los mismos integrantes de las diferentes etnias que componen la América nativa, existe la discriminación. Los que tienen apellidos con origen europeo discriminan a los que conservan los apelativos nativos o atesoran la tradición cultural de sus ancestros.
De igual forma, sin tener la realización de igualarnos con los demás, siempre consideraremos al YO, como el más importante sobre todos los otros, nunca consideraremos que los demás son más importantes que yo mismo. Cuando le damos la importancia que merecen los demás, empezaremos a llevar una vida más plena, los conflictos familiares, profesionales o de relaciones públicas o bien se acaban o disminuyen notoriamente.
Shantideva nos proporciona el método para iniciar nuestro camino hacia la Compasión Universal, este método se menciona en el mismo verso. Este consiste en  incluir en nuestra meditación diaria la contemplación acerca de este verso, el aplicar la meditación analítica para llegar a la convicción de que los demás son iguales a nosotros, cualquiera que sea su creencia religiosa, siempre el ser humano va a querer evitar el sufrimiento y alcanzar la felicidad  aunque los medios que utilice no sean los correctos.
Una vez que tengamos la visualización de la igualdad, debemos meditar de manera convergente sobre esta igualdad, primero con nuestros seres cercanos, amigos, parientes, luego con los que consideramos nuestros enemigos y luego con todos los seres sintientes del universo.

 Practiquen esta meditación y notarán un gran cambio en sus vidas. 

martes, 29 de octubre de 2013

Los difuntos y el Budismo

EL CUERPO NACE DE LOS PADRES Y SE MANTIENE CON LOS ALIMENTOS, POR ELLO ES INEVITABLE QUE SE ENFERME, SE DETERIORE Y PEREZCA”
BUDHA
Benditos amigos, en la entrega de hoy se hará una reflexión sobre la muerte, aprovechando las fechas que se aproximan en las que se celebra a los difuntos, fechas en las que según muchas creencias, los espíritus de los fallecidos nos visitan.
Esta costumbre es propia de diferentes culturas, principalmente en Mesoamérica donde los Aztecas, Mayas y otros habitantes del Altiplano Mexicano  y la  Península Yucateca así como países de Centro y Sudamérica rendían culto a la muerte, aun en  la actualidad, ceremonias como las del Lago de Pátzcuaro en el estado de Michoacán, el Hanal Pixan (comida de muertos) en Yucatán, son tradiciones que persisten, en la Ciudad de México y estados circunvecinos se acostumbra comer en los cementerios sobre las tumbas o lápidas de los fallecidos para acompañarlos en estos días de visita, incluso, algunas personas llevan mariachi para alegrar el momento.
En Europa igualmente se conmemora la venida de los difuntos, recordemos que ahí inicio la tradición de celebrar a los difuntos en el mes de noviembre, esto lo podemos encontrar entre los Celtas y otros grupos étnicos de ese continente así como en Asia y Oceanía, donde los ancestros son respetados y venerados de distintas formas.
Con todo el respeto que se merecen todas las culturas y creencias quiero expresar mis percepciones acerca del mundo del más allá desde un contexto budista.
Recordemos que en entregas anteriores expresamos que la comprensión de la muerte es determinante en la comprensión de las enseñanzas del maestro raíz, o Buda Sakyamuni, para quién la muerte era una parte de la existencia, era dejar la envoltura corporal que ya no nos servía para ingresar a otros mundos según el efecto de nuestros actos (karma).
Así, en el momento de su muerte, el Budha, menciona “Discípulos míos, llega la hora de mi fin, pero no olvidéis que esta muerte es la muerte de la carne”, con esta declaración, Siddharta quería evitar que sus amados seguidores sufrieran por su ausencia corporal, quería iluminarlos acerca de la impermanencia de los fenómenos, de la Ley que nos enseña que todo lo que inicia termina, y el ser humano nace, se desarrolla y muere, esto es algo que nos enseñan en nuestras clases tempranas de biología, sin embargo lo olvidamos con el tiempo.
Ciertamente, como seres humanos que generamos sentimientos de amor, de deseo, de culpa y tantos otros, sentimos apego por nuestros seres queridos o por aquellos que consideramos personas importantes para el bienestar del mundo, es por ello que cuando estas personas fallecen sentimos que el mundo se nos viene encima, sentimos la pena de no verlos más, de no haber tenido la oportunidad en vida de decirles tantas cosas, o bien, de hacer otras tantas en su compañía.
La ignorancia del apego y del aferramiento propio nos hace sentir temor y miedo de solo pensar que tenemos que morir, en este caso, lamentamos el dejar de ver  nuestras queridas pertenencias, el ya no poder conducir el auto último modelo que adquirimos, sufrimos al pensar que nuestra pareja sentimental pueda tener otra persona que supla nuestra ausencia, ese es el peor de los sufrimientos. En ese momento de reflexión nos volvemos tan egoístas que no concebimos que las personas que se quedan en este mundo de sufrimiento tengan el derecho de continuar con sus vidas con las personas o fenómenos que sea necesario afrontar o confrontar.
Sin embargo, hay seres humanos que debido al sufrimiento físico o mental que llevan en su existencia, desean fervientemente la llegada de este momento sublime, la muerte. Perciben en el fenómeno de morir una liberación a sus penas y dolores y sin tomar en cuenta el que puedan generar sufrimiento en los seres que se quedan, incluso son capaces de concebir y organizar su propia  muerte.
En nuestro mundo igual tenemos aquellos que agradecen la muerte de sus seres queridos por visualizar este momento como la liberación del sufrimiento, principalmente debido a alguna enfermedad crónica o de las llamadas terminales, además, este momento lo analizan como una liberación del propio sufrimiento mental de ellos mismos por la tensión o presión que conlleva el cuidar de personas en este estado.
Pero así como existen personas que ven a la muerte como liberación de sufrimiento, hay otras que la ven como la oportunidad de tener las cosas, dinero o posesiones que dejará la persona en vías de morir, e incluso planean y ejecutan, en casos extremos, la muerte de sus seres “queridos”, sin analizar que crean un karma con efectos terribles para ellos en esta o futuras existencias.

Por otro lado, todos los seres humanos hemos sufrido la pérdida de algún ser cercano a nosotros que nos afecta al grado que muchos caen en depresión profunda al no ver más a sus seres queridos, tan es así, que  existen casos en los que la persona nunca se recupera, nunca acepta que somos seres temporales, al menos en nuestro aspecto corporal, y que con cada muerte que experimentamos, nuestro despertar o iluminación se encuentra más cercana.
Para el budismo el acto de morir puede significar el renacer en un mundo mejor, tal vez de los dioses o semidioses aunque también puede significar el quedarnos atrapados en el mundo de los espíritus ávidos, aquellos que no encuentran la luz de la Tierra Pura de Budha, en cualquiera de  sus emanaciones.
Dejamos en el olvido que estamos en este mundo saha como una oportunidad para liberarnos o alcanzar la iluminación que nos saque de la rueda del samsara, de los eternos renacimientos, olvidamos que alguna vez cuando hicimos el voto hacia nosotros mismos de practicar el Dharma nuestra meta final era la Bodichita Última, en beneficio de todos los seres sintientes.
En muchas ocasiones abandonamos nuestra práctica y al momento de partir, nos arrepentimos de nuestra acción porque vislumbramos nuestros futuros sufrimientos. Recordemos que esta es una oportunidad única de liberarnos del sufrimiento y alcanzar la liberación.
En el caso de generar karma destructivo, corremos el riesgo de renacer en alguno de los reinos inferiores: Los infiernos, el de los espíritus ávidos y de los animales, para el tema que tratamos, solo nos referiremos a los dos primeros reinos. En estos reinos los seres sintientes pueden renacer  como:
Seres infernales: (aquellos que se encuentran en alguno de los cuatro distintos tipos de infiernos según la creencia budista en cualquiera de sus doctrinas o sectas), estos seres se encuentran en diferentes tipos de infierno sufriendo penas de acuerdo con el karma generado en sus distintas vidas anteriores.
Espíritus ávidos: Estos seres pueden habitar en cualquier lugar, algunos son poderosos, pueden ver el futuro, otros tienen clarividencias contaminadas y poderes sobrenaturales con los que pueden ayudar o perjudicar a los seres humanos, por lo general padecen de seis clases de sufrimiento:
·         Calor intenso
·         Frio intenso
·         Hambre intensa
·         Sed intensa
·         Gran cansancio
·         Gran miedo.
Con respecto al hambre y sed intensas, estos seres pueden ver los alimentos y bebidas pero no pueden consumirlos, no hasta que algún ser piadoso se los dedique especialmente a ellos. Luego de reflexionar en estos dos reinos infernales, debemos incrementar nuestra motivación para alcanzar la intención última en beneficio de todos los seres sintientes incluyendo los habitantes de los reinos inferiores y los de los dioses y semidioses para quienes alcanzar la iluminación es difícil.
¿ no les suena familiar la costumbre de ofrendar a los difuntos alimentos, bebidas y otras substancias en las diferentes culturas que rinden culto a la muerte?
Reflexionemos en estos puntos y que los méritos acumulados se transformen en bendiciones y realizaciones para todos los seres sintientes.
Dedico los méritos generados por estas entregas para la liberación de todos los seres sintientes.

Gerardo Zetina Arceo

lunes, 21 de octubre de 2013

“LA COMPASIÓN ES LA MADRE DE TODOS LOS BUDAS, EL TESORO MAS PRECIADO DE LOS BODHISATVAS Y EL AMIGO INADVERTIDO DE LOS SERES MIGRATORIOS. ¡QUE LA COMPASIÓN ME PROTEJA!”
EL PRECIOSO ROSARIO DE CRISTAL
LAMA TAYANG
Benditos y sagrados días tengan todos, hoy me quiero centrar en platicar acerca  de un concepto que en la tradición budista, cualquiera que esta sea, es de vital importancia, sobre todo en el desarrollo del ser; es la base de la aspiración pura de todo practicante, sea monje, monja, laico o laica.
Incluso, en cualquier otra religión es una de las virtudes que se debe de practicar para poder aspirar a la santidad, o cuando menos, a no caer en el infierno o sufrir males peores.
Este concepto es el de la compasión, un concepto demasiado amplio aunque nominalmente sea de solo nueve caracteres, tan amplio que tocar el tema completo abarcaría una obra de varios centenares de hojas. En este breve espacio proporcionaremos tan solo una efímera idea que nos permita tan solo vislumbrar el portal de nuestra liberación y tal vez de la tan ansiada Iluminación.
Lo que hace tan importante a la compasión es el deseo común de todos los seres humanos, de librarnos del sufrimiento y poder ser felices, ansia a la que ya hemos aludido en anteriores entregas, esto significa el terminar con nuestros problemas, sin embargo, los seres humanos de la actualidad perciben con angustia y frustración que sus problemas en vez de disminuir se incrementan elevando con esto los niveles de sufrimiento e infelicidad de las personas por lo que éstas continúan una búsqueda estéril de resultados en el exterior aspirando a que con fenómenos materiales se pueda apaciguar este sufrir.
Los que somos practicantes budistas estamos convencidos de que la única y verdadera forma de librarse del sufrimiento y alcanzar la felicidad es a través del camino del Dharma, de su práctica de poder asentar nuestra mente y dominar nuestras desbocadas emociones, buscar la felicidad dentro de nosotros mismos, no fuera de nuestro ser.
Sin embargo, para poder lograr esta búsqueda debemos iniciar con sentir compasión por los demás seres sintientes. Al decir compasión no quiero significar pena o lástima, tampoco lo es el pobretear a las personas diciendo “pobrecito de Juan, mira que mal le va”, eso no es sentir compasión por los demás.
El sentir compasión tiene mucho de común con el término moderno utilizado por las ciencias de la conducta o del desarrollo humano conocido como empatía. Este término se define como ponerse en los zapatos de la otra persona, pero, ¿basta con esta conceptualización para decir que soy empático?, no,  no es suficiente.
En muchas ocasiones, y a manera de ilustración, recordemos que hay ocasiones en que  mencionamos, cuando nos encontramos con alguien que está sufriendo: “Oh, no sabes cuánto lo siento, se por lo que estás pasando”; sin embargo en ciertas situaciones no lo decimos de corazón, sino simplemente por mero compromiso social y es un hecho que no puedo compartir algo por lo que no he pasado o no siento como mío, eso no es ser empático ni sentir compasión por los demás.
El ser empático es que si tu lloras por algo me convierto en parte de ese sentimiento y lloro contigo, La compasión es algo parecido, aunque  superior, a veces, imposible de describir ya que no basta con una comprensión intelectual, es un sentimiento sublime que impulsa al ser a aspiraciones elevadas respecto a su práctica religiosa y con relación a los otros.
La compasión es  hacernos uno con el sufrimiento de los demás y desear con todo nuestro ser que esos seres se libren de sufrir y alcancen la felicidad, es desear poder ayudar a los otros a alcanzar estados plenos de gozo, aunque con desear no remediamos nada, también es importante el hacer, debemos hacer algo para que estos seres se libren del sufrimiento, esto es practicar la generosidad, virtud que va de la mano con la compasión y que será tema de otra entrega.
Sin embargo, dentro del contexto budista debemos preguntarnos si nosotros, simples hombres con conocimientos incipientes, ¿podemos lograr que los seres humanos dejen el sufrimiento y alcancen la felicidad, cuando de momento somos incapaces de soportar nuestro sufrimiento?; debemos reconocer con humildad que solo los Budas y Bodhisatvas son capaces de lograrlo puesto que ellos han alcanzado la realización de la Gran compasión, entonces generemos, con base en nuestra compasión, el sincero deseo de alcanzar la liberación y luego la iluminación con el único objeto de ayudar a los demás  seres sintientes.
Por este motivo, el Lama Tayang expresa que la compasión es la madre de los Budas y Bodhisatvas ya que sin esta motivación no estarían determinados a alcanzar la Budeidad o abrazar los votos del Bodhisatva para poder auxiliar a los seres sintientes en su búsqueda por alejarse del sufrimiento y alcanzar la liberación.
Este sentimiento nos motiva, como budistas a perseguir y alcanzar las Bodichitas, convencional  y última, que son el primer paso hacia la iluminación ya que la primera es el deseo superior de alcanzar la iluminación para poder librar a todos los seres del sufrimiento y la segunda es el deseo de que todos los seres dejen de sufrir.
Otra motivación importante es la práctica de la seis paramitas sin temor para poder  seguir los votos del Bodhisatva  como lo marcan las enseñanzas de Budha Sakyamuni y sus emanaciones. Si   para lograr lo anterior contamos con la guía de un maestro espiritual cualificado, el camino se nos hará más fácil y no quedaremos a merced de una mera interpretación intelectual que en lugar de ayudarnos con nuestra determinación sea un estorbo u obstáculo para alcanzar el fin último del Budismo.
Sin embargo, el camino para iniciarse en la práctica de la compasión es difícil ya que por lo general cuando pensamos en nuestra situación somos los más importantes y los demás pierden el valor que realmente tienen, esto se debe a nuestro aferramiento propio, a la estimación propia,  al apego y a la ignorancia que tenemos en nuestro interior.
Cuando comprendemos y aceptamos que mis sufrimientos son pocos y los seres sintientes son innumerables como arenas del Ganges, podemos visualizar nuestro sufrimiento como un insignificante grano de arena comparado con todos los granos que forman la playa.
Al meditar en esta situación, comenzamos a generar la compasión por los demás, si iniciamos por nuestros seres más cercanos, familiares,  amigos, enemigos o neutros, entonces nos preocupamos por hacer lo posible por que estos seres dejen el sufrimiento atrás, sentimos compasión por ellos y nos damos cuenta que no solo nosotros estamos inmersos en este mundo de pesares, y entonces nos preocuparemos por hacer felices a estos seres aunque sea con pequeñas acciones que salgan verdaderamente de nuestro interior y que fructifiquen en acciones virtuosas en beneficio de ellos, incluso nuestros méritos emanados de estos actos virtuosos debemos ofrendarlos para que estas personas alcancen la felicidad, de esta manera podemos ampliar poco a poco nuestra compasión hasta abarcar a la totalidad de todos los seres sintientes.
Amigos, meditemos en la compasión, descubramos que tan compasivos somos con la gente y hagamos un hábito el generar el voto de la compasión en nuestro diario vivir para poder alcanzar el mérito necesario para purificar nuestras acciones y veremos cómo nuestra vida cambia, nuestras relaciones mejoran y nos llenamos de paz y felicidad.

Que el Budha y sus emanaciones los colmen de bendiciones.

martes, 30 de julio de 2013

TRIKAYA O LOS TRES CUERPOS DEL BUDA

LOS TRES ASPECTOS DEL BUDA
“EL BUDA TIENE TRES ASPECTOS:  LA ESCENCIA O DHARMA KAYA; LA POTENCIALIDAD O SAMBOGHA KAYA Y LA MANIFESTACIÓN O NIRMANA KAYA”
SUVARNAPRABHASOTTAMARAJA SUTRA
(EL SUTRA DE LA LUZ DORADA)
Buenos y sagrados días tengan todos, la entrega de hoy tratará sobre los rasgos o características de El  Buda. Esto es, la peculiaridad que hace única a una persona, aquello que lo distingue de los demás, que lo hace diferente entre la multitud y que lo hace único ya que solo los Budas pueden manifestar estas peculiaridades. Este concepto igual se conoce como los Tres Cuerpos de Buda.
De acuerdo con la tradición Mahayana, de donde proviene este Sutra, una persona al alcanzar el estado de iluminación, adquiere en forma inherente la comprensión de la existencia de los tres cuerpos de un buda, estos cuerpos se manifiestan en diferentes niveles, lo que no significa que sean separados sino que están íntimamente relacionados unos con los otros. Este concepto está profundamente relacionado con el término budista conocido como “es pero no es” y tiene mucha relación con la vacuidad, aspectos necesarios de aprehender en nuestro recorrido hacia la iluminación, ya sea en esta u otras existencias.
La particularidad de esta enseñanza reside en un concepto sánscrito que se conoce como TRIKAYA, o los Tres Cuerpos, en la que se demuestra que un buda o cualquier ser humano, al alcanzar la iluminación en forma inherente verán al Buda, ya que el Buda es la Iluminación misma.
El Buda, tiene en si tres aspectos, dos de ellos se muestran en un plano de existencia sutil, imperecedera, sin referencias temporales y que se encuentran en todos los seres humanos como instrumentos de desarrollo,  mientras que el último se percibe en el mundo material, el mundo de la forma.
En síntesis, los Tres Aspectos del Buda son: Dharmakaya o cuerpo de la esencia; Sambhogakaya o cuerpo de la Potencialidad y Nirmanakaya o cuerpo de la Manifestación
DHARMAKAYA O LA ESENCIA: Se considera que es la Sustancia de la sabiduría misma, y, como sustancia no tiene color ni forma ni va o viene de alguna parte por lo que se encuentra en todas partes, es en sí un aspecto no originado e inextinguible, es decir sin principio ni fin, que se encuentra en todas partes, en todo momento y en todo lugar y se accede a él mediante la investigación de  nuestro propio ser.
Este estado es inmutable ya que es absoluto y no tiene límites creados por el tiempo o el espacio, es un algo que no se puede definir ya que no existe forma de definir algo que no tiene principio ni fin, y la única conceptualización posible se asocia con la pureza primordial.
La esencia de Buda lo llena todo y existe eternamente por encima del concepto humano o de las dudas acerca de Buda ya que es sustrato de todo fenómeno manifiesto y de todo ser sintiente siendo al mismo tiempo todo cuanto existe y nada a la vez.
Como se menciona al principio, este cuerpo es parte de todo ser humano y está al alcance de su comprensión siempre y cuando busque dentro de sí las respuestas, cuando se preocupe por aumentar su contemplación o meditación acerca de los principios trascendentales del ser, la persona irá descubriendo un universo maravilloso lleno de respuesta a sus dudas, sus inquietudes y a la vez no le dirá algo que pueda escuchar o ver.
La esencia de Buda nos rodea, está ahí para los que buscan con diligencia el camino, para los que se esmeran en generar méritos y utilizan las técnicas budistas para alcanzar al menos la comprensión de lo incomprensible a través de la meditación. Esta enseñanza tiene parecido a la utilizada por otras religiones con la diferencia que el budismo tiene como basamento la intuición, la razón y conocimientos de cinco mil años o más tiempo de antigüedad.
SAMBHOGAKAYA O CUERPO DE LA POTENCIALIDAD: Es a través de este aspecto que el Buda se manifiesta para aliviar el sufrimiento humano, hace votos, se vuelve asceta y revela su Sagrado Nombre.
Por medio de este kaya, se tiene un contacto permanente e intrínseco con la realidad representando la propia vacuidad, no como una negación de la existencia sino como un espacio de conciencia trascendental abarcando todas las apariencias que puedan presentarse en los aspectos masculino y femenino trascendiéndolos y dando lugar al conocimiento último.
Es una representación de nuestra capacidad de comunicación por lo tanto, es un medio hábil o vehículo de acción convertida en una manifestación determinada expresada de maneras distintas.
La percepción de este kaya es la de una mente purificada de todo condicionamiento limitante impuesto por la ambigüedad de conceptos o por los apegos y deseos. Es una energía de la mente propia insustancial y carente de existencia propia.
En este aspecto se tiene la oportunidad de enriquecer el cuerpo material a través de la adquisición de conocimientos, desarrollo de aptitudes o habilidades y un sinnúmero de cualidades de tipo positivo que está al alcance de cualquier ser humano con la determinación suficiente para,  al menos, lograr el control de las fuerzas de la mente conocidas como emociones ya que por medio de las prácticas budistas se integra y potencializan las aptitudes cognitivas
Es este  un medio que aumenta y perfecciona la capacidad de comunicación del ser a través de la palabra, recordemos que en sus  inicios el budismo se transmitió de manera oral, sin embargo, también se pueden perfeccionar otros medios comunicativos como: la intuición, la telepatía, la clarividencia o el poder del silencio  como medios no verbales.
Al desarrollar este cuerpo, los seres humanos pueden realizar el deseo de todo budista de lograr beneficios para los demás seres sintientes ya que al desarrollarse primero contarán con los conocimientos necesarios para transmitir las enseñanzas del camino medio y salvar por este conducto a innumerables seres del sufrimiento constante y mejorar sus niveles de vida, compasión y sabiduría.
NIRMANAKAYA O CUERPO DE LA MANIFESTACIÓN: Es en este cuerpo o nivel donde un Buda se materializa para poder transmitir sus enseñanzas, donde es posible mostrar que el cuerpo es mutable y por lo tanto envejece, enferma y muere, es donde se crea un vínculo físico entre el hombre y la Divinidad o Buda.
Al ser un vehículo físico se comprende la existencia de imágenes de  Buda que actúan como vínculos devocionales ya que el hombre necesita de un medio que transmita esa devoción al ser objeto de su fe, ello no importando a que creencia  religiosa se pertenezca. Esta es una necesidad, es algo innato en el humano, la certidumbre  de dirigir su devoción a algo como una imagen, un mandala, una escultura, y que esta devoción llegue hasta el objeto de su actuar, además, sirve de estímulo en el momento de concentrarse en un mantra como parte de una meditación verbal  para generar una energía mental que alcance la comunicación con el primer cuerpo o Dharmakaya, es decir con el todo, con la esencia del ser.  
Hasta la próxima entrega, gracias.
cadhi2012@gmail.com


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domingo, 14 de julio de 2013

ENFOQUE EN EL CAMINO MEDIO



PARA EL LOGRO DE LA ILUMINACIÓN

“NO TRATES DE CAMBIAR TU DEBER POR EL DE OTRO, NI DESCUIDES TU TRABAJO POR HACER EL DE OTRO. NO IMPORTA LO NOBLE QUE ESTE PUEDA SER. ESTÁS AQUÍ PARA DESCUBRIR TU PROPIO CAMINO Y ENTREGARTE A ÉL EN CUERPO Y ALMA.”

DHAMMAPADA 12:10

Buenos y sagrados días, les envío una reverencia en reconocimiento a la divinidad que reside en ustedes.

En esta ocasión, elegí esta enseñanza que se encuentra en el Dhammapada para hacer referencia a un problema que se suscita entre muchas personas, principalmente de las que viven en los llamados países en vías de desarrollo. 

Aunque la enseñanza va encaminada hacia la continuidad del camino medio entre los practicantes budistas, el trasfondo es perfectamente aplicable a nuestra situación de vida, al mundo cotidiano en el que nos desarrollamos fuera de nuestras creencias religiosas, las cuales muchas veces pasan a segundo término ante la presión del mundo civilizado actual, en donde perdemos la coherencia de nuestras prácticas místicas.

En un mundo donde trabajamos más de ocho horas al día y teniendo en cuenta el sentido de responsabilidad que varía de un ser humano a otro, a veces nos vemos forzados a realizar el trabajo de otro compañero llenándonos de responsabilidades y presiones que no nos corresponden para cumplir con una meta u objetivo empresarial, con esto no quiero decir que nos neguemos al trabajo en equipo, ya que este facilita la labor en vez de complicarla, sino que debemos ser asertivos con nuestro desempeño laboral y aceptar las responsabilidades correspondientes a nuestra función sin permitir presiones por hacer la labor que les corresponde a otros. 

Es debido a estas presiones que se reciben, principalmente  de tipo material, que descuidamos nuestro verdadero sentido del ser o misión en nuestra vida, pero no la misión de trabajador, sino la que nos corresponde como ser humano. Al perder de vista nuestra misión, perdemos de vista nuestro futuro, es decir perdemos el rumbo, nuestra visión, nuestra realización o nuestra felicidad y nos sumimos en un mundo de sufrimiento y pesar culpando a otros de nuestra desdicha sin buscar en nuestro interior la respuesta a esta congoja.

En un sentido religioso, ¿Cuántos seres humanos navegan en el océano de las creencias religiosas practicando una u otras al mismo tiempo pero sin sentido ni congruencia en sus actos?, esta diversidad de creencia los hace desviarse del camino original que decidieron tomar en un momento determinado de sus vidas, luego estas personas se pasan su existencia preguntándose por que los practicantes de otras religiones, cualquiera que estas sean, son más felices o viven contentos o en un mundo de ilusión positiva. 

La respuesta es que estas personas han descubierto su camino y se han enfocado a él, se entregan de cuerpo y alma para lograr la felicidad prometida sea cierta o no,(¿quién lo puede afirmar o negar?), para alcanzar el paraíso espiritual que sus guías les han prometido, porque tienen fe absoluta y sin reservas en su creencia y cumplen con los votos comprometidos para su salvación espiritual. 

Sin embargo, este principio igualmente aplica a todas nuestras actividades mundanas, cuando el hombre se encuentra enfocado en su objetivo, es casi seguro que lo logra a menos que se interponga un obstáculo insalvable, como la muerte misma, no obstante, el enfocarse en algo, sea espiritual o material no es tan fácil como se dice, el hombre o mujer requiere de mucha reflexión, meditación, internarse dentro de su ser para poder definir su camino, buscar el adecuado o cambiar de vía, de esta manera, cambiará su vida y los resultados al final de ella serán satisfactorios tanto para el que se va como para los que se quedan.

Cuando el camino está perfectamente elegido, se acepta y se disfruta, las cosas necesarias para continuar en ese camino se dan de manera inherente, aparecen de la nada para facilitar el desplazamiento hacia un resultado feliz, o al menos, con un mínimo de sufrimiento dependiendo del karma y el nivel de práctica de cada persona. 

Dentro de la práctica budista, lo más importante para el practicante laico que no ha tomado votos de ninguna clase, o bien, tiene los votos del practicante laico, es mantenerse en el camino medio, por su propio despertar, esto no significa que no sienta compasión por otro ser humano, o bien que deje de preocuparse o sentir caridad por los demás, sino que debe comprender que nadie puede lograr la iluminación o alcanzar la felicidad por otra persona. Esto es hacer el trabajo por otro, recordemos que nadie puede ayudar a alcanzar el nirvana a otras personas si ni siquiera es capaz de pensar en su propia iluminación.

Benditos sean
cadhi2012@gmail.com
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lunes, 8 de julio de 2013

AUTODOMINIO EMOCIONAL

AUTODOMINIO EMOCIONAL

“No el que vence a miles de enemigos en la batalla, sino el que se vence a si mismo, es el máximo vencedor”
DHARMMAPADA

Buen día, hoy quiero compartirles mis reflexiones acerca de los pensamientos internos que nos ocasionan conflicto con nosotros mismos y que se reflejan negativamente en nuestras relaciones personales.
El pensamiento que da forma a mi reflexión está basado en la escritura Sagrada en verso atribuída a Buda conocida como Dharmmapada (sánscrito) o Dhammapada (Pali) la  cual forma parte del Canon Palí.
El ser humano libra infinidad de batallas día con día de acuerdo con el entorno en el que se desenvuelve, y acorde al rol que le toca desempeñar en este proceso llamado vida; en cada uno de estos, nuestras emociones se disparan, algunas veces a favor y muchas otras en contra nuestra afectando desde nuestro simple estado de ánimo por haberse arruinado un momento agradable hasta nuestra salud por convertirse en momentos repetitivos y trocar en un motivo de sufrimiento, recordemos que existe el dolor, que es físico y el sufrimiento que es de índole mental.
Sin embargo, el verdadero enemigo que provoca nuestro sufrimiento no es aquel que a través de sus palabras o acciones dispara una respuesta emocional condicionada por los apegos o ignorancia en ciertos asuntos que nos incomodan y generan una respuesta apasionada con alteración de nuestro estado de ánimo, sino que el verdadero enemigo está en nuestro interior, en lo recóndito de nuestra mente es aquel que hace que sintamos la pérdida de un ser amado, por muerte o por abandono, que nos genera interpretaciones erróneas de la realidad, que nos lleva a suposiciones que nos generan ansiedad o enojo aún sin que un evento no se haya realizado. Este enemigo es nuestro EGO.
El llegar a dominar y controlar a este amo que domina nuestras vidas a su placer y deseo, es un acto de verdadero valor, esfuerzo, perseverancia y coraje que de concretarse llenará de verdadera tranquilidad, placer y paz espiritual y por consiguiente de un atisbo considerable de felicidad al ser humano que logre este dominio.
Pero, ¿Cómo se logra esto?, realmente no es algo fácil ya que implica un conocimiento y aceptación de nuestro verdadero ser y del buda que hay en otros, observar la realidad en su verdadera dimensión y un grado infinito de compasión y amor por nosotros mismos y por los demás, aún si los consideramos nuestros enemigos.
Estas condiciones para lograr nuestra paz las podemos alcanzar a través de lecturas positivas, encontrando los mensajes ocultos entre líneas de los libros que elijamos leer, en el caso de los budistas practicantes o de cualquier practicante de otras religiones, se puede llegar a este dominio por medio del estudio de los Sutras o escrituras de la religión que fuere  con la misma recomendación de encontrar el mensaje oculto expresada al principio de este párrafo además de recomendar ampliamente la práctica de lo leído, en el budismo no hay resultado sin acción, así que aunque seamos eruditos en los Sutras, sin la práctica de estos no tendremos avance en nuestro desarrollo de vida, ya sea este espiritual o material ya que uno va aunado al otro, recordemos que a pesar de todo, los que leemos este escrito pertenecemos a este mundo saha o material, todavía no pertenecemos a ningún cielo de Buda por lo que tenemos que vivir desarrollando nuestro espíritu sin descuidar nuestro cuerpo, que es el templo real de nuestras creencias.
El dominio de nosotros mismos eliminando, controlando o disminuyendo aquellas emociones que puedan afectar nuestro estado de vida permitirá que disfrutemos de lo maravilloso que es estar en este planeta, de lo sublime que es ayudar a otros seres humanos a alcanzar estados superiores de conciencia que les permitan vivir mejor, sin sufrimiento; nos permitirá disfrutar de las relaciones con nuestros prójimos, parientes, hijos y nos será posible perdonar sinceramente con toda nuestra compasión y benevolencia las acciones cometidas por la ignorancia de otras personas.
El ser conscientes de nosotros elevará nuestra humildad, pues nos llevará a la tolerancia de los actos y creencias de otros seres, nos hará capaces de defender nuestros derechos sin caer en apasionamientos que degeneren en conflictos y por lo tanto en dolor y sufrimiento y nos hará coherentes con nuestra creencias y prácticas.
 Por todo esto, el conocimiento y dominio de nosotros mismos nos encaminará a la iluminación y llenará nuestra vida de amor y felicidad y al final de ella con seguridad nuestro karma se verá disminuido y nuestro renacer, en caso de darse, se hará en un mundo mejor, lleno de felicidad y, al menos con un menor grado de sufrimiento.

Muchas gracias y benditos sean.

cadhi2012@gmail.com.

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martes, 18 de junio de 2013

EL RESENTIMIENTO Y SU CARGA EMOCIONAL

EL RESENTIMIENTO Y SU CARGA EMOCIONAL
“ME HA INSULTADO, SE HA REÍDO DE  MÍ, ME HA PEGADO”. EL QUE PIENSA ASÍ NUNCA DEJA DE SENTIR ODIO. EL RESENTIMIENTO NO SE CALMA CON EL RESENTIMIENTO.SOLO SE CALMA CUANDO UNO SE OLVIDA DE ÉL.
BUDA
“LA ENSEÑANZA DE BUDA”
(BUKKIO BUKKYO DENDO KYOKAI)

Buenos y benditos días tengan, hoy quiero iniciar esta humilde aportación de las enseñanzas de Buda con una anécdota la cual  a la letra dice:
“Dos monjes paseaban por un campo cuando vieron a una mujer pidiendo ayuda a orillas de un río, Se había atascado un pie mientras intentaba cruzarlo con una canasta de ropa para lavar.
Las creencias de estos monjes les impedían tocar a las mujeres. Sin embargo, uno de ellos se acercó para ayudarla y la cruzó por el río en andas.
Luego, los dos monjes continuaron su camino en silencio. Al cabo de una hora el que no había ayudado a la mujer preguntó ¿te das cuenta que has cometido un pecado?
A lo que el monje que se compadeció de la mujer y la ayudó, le contestó: Cargar a esa mujer para sacarla del río me llevó cinco minutos, sin embargo tú hace una hora que la cargas”
En esta anécdota podemos encontrar varios elementos dignos de análisis dentro de la óptica Budista, el primero es la compasión, a lo cual me pregunto ¿el practicar algún tipo de creencia o religión le impide al ser humano sentir compasión por la situación o sufrimiento de su hermano?
Mi respuesta es NO, la compasión es la base de la vida en armonía, de la paz, del crear nuestro buen karma y disminuir el impacto del karma negativo que hayamos acumulado, pero  fuera de este punto de vista algo individualista, la compasión es en sí primordial para la convivencia humana, para las buenas relaciones y para generar sentimientos de satisfacción y bienestar para el que realiza el acto compasivo.
El Dalai Lama en su obra “El arte de la Compasión” define esta como la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y la voluntad de aliviar sus penas” lo que es tan difícil de realizar en estos tiempos actuales. Cuantas veces nuestro sentido compasión se detiene ante algún obstáculo tal como “el que dirán, es su karma, o no es mi problema a fin de cuentas”, y la compasión que pudiéramos sentir acaba en una simple idea, muchas veces sin intención.
El otro punto digno de análisis y que ocupa nuestro tema de hoy, es el resentimiento, en la anécdota el monje que no practicó la compasión siente de alguna manera resentimiento contra su compañero y en una oportunidad le reclama su actuar tachándolo como pecador por no acatar las reglas de su religión, en realidad, este monje está sufriendo de resentimiento, y lo que es peor, el sufrimiento lo tiene él, no el compasivo monje que ayudó a la mujer y  dejo pasar el momento sin pensar más en él.
Este monje resentido lleva además una carga emocional de la que es incapaz de deshacerse, un pensamiento que da y da vueltas en su cabeza y que le ocasiona sufrimiento y genera un sentimiento de aversión, primero por la acción de su compañero y luego contra su compañero mismo (suposición)
Cuantas veces ocupamos el lugar de este monje resentido, ¿Cuáles de nuestras cargas emocionales no tienen un sustento real y nos ocasionan dolor, resentimiento y odio? Estos sentimientos incluso pueden ser causantes de enfermedades que se reflejan en nuestro cuerpo físico o mental.
Recordemos las palabras del encabezado, el resentimiento solo se calma cuando uno se olvida de él, dejemos en el pasado lo pasado y vivamos nuestro presente con toda la energía posible, centremos nuestras acciones en la compasión y empaticemos con nuestro prójimo, si el llora, lloremos con él, si ría acompañémoslo en su alegría  así, la vida será más llevadera y nos sentiremos más plenos con nosotros mismos.

Benditos sean

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lunes, 13 de mayo de 2013

LAS NUEVE CONCIENCIAS (2a PARTE)


LAS NUEVE CONCIENCIAS (2a PARTE)

"UNA MENTE IRREFLEXIVA ES UN POBRE TECHO. LA LLUVIA DE LA PASIÓN INUNDARÁ LA CASA. PERO AL IGUAL QUE LA LLUVIA NO PUEDE ATRAVESAR UN TECHO FUERTE, TAMPOCO LAS PASONES PUEDEN PENETRAR UNA MENTE ORDENADA"

DHARMAPADA 1:13:14



El sentido del oído representa a la cuarta conciencia, de igual importancia en el proceso de supervivencia de algunos animales, el desarrollar este sentido nos ayuda a identificar a nuestros seres queridos de otras personas, disfrutar de los sonidos de la naturaleza tales como el canto de los pájaros  el arrullo del mar, el correr del viento entre los árboles, el complacerse con la música, el apaciguar nuestra mente con los sonidos de los mantras sagrados y el escuchar las sagradas enseñanzas emitidas por los maestros espirituales que hayamos elegido seguir.
A través de la quinta conciencia, el sentido de la vista, podemos disfrutar los maravillosos escenarios que nos proporciona la naturaleza, leer las sagradas escrituras que correspondan a nuestras creencias, admirar los mandalas o imágenes que veneremos o adoremos, y otras tantas cosas que corresponden al mundo material,  con el desarrollo de esta conciencia podemos vislumbrar con la debida práctica y disciplina el umbral de mundos desconocidos mas alla de nuestra capacidad de asombro.
Sin embargo, para poder aspirar a lograr la iluminación o cuando menos alcanzar altos niveles de meditación o concentración nuestro objetivo es el de controlar estas conciencias, llevarlas del disfrute material al disfrute espiritual, apaciguándolas, calmándolas ya que su estímulo influye en la mente y recordemos que la mente es como un mono inquieto y travieso, es algo difícil de controlar y dirigir.
En la sexta conciencia, integramos todas las anteriores, creamos imágenes y nos formamos juicios acerca del mundo exterior y como lo percibimos, para ello influyen nuestras creencias, nuestro medio ambiente, nuestras costumbres y cultura, recordemos que a partir de esta conciencia se trabaja a nivel mental, por ello, algunos mencionan a las conciencias de la sexta a la séptima como las funciones perceptivas de la mente.
Es en esta conciencia donde decidimos que alguien no nos simpatiza o que nos gusta demasiado, que esto o aquello es feo o bonito, que por su sonido, imagen, olor o textura algo nos gusta o no nos gusta. En este nivel de conocimiento ubicamos lo placentero o lo dañino, el sufrimiento físico, en fin, nuestra mente se hace conciente del mundo exterior y algunas veces lo disfruta y otras lo ignora. Sin embargo, aquí es donde comienza el trabajo de apaciguar nuestra mente, de dejarla en blanco y prestar atención a lo que realmente nos interesa, al inicio de la búsqueda del samadhi, es el inicio hacia la iluminación.
Con relación a la séptima conciencia, también llamada Mano Conciencia, (del sanscrito mano= discernir) se dice que en esta radica el verdadero poder del pensamiento, es el lugar donde podemos poner orden al caos, donde podemos analizar nuestras experiencias vividas y las circunstancias que despiertan las causas latentes.
A través de esta conciencia podemos utilizar nuestro raciocinio para poder discernir entre el bien y el mal, para tomar decisiones acerca de nuestro destino, de nuestras acciones, de nuestras percepciones, es por ello que está íntimamente ligada a la sexta conciencia, ya que al emitir un juicio de valor de todas nuestras percepciones logradas a través de los sentidos, es en la séptima conciencia donde racionalizamos ese juicio de valor y decidimos actuar de acuerdo con nuestra razón.
De igual manera, en esta conciencia se ubica nuestro subconciente, por ello es responsable de nuestros sueños, sueños que algunas veces quisiéramos que se materializaran, aquí también generamos nuestros apegos, creamos nuestro ego falso y discriminamos incluso a humanos igual que nosotros.
Y  sin embargo, aquí podemos aprovechar lo mejor de nuestro mundo social o religioso puesto que podemos distinguir entre nuestro sistema de valores, principios y conceptos y generar un aprendizaje a partir de ellos, utilizando los que mejor se identifiquen con nuestra naturaleza para encaminar nuestro objetivo al logro de la novena conciencia racionalizando su importancia y valor.
Es importante mencionar que en esta conciencia podemos razonar acerca de nuestro desenvolvimiento en la vida que nos tocó vivir, discriminar lo que consideremos incorrecto y retomar nuestro camino para llevar  una vida, si no ejemplar, si dentro de los parámetros de nuestra sociedad o creencia espiritual. De hecho, es en esta conciencia donde se genera el despertar espiritual, no confundir con la iluminación o budeidad, el despertar espiritual es como un chispazo que nos hace reflexionar acerca de nuestra existencia y razonamos y decidimos seguir una vía espiritual acorde a nuestras creencias adquiridas o heredadas y esa decisión nos cambia nuestra vida aunque no necesariamente nos lleve directa y definitivamente a la iluminación o budeidad.
La octava conciencia, Alaya (en sanscrito repositorio) es como su nombre lo indica, el lugar donde se guarda algo (Real Academia de la Lengua Española) del latín repositorium= alacena o armario, en esta conciencia, que se encuentra en lo más profundo de nuestra mente, en lo que podemos llamar nuestra escencia divina, en ella se encuentra el registro de todas nuestras acciones, buenas y malas,  efectuadas a lo largo de toda nuestras existencias, es decir aquí se almacena nuestro karma, y de acuerdo con la Ley de la Causalidad, cuando las circunstancias son las adecuadas y el tiempo es el exacto, estas semillas acumuladas en este almacen, germinan y dan como resultado un efecto, bueno o malo de acuerdo con la acción activada.
En la filosofía budista este es el significado de la conciencia Alaya, en otras creencias como las orientalistas, el significado es distinto, no confundirlos, es importante para el practicante budista o la persona interesada en esta filosofía, conceptualizar  adecuadamente la octava conciencia, esto, para tener siempre presente que las acciones realizadas en esta vida se almacenarán y alguna vez, en alguna existencia futura, en este mundo o en otros universos en donde se generen las circunstancias adecuadas y si no se tienen los méritos necesarios, estas acciones se nos volverán cual bumerang arrojado a la distancia. Esta conciencia es nuestro archivo y si atesoramos las acciones o méritos necesarios el resultado puede ser el accesar de manera permanente a la novena conciencia.
Esta última conciencia se llama BUDEIDAD, y en sánscrito se conoce como conciencia Amala, que significa inmaculada, es el origen de nuestra vida universal, de nuestra existencia cósmica y tiene como propósito el despertar de una conciencia pura, es el origen y el final, el alfa y el omega.
Esta conciencia esconde nuestra naturaleza original, nuestra verdadera escencia, nuestro origen divino, místico, es la comprensión de la verdad universal y la pureza sin mancha de nuestra alma.
Este es el nivel de  conciencia que alcanzaron los grandes avatares de la humanidad, Sidharta,Nichiren, Orfeo, Jesús, y varios otros que a través de sus enseñanzas pretenden hacer que los soberbios humanos recuperen su escencia original y vivan en un mundo en paz y con amor.
Querido herman@, espero que con esta humilde aportación te haya proporcionado un peldaño más hacia la comprensión de lo sublime y que puedas utilizar los diferentes niveles de conciencia para aligerar tu camino hacia la perfección.
Gracias y benditos sean
cadhi2012@gmail.com

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domingo, 5 de mayo de 2013

LAS NUEVE CONCIENCIAS, (1a PARTE)


LAS NUEVE CONCIENCIAS (1ª PARTE.)

NO CREAIS NADA POR ELSIMPLE HECHO DE QUE MUCHOS LO CREAN O FINJAN CREERLO, CREEDLO DESPUÉS DE SOMETERLO AL DICTAMEN DE LA RAZÓN Y A LA VOZ DE LA CONCIENCIA
BUDHA

Uno de los conceptos más interesantes del Budismo es el de las nueve conciencias, estas conciencias nos acompañan desde el momento de la concepción hasta nuestra muerte, e incluso después de ella en un continuo hasta que logramos detener la rueda del samsara.
La comprensión de las nueve conciencias nos permite incrementar nuestra cuenta de  méritos y crear causas que nos permitan el disfrute de  la existencia en este mundo saha, así como aprovechar al máximo nuestra experiencia de vida, aun cuando estos son niveles que se esparcen entre el mundo físico y espiritual, confirmando con esto que lo material y espiritual no están separados sino que conforman un todo, tal como se explica en el Tao y se expresa en el símbolo del Yin y el Yang, que aunque sin ser budistas son elementos que ayudan y  complementan nuestra visión acerca de las cosas fenomenómicas de nuestra existencia.
Esta percepción nos lleva a analizar los dos conceptos importantes de nuestra existencia, el cuerpo y la mente, considerando el cuerpo como la parte material, física aquella que podemos tocar, ver y sentir y la mente es el aspecto espiritual, el ámbito del pensamiento, aquella parte sutil de nuestro ser que no podemos ver ni sentir pero que sabemos que está allí, que existe y que nos mueve a ser como somos.
Lógicamente estas dos cosas, el cuerpo y la mente, no se pueden separar, al menos no en este mundo físico, no hay cuerpo sin mente y no existe la mente como tal sin la participación del cuerpo a través del cerebro que es la parte material de la mente.
De las nueve conciencias cinco se relacionan con la parte material del ser y cuatro con la parte espiritual, las que corresponden a la parte material se relacionan con los cinco sentidos ya conocidos por todos nosotros y que nos enseñan desde la infancia, en nuestra etapa escolar. Las nueve son:
        1ª conciencia: sentido del tacto
        2ª conciencia: sentido del gusto
        3ª conciencia: sentido del olfato
        4ª conciencia: sentido del oído
        5ª conciencia: sentido de la vista
        6ª conciencia: integración y percepción
       7ª conciencia: mano conciencia
        8ª conciencia: conciencia Alaya
        9ª conciencia: Budeidad.
Es increíble percibir que las nueve conciencias se hacen presentes en nuestra vida diaria, las utilizamos aun sin darnos cuenta de ello, a excepción de las personas que lamentablemente carecen de alguna de las primeras cinco por algún accidente o por causas genéticas,   todos los demás podemos disfrutar y aprovechar su beneficio, inclusive aquellos que no puedan contar con alguna de ellas ya que  las demás sustituyen a la faltante.
La primera de las conciencias es el sentido del tacto, esta pertenece al mundo material igual que las primeras cinco, es lo que nos hace sentir y percibir a través de nuestra piel los estímulos generados por los  diversos elementos, cosas e incluso personas, sin embargo, la conciencia no radica en tener el sentido del tacto, ya que todos los seres vivientes y sintientes lo tenemos, la sabiduría del sentir radica en nuestra capacidad para disfrutar los estímulos recibidos con pleno conocimiento de nuestras sensaciones, identificando cada uno de los estímulos, percibiendo lo que realmente nos quieren decir, ya que forman parte de un mecanismo de comunicación.
Recuerda querid@ herman@, si has tenido la oportunidad de ser padre o de estar con un bebé, la belleza que se transmite al tocar su piel tersa, suave, o cuando acaricias un animal con piel mullida, la sensación que experimentas.
El tener conciencia del tacto nos protege de muchas cosas, del calor, del frío y en otros casos, nos avisa   del dolor o enfermedad. Nos ayuda a escuchar a nuestro cuerpo, ya que a través de lo que nuestro cuerpo nos comunica podemos detener  o incrementar alguna actividad física, además, podemos transmitir nuestros sentimientos a otros seres sintientes, una caricia tibia nos acerca a un ser querido mientras que la brusquedad de la misma provoca alejamiento. Reflexiona acerca de la importancia de estar concientes de nuestro sentido del tacto.
La segunda conciencia es la del gusto, a través de desarrollar esta conciencia, podemos distinguir verdaderamente los cinco sabores y saber cuando alguno es benéfico para nosotros y cuando no, el gusto en sus principios ayuda al niño recién nacido a encontrar el sabor del alimento en la leche materna, sin importar de donde provenga, ya desarrollado podemos distinguir de un veneno y un alimento saludable, e incluso, nuestro cuerpo nos protege a través del sentido del gusto ya que nos hace rechazar alimentos que podrían hacernos mal. Debemos entrenar a nuestro sentido del gusto en la conciencia de los alimentos para poder elegir, aún sin ver, aquellas comidas que sean beneficiosas para nuestra salud.
La tercera conciencia es el sentido del olfato, este sentido está íntimamente relacionado con la conciencia anterior ya que el olor de los alimentos nos ayuda a identificar el sabor de los mismos, además, con la participación de ambos se genera el apetito, mecanismo que nos mantiene vivos a través del deseo de ingerir alimentos.
El olfato desarrollado nos ha protegido a través de los siglos, es por ello que una cría reconoce a su madre, aún antes de poder identificarla visualmente, de igual forma influye en el proceso de procreación ya que los seres vivos se sienten atraídos o rechazados por el olor de su contraparte.
Cuando un ser humano recupera la conciencia olfativa, es capaz de reconocer incluso el olor de las feromonas emitidas por seres del género opuesto, esta cualidad se considera latente en los seres humanos, se ha opacado  principalmente por el uso de perfumes y lociones que nulifican el aroma de las feromonas sexuales, es por ello que el ser humano ha dejado incluso de producirlas en cantidad suficiente para que su par femenino o masculino sea capaz de sentirlas y sentirse influenciado por ellas.
Es muy triste encontrarnos personas que han perdido la conciencia olfativa, no por algún accidente sino por falta de uso, y que no pueden disfrutar del aroma de las flores, del pasto recién cortado, del olor del bosque, de las aguas tranquilas de una laguna o del aroma salobre del mar por la simple razón de haber descuidado el desarrollo de esta conciencia.
Recordemos que los animales marcan su factor de sobrevivencia en la conciencia olfativa, tanto para  delimitar su territorio, defenderse o huir como para aparearse y procrear manteniendo viva a su especie.  

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