EL RESENTIMIENTO Y SU
CARGA EMOCIONAL
“ME HA INSULTADO, SE HA REÍDO DE
MÍ, ME HA PEGADO”. EL QUE PIENSA ASÍ NUNCA DEJA DE SENTIR ODIO. EL
RESENTIMIENTO NO SE CALMA CON EL RESENTIMIENTO.SOLO SE CALMA CUANDO UNO SE
OLVIDA DE ÉL.
BUDA
“LA ENSEÑANZA DE BUDA”
(BUKKIO BUKKYO DENDO KYOKAI)
Buenos y benditos días tengan, hoy quiero iniciar esta
humilde aportación de las enseñanzas de Buda con una anécdota la cual a la letra dice:
“Dos monjes paseaban
por un campo cuando vieron a una mujer pidiendo ayuda a orillas de un río, Se
había atascado un pie mientras intentaba cruzarlo con una canasta de ropa para
lavar.
Las creencias de estos
monjes les impedían tocar a las mujeres. Sin embargo, uno de ellos se acercó
para ayudarla y la cruzó por el río en andas.
Luego, los dos monjes
continuaron su camino en silencio. Al cabo de una hora el que no había ayudado
a la mujer preguntó ¿te das cuenta que has cometido un pecado?
A lo que el monje que
se compadeció de la mujer y la ayudó, le contestó: Cargar a esa mujer para
sacarla del río me llevó cinco minutos, sin embargo tú hace una hora que la
cargas”
En esta anécdota podemos encontrar varios elementos dignos de
análisis dentro de la óptica Budista, el primero es la compasión, a lo cual me
pregunto ¿el practicar algún tipo de creencia o religión le impide al ser
humano sentir compasión por la situación o sufrimiento de su hermano?
Mi respuesta es NO, la compasión es la base de la vida en
armonía, de la paz, del crear nuestro buen karma y disminuir el impacto del
karma negativo que hayamos acumulado, pero
fuera de este punto de vista algo individualista, la compasión es en sí
primordial para la convivencia humana, para las buenas relaciones y para generar
sentimientos de satisfacción y bienestar para el que realiza el acto compasivo.
El Dalai Lama en su obra “El arte de la Compasión” define esta
como la capacidad de sentirnos próximos al dolor de los demás y la voluntad de
aliviar sus penas” lo que es tan difícil de realizar en estos tiempos actuales.
Cuantas veces nuestro sentido compasión se detiene ante algún obstáculo tal
como “el que dirán, es su karma, o no es mi problema a fin de cuentas”, y la
compasión que pudiéramos sentir acaba en una simple idea, muchas veces sin
intención.
El otro punto digno de análisis y que ocupa nuestro tema de
hoy, es el resentimiento, en la anécdota el monje que no practicó la compasión
siente de alguna manera resentimiento contra su compañero y en una oportunidad
le reclama su actuar tachándolo como pecador por no acatar las reglas de su
religión, en realidad, este monje está sufriendo de resentimiento, y lo que es
peor, el sufrimiento lo tiene él, no el compasivo monje que ayudó a la mujer y dejo pasar el momento sin pensar más en él.
Este monje resentido lleva además una carga emocional de la
que es incapaz de deshacerse, un pensamiento que da y da vueltas en su cabeza y
que le ocasiona sufrimiento y genera un sentimiento de aversión, primero por la
acción de su compañero y luego contra su compañero mismo (suposición)
Cuantas veces ocupamos el lugar de este monje resentido, ¿Cuáles
de nuestras cargas emocionales no tienen un sustento real y nos ocasionan
dolor, resentimiento y odio? Estos sentimientos incluso pueden ser causantes de
enfermedades que se reflejan en nuestro cuerpo físico o mental.
Recordemos las palabras del encabezado, el resentimiento solo
se calma cuando uno se olvida de él, dejemos en el pasado lo pasado y vivamos
nuestro presente con toda la energía posible, centremos nuestras acciones en la
compasión y empaticemos con nuestro prójimo, si el llora, lloremos con él, si
ría acompañémoslo en su alegría así, la
vida será más llevadera y nos sentiremos más plenos con nosotros mismos.
Benditos sean
Si te gustó esta entrada, ¡invítame a un Té!