martes, 18 de junio de 2013

EL RESENTIMIENTO Y SU CARGA EMOCIONAL

EL RESENTIMIENTO Y SU CARGA EMOCIONAL
“ME HA INSULTADO, SE HA REÍDO DE  MÍ, ME HA PEGADO”. EL QUE PIENSA ASÍ NUNCA DEJA DE SENTIR ODIO. EL RESENTIMIENTO NO SE CALMA CON EL RESENTIMIENTO.SOLO SE CALMA CUANDO UNO SE OLVIDA DE ÉL.
BUDA
“LA ENSEÑANZA DE BUDA”
(BUKKIO BUKKYO DENDO KYOKAI)

Buenos y benditos días tengan, hoy quiero iniciar esta humilde aportación de las enseñanzas de Buda con una anécdota la cual  a la letra dice:
“Dos monjes paseaban por un campo cuando vieron a una mujer pidiendo ayuda a orillas de un río, Se había atascado un pie mientras intentaba cruzarlo con una canasta de ropa para lavar.
Las creencias de estos monjes les impedían tocar a las mujeres. Sin embargo, uno de ellos se acercó para ayudarla y la cruzó por el río en andas.
Luego, los dos monjes continuaron su camino en silencio. Al cabo de una hora el que no había ayudado a la mujer preguntó ¿te das cuenta que has cometido un pecado?
A lo que el monje que se compadeció de la mujer y la ayudó, le contestó: Cargar a esa mujer para sacarla del río me llevó cinco minutos, sin embargo tú hace una hora que la cargas”
En esta anécdota podemos encontrar varios elementos dignos de análisis dentro de la óptica Budista, el primero es la compasión, a lo cual me pregunto ¿el practicar algún tipo de creencia o religión le impide al ser humano sentir compasión por la situación o sufrimiento de su hermano?
Mi respuesta es NO, la compasión es la base de la vida en armonía, de la paz, del crear nuestro buen karma y disminuir el impacto del karma negativo que hayamos acumulado, pero  fuera de este punto de vista algo individualista, la compasión es en sí primordial para la convivencia humana, para las buenas relaciones y para generar sentimientos de satisfacción y bienestar para el que realiza el acto compasivo.
El Dalai Lama en su obra “El arte de la Compasión” define esta como la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y la voluntad de aliviar sus penas” lo que es tan difícil de realizar en estos tiempos actuales. Cuantas veces nuestro sentido compasión se detiene ante algún obstáculo tal como “el que dirán, es su karma, o no es mi problema a fin de cuentas”, y la compasión que pudiéramos sentir acaba en una simple idea, muchas veces sin intención.
El otro punto digno de análisis y que ocupa nuestro tema de hoy, es el resentimiento, en la anécdota el monje que no practicó la compasión siente de alguna manera resentimiento contra su compañero y en una oportunidad le reclama su actuar tachándolo como pecador por no acatar las reglas de su religión, en realidad, este monje está sufriendo de resentimiento, y lo que es peor, el sufrimiento lo tiene él, no el compasivo monje que ayudó a la mujer y  dejo pasar el momento sin pensar más en él.
Este monje resentido lleva además una carga emocional de la que es incapaz de deshacerse, un pensamiento que da y da vueltas en su cabeza y que le ocasiona sufrimiento y genera un sentimiento de aversión, primero por la acción de su compañero y luego contra su compañero mismo (suposición)
Cuantas veces ocupamos el lugar de este monje resentido, ¿Cuáles de nuestras cargas emocionales no tienen un sustento real y nos ocasionan dolor, resentimiento y odio? Estos sentimientos incluso pueden ser causantes de enfermedades que se reflejan en nuestro cuerpo físico o mental.
Recordemos las palabras del encabezado, el resentimiento solo se calma cuando uno se olvida de él, dejemos en el pasado lo pasado y vivamos nuestro presente con toda la energía posible, centremos nuestras acciones en la compasión y empaticemos con nuestro prójimo, si el llora, lloremos con él, si ría acompañémoslo en su alegría  así, la vida será más llevadera y nos sentiremos más plenos con nosotros mismos.

Benditos sean

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