sábado, 15 de agosto de 2015

LA REVOLUCIÓN HUMANA

"Una profunda revolución interior en un solo individuo puede cambiar el destino de toda una sociedad entera e, incluso, de toda la humanidad".
--Daisaku Ikeda

Buenos días, queridos amigos y camaradas, el día de hoy quiero compartir la idea revolucionaria de un filósofo budista contemporáneo, presidente vitalicio de la Soka Gakkai Internacional, un movimiento budista laico cuya filosofía se basa en el Sutra del Loto Blanco de la Ley Prodigiosa, última enseñanza del Budha Sakyamnuni.
Las orientaciones ofrecidas por el Dr. Ikeda han cambiado la vida de infinidad de personas, incluyendo la de un servidor, situación por la que guardo infinita gratitud hacia este maestro del budismo moderno.

En palabras del propio Dr Ikeda tenemos que: “La SGI no busca doctrinas intelecutales abstractas, sino una revolución humana completa y real, un cambio que le permita a la gente transformar su actidud básica y su modo de pensar y vivir, hacia el bien supremo. En escencia, esta revolución ocurre cuando uno manifiesta su estado de Budha. Cuando fusionamos nuestra vida con la vida iluminada del Budha, podemos tomar contacto con la fuerza interior que posibilita la transfrmación mas completa.” (La Revolución Humana y el Kosen Rufu. D.I.).
Una de las razones que me hicieron permanecer, hasta el día de hoy, dentro de la Soka Gakkai es la unión que hace de la filosofía predominante en el oriente con la manera de pensar en occidente sirviendo de vínculo entre la corriente espiritual y el materialismo propio de nuestra cultura, es un budismo de lucha, donde lo primordial como menciona Sensei  Ikeda es la lucha interna por lograr el cambio interior, la transformación de nuestro ser para salir de nuestra zona de confort y lograr lo inimaginable, tanto en el ámbito espiritual como en el físico o material, es el verdadero tantra del que hablan otras corrientes o doctrinas budistas.
La enseñanza del Budismo de Nichiren Daishonin, como también se le conoce, es la verdadera comprensión de la Ley eterna, la única Ley verdadera, la Ley del cambio. “Todo está sujeto al cambio, nada es constante. Esta es la Ley del nacimiento y de la muerte. Cuando uno extingue el ciclo del nacimiento y de la muerte entra en el júbilo del nirvana”.
El practicante budista de esta corriente siempre está consciente del cambio, por lo que busca generar una permutación en sus sentimientos, en sus actitudes o en sus aspiraciones hacia otras más positivas, o de verdadera ayuda a los demás.
Este salir de la zona de confort del ser humano y lograr lo que antes se creía imposible es lo que  se denomina la Revolución Humana y todo esto se logra con la perseverancia en  los tres pilares que sostienen al Budismo del Daishonin: la fé, el estudio y la práctica. Estos temas se tratarán en próximas entregas por no corresponder al tema que hoy nos ocupa.
Mediante la perseverancia o disciplina en la  práctica budista se logra que lo que antes se dejaba a medias ahora se concrete, se busca fijar una determinación del individuo por lograr las cosas, por buscar la paz y la tranquilidad de nuestro ser y mantener un propósito de vida, encontrar la misión que todo ser humano debe descubrir para llevar una vida plena sin dejar de lado la búsqueda de la iluminación, la función del Bodhisatva hasta lograr la budeidad ya sea en esta existencia o crear las bases firmes para continuar en existencias posteriores.
El compromiso que se forma es con uno mismo, con el budha interior que todos debemos sacar a flote en todos los momentos de la vida, tanto en los difíciles como en nuestros ratos de alegría o de felicidad temporal. En esto radica la esencia de la práctica disciplinada, el crear un hábito, el fomentar la tenacidad y el coraje para lograr lo que nos proponemos salvando todos los obstáculos que se presenten sin que esto nos detenga y así disfrutar las mieles de la satisfacción.
El realizar nuestra Revolución Humana significa que no hemos evitado los obstáculos rodeándolos o negándolos, sino que hemos profundizado en su causa y la hemos eliminado para evitar que se presenten de nuevo y eviten nuestro pleno desarrollo.
Recuerdo una parábola que cuenta que un Rey hizo que pongan un saco repleto de joyas y oro en un hoyo en el camino principal que llevaba a la ciudad con una nota. Encima de este hoyo se colocó una enorme piedra que obstruía el camino dejando paso para una persona delgada únicamente, sin carga.
Todos los peregrinos o comerciantes que tomaban el camino al llegar a la obstrucción optaban por regresar y tomar otra vía más larga lo que hacía muy tardado el arribo a la ciudad.
Sucedió un día que un caminante llegó a la obstrucción y pensó “esta enorme roca obstruye el camino de carretas y personas, todos los comerciantes o viajantes tardan un día más en llegar a la ciudad, quitaré la roca y facilitaré el pasaje a todas las personas o bestias que transiten por aquí”. En ese momento con ayuda de sus acompañantes procedió a quitar el peñasco y así librar el camino lográndolo no sin gran trabajo y esfuerzo. Grande fue su sorpresa al descubrir bajo la enorme roca el saco conteniendo las joyas y el oro con la nota del Rey que otorgaba la propiedad de esa riqueza a quien despejara el camino. El comerciante sintió un enorme júbilo y satisfacción por ello y compartió la riqueza obtenida con aquellos que lo ayudaron.
El camino es la vida que llevamos, el Rey es el Budha con su sabiduría, la ciudad es nuestro destino, puede ser el nirvana, la iluminación la liberación, nuestra vejez, etcétera, el saco con joyas es nuestra satisfacción por haber realizado nobles acciones. Para obtener el saco de joyas es necesario tener un pensamiento enfocado en ayudar a los demás a continuar a su destino por el camino más corto, es pensar en ayudar a otros a lograr la iluminación, la paz y tranquilidad que tanto anhelamos los seres humanos, es seguir el camino del Bodhisatva.
Para poder realizar este camino es necesario reconocer que la vida en este mundo saha es complicada, cada cultura con sus costumbres tiene sus lados oscuros que hacen de nuestro vivir una odisea, las situaciones económicas, de salud, políticas, el karma individual y colectivo, en fin, infinidad de factores que hacen que muchos humanos permanezcan en los mundos inferiores o al menos evitan trascender los seis estados de la existencia, infierno, hambre, animalidad, ira, humanidad o éxtasis, sin llegar a los estados de bodhisatva o budeidad, que es donde realmente se encuentra la paz y tranquilidad a que todo ser aspira, es verdad que todos los seres, incluso los budhas que tienen forma humana, pasamos por los diez estados en un instante, hay que estar conscientes que parte de nuestra lucha por lograr esa revolución humana radica en trascender los estados inferiores y alcanzar los superiores en beneficio de los seres humanos.
Hay que enseñarles a quitar los obstáculos de la vida, a enfrentarla con ayuda de la práctica budista, lograr la riqueza para ofrendarla al Budha y apoyar con ella a los que requieren de un empujón, transmitir las enseñanzas de los Budhas y compartir las orientaciones de nuestros maestros, no hay que temer al rechazo, "un navegante en un mar embravecido se siente a salvo cuando vislumbra la luz del faro en la costa."
Gracias y hasta pronto, reciban bendiciones.

Saraha (GAZA) 

viernes, 24 de julio de 2015

EL BUDISMO Y LA SALVACIÓN DE NUESTRO SER

“NADIE NOS SALVA, EXCEPTO NOSOTROS MISMOS, NADIE PUEDE Y NADIE PODRÍA, NOSOTROS DEBEMOS ANDAR POR EL SENDERO”
BUDHA
Bienvenidos queridos amigos, hermanos en la fe y todos aquellos que buscan el camino espiritual que les dote de paz y tranquilidad en su vida.
Esta vez me enfocaré en la frase que encabeza esta entrega, me parece importante su significado, sobre todo para los practicantes del budismo, en cualquiera de sus sectas o doctrinas, en realidad ¿hay algo o alguien que pueda salvarnos del karma generado a través de múltiples existencias?; ¿Existe alguna entidad todopoderosa que nos saque de nuestro sufrimiento o estado de infierno como por arte de magia?.
El budismo no considera esta posibilidad, es verdad que algunas doctrinas budistas poseen un panteón con deidades protectoras a las que se reza y encomienda la liberación o iluminación del ser, sin embargo, debemos tener en cuenta que estas deidades son una representación de nuestras emociones y estados de ánimo, son símbolos que reflejan la mente de cada uno de los creyentes.
Además, la filosofía budista es incluyente, no excluyente, por lo que al adoptarse como religión o filosofía complementaria o sustituta permite la conservación de algunas creencias culturales propias de la idiosincrasia de cada pueblo
Mucho se habla de la disminución de la carga karmática de cada persona, de disminuir el efecto de la causa creada a través de generar causas contrarias, de realizar ofrendas y orar o recitar mantras por innumerables períodos de tiempo y cantidades que se nos hacen inconcebibles, sobre todo a los que vivimos en occidente, que nos hemos formado en otra cultura, en el materialismo,  donde todo se maneja con números y tiempos por cumplir.
¿Será que para los occidentales no hay salvación debido a lo ajetreado de sus existencias?  El budismo nos enseña que todo  ser humano es un budha en potencia, por lo tanto toda persona es capaz de alcanzar la iluminación o al menos la liberación y por ende la salvación, no me refiero a la salvación del alma, esto no es parte de la creencia budista, me refiero al no renacimiento, a la no creación de karma, a la unión definitiva con el universo.
Para salvarnos, es necesario ser parte activa de este proceso, no podemos estar pasivos esperando que un guru o algún maestro iluminado por arte de magia nos libre o nos salve de nuestros actos causales, no, esto no es posible, nos pueden brindar luz, nos pueden hacer comprender lo futil de nuestros actos pero no pueden hacer las cosas que debemos hacer nosotros, no pueden corregir el karma que hemos creado, no es como ir con un mecánico para que nos arregle el auto, esto no es posible.
Después de un proceso de meditación y aceptación de la responsabilidad de nuestros actos solo nosotros y nadie más podemos realizar nuevas acciones que disminuyan la fuerza del karma generado, es cierto que sufriremos las consecuencias de lo hecho, pero con menos intensidad, con una suavidad no esperada, puede ser tal que pensemos que no hubo respuesta a una acción, pero no es así, aún la suave briza es un rescoldo del viento.
Es muy común en gente que proviene de otras creencias religiosa y adopta el budismo como una mejor opción, creer que el Budha, los mandalas o las entidades benefactoras del budismo en cualquiera de sus acepciones pueden realizar cosas (milagros) por nosotros sin que movamos un solo dedo, siguen creyendo en sus santos trasladando esta  imagen mental a las deidades budistas que solo representan nuestras emociones.
El budismo es acción, en él, y hablo de mi experiencia, el practicante aprende a asumir la responsabilidad de sus actos, a ser responsable de sí mismo y a hacer lo posible por cambiar las cosas que puedan afectar su vida o la de los que forman su entorno, recordemos que para un practicante budista “el presente es el resultado de su pasado y el futuro es el resultado de su presente”, por tanto solo estando conscientes de nuestros actos presentes podemos cambiar nuestro karma.
Recordemos que parte del significado de estar en el sendero es ir en el centro de las cosas, es ir en tu centro, no buscar los extremos ya que ahí pueden existir situaciones que impidan nuestro desarrollo, es estar consciente y hacer lo correcto, el budha nos ha mostrado el camino, y los budhas que lo siguen por igual, nosotros los tercos humanos simples, en ocasiones queremos hacer las cosas a nuestra manera y olvidamos las enseñanzas perdiéndonos en los caminos aledaños al sendero creyendo que estamos en el camino amarillo y solo estamos en una vereda llena de zarzas.
Utilicemos nuestro intelecto para meditar acerca de  las enseñanzas y encontrar el significado oculto entre líneas para evitar desviarnos de nuestro centro,  recordemos que de acuerdo con las sabias palabras de Jiddu Krishnamurti, el mejor maestro somos nosotros mismos,  los únicos que podemos comprender nuestros actos, saber lo correcto o incorrecto de ellos y en  qué forma podemos modificar sus resultados somos nosotros mismos, ningún rezo hecho por personas ajenas, ningún maestro o guru, ningún santo o deidad podrá salvarlos sino ustedes mismos, ya sea que oren, mediten, hagan ofrendas o sacrificios, según sus creencias, solo su práctica personal y su determinación inquebrantable por salir del plano del sufrimiento o de los mundos inferiores hará posible que hagan realidad su revolución humana en cualquier ámbito de la vida, ya sea el material, espiritual, físico o emocional. Somos los arquitectos  de nuestro destino y tengamos presente las sabias de Budha “todo se origina en la mente”.

Hasta pronto y reciban bendiciones. 

viernes, 26 de junio de 2015

LOS DIEZ FACTORES

“EL VERDADERO ASPECTO DE TODOS LOS FENÓMENOS SOLO PUEDE SER COMPRENDIDO Y COMPARTIDO POR LOS BUDAS. ESTA REALIDAD CONSISTE EN APARIENCIA, NATURALEZA, ENTIDAD, PODER, INFLUENCIA, CAUSA INTERNA, RELACIÓN, EFECTO LATENTE, EFECTO MANIFIESTO, Y SU COHERENCIA DE PRINCIPIO A FIN.”
SUTRA DEL LOTO

Buenos días, estimados amigos,  en esta entrega trataremos como seguimiento a los diez estados, el concepto de los diez factores expresados en el Sutra del Loto y expuestos por el sabio Nichiren Daishonin, y que es piedra angular de la filosofía de vida de los practicantes del Budismo de Nichiren y promovidos por la Soka Gakkai.
El estudio de los diez factores permite al practicante la comprensión de la manera en que la vida pasa de un estado a otro, recordemos que los diez estados son: infierno, hambre, animalidad, ira, humanidad, éxtasis, aprendizaje, comprensión intuitiva, bodhisatva y budeidad. (ver los diez estados en este blog).
Estos factores son comunes a todas las formas de vida y a todos los fenómenos lo que hace que no exista una diferencia entre un hombre común y un buda, y que todos los seres sintientes posean estos factores inherentes a su forma y vida ya que están presentes en cualquiera de los diez estados antes citados.
La comprensión de los diez factores nos permite además crear empatía con el sufrimiento de otras personas, descubrir las situaciones que podemos cambiar de nuestra vida para evitar caer en los estados bajos, mantenernos serenos y calmos y realizar con mayor eficacia nuestra revolución humana.
Iniciemos con el análisis de cada uno de los diez factores según su aparición en el Sutra del loto.
APARIENCIA: El primero de los diez factores es la apariencia, todos los seres poseemos una forma, determinado color, silueta, etc. Es lo que los científicos llaman fenoma, lo que nos da una imagen física individual y que nos hace diferentes de los demás, altos, bajos, gruesos, delgados, espigados, rechonchos, esto en el aspecto físico y mencionando a los seres humanos, sin embargo, los animales las plantas y el reino mineral poseen formas y colores determinados, siluetas específicas a su especie, recordemos la silueta de una montaña recortándose contra el horizonte en un amanecer o atardecer, es una imagen única.
Sin embargo, si hablamos de la apariencia como una cosa física o material todos los seres quedaríamos como poco menos que cosas, piedras o plantas, sin embargo en el hombre se presenta otra característica propia de la apariencia, esta es la conducta, como parte de este factor la dirección que toma la forma de actuar de las personas establece la diferencia con otros reinos y dentro de nuestro conglomerado humano, la conducta establece en muchas formas la actitud que se demuestra ante la vida, la sociabilidad de la persona, la convivencia familiar el afán por sobresalir y prestar servicio a los demás, el egoísmo, el apego, una infinidad de situaciones que se pueden definir a través de la conducta del ser humano. Es un aspecto de juicio y de razón, es algo que podemos modificar para lograr la revolución humana de cada ser en particular.

NATURALEZA: el segundo factor nos habla de la capacidad o potencial inherente en cada ser, esa fuerza invisible inmutable e irremplazable que está en nuestro interior como fuerzas dormidas que cada persona es capaz de activar.
Así, por ejemplo tenemos la naturaleza de Buda en forma potencial  y que activamos en nuestros momentos de meditación u oración o los de abstracción en la imagen del buda.
En un enfoque humano, tenemos la naturaleza en nuestras mentes y consciencia las que permanecen dormidas hasta que decidimos activarlas, creando consciencia de nuestra realidad, de nuestro ambiente y empezamos a cambiarlo a través de un proceso mental que conduce a nuevas actitudes y conductas que logran la mejora en nuestro entorno y por ende en nuestras vidas.

ENTIDAD: Este factor representa la esencia de la vida, es la integración de la apariencia y la naturaleza, es sustento de nuestra individualidad, se refleja en el exterior en nuestra apariencia y en lo interior en la naturaleza de nuestra vida.
Recientemente disfrute de un concierto de piano excelente en el internet, alguien subió un video que presentaba a un indigente, cuya apariencia denotaba una persona enferma con adicciones y que nadie pensó que fuera un ser dotado con el don de la música, tocaba en forma gloriosa el piano extasiando a quienes lo presenciaron tanto fisícamente como en forma virtual. Su naturaleza dormida afloró por un instante, que maravilla.
Por lo general se asocia a las personas con una apariencia dura, fiera, deprimente y otras que calificamos de negativas como entes con una naturaleza grosera, (en el contexto de gradación, de lo grosero a lo sutil) y por lo contrario, una apariencia agradable , tranquila, limpia nos lleva a la conclusión de que la naturaleza de la persona es sutil, etérea, por lo que la entidad nos lleva a la elaboración de un juicio, de juzgar lo que vemos y suponer lo que no podemos ver, no obstante, muchas veces la naturaleza es diferente a la apariencia, recuerden que debajo de la piel de cordero se esconde el lobo.

PODER: Es la capacidad de la vida de actuar, de luchar, de obtener logros. Es lo que nos impele a actuar de determinada forma, por ejemplo, el Bdhisatva tiene el poder de ayudar a los demás, este poder puede estar oculto, no lo descubrimos, mucha gente sufre porque quiere hacer cosas o ser de determinada manera y no ejerce su poder para hacerlo. Cierto que no podemos cambiar nuestra apariencia dada por genoma o fenoma, pero si podemos cambiar nuestra apariencia con atuendos adecuados, higiene personal, amor por nosotros mismos, ese es el poder que debemos generar, la capacidad de cambio que tenemos en forma inherente.

LA INFLUENCIA: El quinto factor lo activamos cuando ejercemos o despertamos el poder inherente en nuestro ser, la influencia por tal motivo se da por la palabra, la acción y el pensamiento y como todo en este mundo puede ser positiva o negativa, así se habla de malas influencias a nuestros hijos, ese es el poder que ejercen otros sobre algunos, influyen y modifican sus hábitos, sus acciones su forma de pensar.
El poder y la influencia actúan en el plano espacial, son elementos que podemos visualizar, sentir, ya que se manifiestan en forma física o emocional, los demás factores son temporales, es decir, actúan en el modo de tiempo, se generan causas que a lo largo del tiempo generan resultados o efectos.

LA CAUSA INTERNA: Es la causa generada en forma interna que se mantiene latente en nosotros, por ejemplo, en un momento de nuestra existencia generamos un pensamiento, por decir, deseamos a alguien o algo, esto lo  vamos madurando, también puede ser un sentimiento de resentimiento o de molestia que va creciendo, sin embargo aún no se manifiesta, queda como algo interno, algo de nosotros que no somos capaces de expresar aún, estas causas pueden durar momentos o años incluso, puedes vivir con una causa interna desde tu niñez hasta que en un momento de tu vejez se manifiesta de distintas maneras, o llevarte ese pensamiento hasta tu otra vida y cuando renazcas se manifieste.

LA RELACIÓN: Este factor es un enlace entre las causas auxiliares y causa interna, una causa auxiliar es como un detonante que activa una acción, el que te digan o hagan algo va a despertar recuerdos, resentimientos o cualquier otra causa interna, incluso amor, y esto va a generar una reacción hacia la persona que propició que esta causa interna se exprese activamente, se puede decir que las personas que sufren y se quejan continuamente sin hacer algo al respecto también son al mismo tiempo causas auxiliares ya que ellos mismos generan sus respuestas emocionales o físicas.

EFECTO LATENTE: Es un efecto que recibimos como resultado de activar la causa interna, un pensamiento que se hacer realidad en el plano físico, ya no mental, el demostrar ira o resentimiento ya es un efecto latente, el demostrar amor es un efecto latente, como podemos observar, todo se genera en dos posibilidades, sin embargo forman parte de una sola entidad.

EFECTO MANIFIESTO:  Es el resultado o efecto que percibimos como consecuencia de la manifestación del efecto latente, puede ser en forma física, mental o situacional,  es un resultado visible y perceptible como por ejemplo, la persona que realiza actos bondadosos y activa este tipo de efectos latentes recibirá como efecto el agradecimiento de los demás, una retribución bondadosa y una paz interior que se reflejará en su semblante y que llenará su vida.

COHERENCIA DE PRINCIPIO A FIN: Este es el factor unificador, aquel mediante el que se demuestra la interrelación de los otros nueve factores, traigamos el ejemplo de una persona que se encuentra en el estado de éxtasis, este se reflejará en su semblante, su apariencia e irradiará bondad y paz por naturaleza será optimista y experimentará estados de júbilo reflejando un estado de dicha a todos los que se crucen por su camino.
Por el contrario, una persona que se encuentra en el estado de infierno o de ira, reflejará lo contrario, un semblante oscuro, lleno de miedo o de rencor, contagiará su pensamiento negativo a todos los que se crucen con él y generan más sufrimiento.
¿Es posible cambiar del segundo ejemplo al primero? Por supuesto que sí, si nos apegamos a una práctica constante, estamos conscientes de nuestros estados de vida y del poder que poseemos para cambiar, ten por seguro que mejorarás tu entorno y tu vida.

Esta filosofía de vida nos presenta un enfoque diferente, una esperanza de cambio en esta existencia, un mejorar las condiciones en que vivimos, nos demuestra que el poder se encuentra dentro de nosotros y solo debemos activarlo para ser mejores seres humanos lo que nos facilitará el logro de la iluminación y liberación de nuestros sufrimientos en el tiempo que nosotros determinemos.

 Hasta la próxima entrega, reciban bendiciones y compartan este mensaje de vida. 

lunes, 27 de abril de 2015

LOS DIEZ ESTADOS

CON RESPECTO A LA PREGUNTA DE EN DONDE QUEDAN, EXACTAMENTE EL INFIERNO Y EL BUDHA, UN SUTRA AFIRMA QUE EL INFIERNO SE ENCUENTRA BAJO TIERRA Y OTRO SUTRA AFIRMA QUE EL BUDHA SE HALLA EN EL OESTE. UN EXAMEN MÁS CUIDADOSO REVELA QUE AMBOS EXISTEN EN NUESTRO CUERPO FÍSICO, PORQUE EL INFIERNO Y EL CIELO SE ENCUENTRA EN NOSOTROS, EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE”.
NICHIREN DAISHONIN

LOS DIEZ ESTADOS
Buenos días, queridos amigos, hoy quiero compartir una definición de los estados del ser que es de suma utilidad en la comprensión de nuestra situación de vida, es una concepción del Budismo de Nichiren Daishonin, sabio japonés budista del siglo XIII quien toma la doctrina de Tien Tai, un monje budista chino y luego de analizarla y meditarla,  expresa que “Con respecto a la pregunta de en donde quedan, exactamente el infierno y el Budha, un Sutra afirma que el infierno se encuentra bajo tierra y otro sutra afirma que el Budha se halla en el oeste. Un examen más cuidadoso revela que ambos existen en nuestro cuerpo físico, porque el infierno y el cielo se encuentra en nosotros, en el corazón del hombre”.
La información acerca del Sabio Nichiren Daishonin la podemos encontrar en otros sitios, como el sitio oficial de la Soka Gakkai Internacional (SGI). Sin embargo, el objetivo principal de este blog es el de formar una idea general del budismo expresando el ideario de varias doctrinas o escuelas budistas o creencias relacionadas por origen común  y/o concordancia, les recuerdo que el budismo es uno solo, la filosofía budista se basa en el desarrollo humano integral, las doctrinas o escuelas son creación del hombre por distintas causas que no vienen a tema discutir.
Tomando la definición plasmada en la filofosofía de la SGI, los diez estados, conocidos igualmente por diez mundos o diez reinos, son las condiciones del ser humano o estados que surgen por la interacción con el entorno y con los individuos, estos mundos influyen en definitiva en el estado emocional que se genera por la interacción antes mencionada y que marcan la vida de las personas, la revolución humana es el trascender estos estados hasta los niveles superiores y disfrutar de vidas plenas, hay que resaltar que la práctica budista se adapta a los entornos culturales de los diferentes países  donde se realiza.
En la vida de todo ser humano hay diferentes momentos, situaciones o estados que marcan la actuación o respuesta de cada uno a lo largo de un día, semanas, meses o años, todo depende de la intención de la persona de trascender o conservar los estados adquiridos, no obstante, en un momento se puede pasar del estado más elevado al más bajo sin saber porque, lo importante para la lucha diaria es identificar plenamente estos estados y batallar para salir de los inferiores lo más rápido posible y mantenernos en los superiores, el solo lograrlo nos llena de satisfacción, paz y felicidad, iniciaremos un recorrido por estos estados que son diez a través de analogías con la vida diaria o situaciones de vida para su mejor comprensión:


LOS SEIS MALOS CAMINOS:
Estos son llamados así porque dependen exclusivamente de factores y circunstancias ajenas y por lo tanto están sujetos al cambio, es decir lo que sucede en el entorno afecta nuestras emociones, no tenemos control sobre ellas y muchas veces nos abandonamos y rendimos a su influjo. Estos son:
INFIERNO: Se caracteriza por un impulso de destrucción, tanto como de sí mismo como de los demás, lo que lleva a un estado de sufrimiento, angustia  y desesperación en el que la persona no encuentra la salida para su problema.
¿Alguna vez has estado en una situación en la que crees que no puedes lidiar con ella?, esto te produce dolor, sufrimiento, pesar. Es el estado en el que se encuentran las personas codependientes, o los adictos a cualquier cosa, esta necesidad les produce la sensación de  “vivir en un infierno” del que quieren librarse y no pueden y caen en un círculo vicioso de sufrimiento, autocompasión, autoconmiseración y culpa que los hunde cada vez más en el infierno en el que se ha convertido la vida, como arrastrados por un remolino hacia lo profundo del sufrimiento.
Es la sensación que tiene un alcohólico que se da cuenta del camino que lleva su vida, quiere salir de ese pantano pero se hunde más y más, sin poder abandonar su adicción, su enfermedad. Imaginen este estado de sufrimiento, no solo de un alcohólico sino de cualquier adicto, puede ser a cualquier droga, persona, cosa o incluso al amor, al sexo, es algo terrible porque las consecuencias no solo las sufre el individuo sino que arrastra a ese infierno a los seres que lo rodean, ellos también viven en ese estado infernal, sin saber lo que les depara el destino y angustiados por el futuro lleno de obscuridad que vislumbran lamentándose siempre y sin saber que hacer o incluso sin querer hacer algo para abandonar ese terrible sufrimiento. Trascenderlo es posible.
HAMBRE: En la entrega anterior hablamos un poco de esto al escribir acerca de los tres venenos, nos referimos al de la codicia, recordarán, los que lo hayan leído, que mencionamos que la codicia es el deseo llevado a la obsesión, ambicionar con vehemencia, el querer ostentar todo en esta vida, el querer tener lo que otro posee, sus casas, sus autos, su riqueza, sus mujeres u hombres, etcétera.
El hambre, la utilizaremos como sinónimo de la codicia o avidez, es el estado emocional en el que la persona o el individuo está dominada por un apego insaciable a lo material y el estatus social, sus ansias son incontrolables y está a merced de ellas.
¿Conoces a alguien que necesite del reconocimiento de su posición social? Por supuesto, siempre hay alguien para quien el posicionamiento dentro de su comunidad o círculo social es importante, tanto que es capaz de cualquier cosa por lograrlo, por tener ese reconocimiento por sobre los demás, por sentirse importante, aún dentro de las comunidades budistas se da este estado, no es privativo de los no practicantes, nos afecta a todos los seres humanos, perdemos nuestra humildad y nos sentimos henchidos de orgullo al ocupar algún cargo o ser reconocidos dentro de un grupo social sobre todo si este cargo va aparejado de algún tipo de poder. Si se pierde, se sufre, se cae al estado de infierno, el hambre te lleva al infierno.
Como se dijo en la entrega antes mencionada, el desear no es malo, encontramos deseos en todos los estados del ser, aún en los más elevados, lo importante es encausar los deseos, como mencionó Nichiren Daishonin, “aun los deseos mundanos son causa de la iluminación”, todo depende de controlar nuestros deseos, que no se conviertan en una obsesión, que no estén por sobre nuestras familias, nuestros semejantes, nuestra espiritualidad, sino que nuestra mente sea capaz de manejar y controlar estos deseos, y procurar que su logro lleve al beneficio de otros seres, que nos permita ayudar a encontrar la felicidad, la liberación y la iluminación para beneficio de todos los seres sintientes.
ANIMALIDAD: Todos sabemos que los instintos nos ayudan a sobrevivir ante situaciones de riesgo, nos protegen en cierta medida, el instinto de supervivencia es básico para continuar viviendo aun dentro de la gran ciudad, no solo en la selva natural sino dentro de la selva de concreto en que han convertido el hábitat de numerosos seres humanos, sin embargo, cuando la persona somete el sentido de lo moral y principalmente su razón a los instintos básicos, en este momento la persona entra en el estado de animalidad.
Aunque vistamos de traje y corbata, nos desempeñemos como grandes ejecutivos de empresas o como simples empleados o indigentes en el lugar donde se desarrolle el escenario de nuestra existencia, estaremos expuestos a caer en este estado donde se subyuga al más débil y se doblega ante los más fuertes que nosotros, es una lucha por sobrevivir sin sentido.
El hombre se regocija cuando se siente vencedor en cualquier circunstancia, se siente fuerte al someter a otro ser humano, sin tomar en cuenta que sea un niño, una mujer o un anciano, o alguien menos fuerte en cualquier sentido, aquí no precisamente hablamos de fuerza física, puede ser alguien que a través de su poder jerárquico o capacidad mental,  si se trata de una empresa o cualquier círculo de reunión o comunidad, ejerce dominio humillante sobre otras personas.
Cuando se trata de lo contrario, el hombre se doblega, se rinde ante el más fuerte o capaz volviéndose servil, canalla, traidor, sin importarle su dignidad o su condición de ser humano, siendo capaz de quitarle al débil para darle al poderoso quedando él en el medio, sin considerarse víctima o victimario, pero subordinándose a un ser dominante, con fines malévolos, no de carácter humanístico.
En este estado se pierde la humanidad, la compasión por otro ser, sea humano o no humano, no hay sabiduría, pude haber conocimiento más no sabiduría, un chimpancé puede tener el conocimiento y utilizar herramientas, más no tiene sabiduría y por tanto no avanza en la escala evolutiva, en el estado de animalidad sucede lo mismo, la persona no avanza en evolución ni espiritualidad.
Otro ejemplo es cuando hay violencia intrafamiliar o cualquier tipo de violencia, por lo general las víctimas son seres débiles, indefensos, que ante un energúmeno son sometidos y golpeados, hablo de esposas e hijos, sin poder hacer algo en ese momento, cuando reaccionan y denuncian, y el sujeto es detenido y encarcelado, este muchas veces se somete a la voluntad de otros prisioneros más fuertes o poderosos que él. Caen en el estado de animalidad, donde el más fuerte vence.
IRA: ¿Tienes consciencia de tu ira? ¿Sabes cuándo te encuentras iracundo o iracunda? ¿Te has puesto a analizar el porqué de tu ira?, ¿no será que tu ira es causada por tu egoísmo, por tu codicia?, ¿cuáles son tus sentimientos antes y después de tu ira?, te pregunto antes o después porque en el momento  álgido de tu ira,  tu furia, no piensas, no eres consciente, es como un estado de no ser, solo que en el lado de la obscuridad, de la destrucción.
La característica de este estado es la supremacía del egoísmo, de la codicia, del desear lo que no tenemos y que puede poseer otra persona, y nos preguntamos, ¿Por qué él o ella si lo tienen y yo no?, ¿Es que no me lo merezco?, y comienza a formarse nuestra molestia, nuestra ira, es como un huracán, inicia con vientos cálidos hasta cierto punto agradables, luego una leve calma y llega la tormenta, el huracán con esa fuerza poderosa que destruye, que no mide ni discrimina, así es nuestra ira, inicia con un malestar y termina con una destrucción, destrucción de una familia, de una amistad, de una relación, recordemos que un jarrón roto ya no es igual, aunque se repare, la fisura queda, ya no es una sola pieza, están unidas pero muy sutilmente, con riesgo de separarse de nuevo.
Al igual que una tormenta se puede predecir en sus inicios, así el estado de ira se puede detectar y detener, si estamos conscientes de su existencia y de su inicio, podemos revertirlo a través de nuestra práctica budista y evitar daños irreversibles en nuestras relaciones.
La ira se genera por sentirnos amenazados, por intolerancia,  por ignorancia o cuando por nuestras actitudes egoístas sentimos que otras personas pueden estar por sobre nosotros, cuando no queremos aceptar que otro ser tiene la razón sobre algún tema y subestimamos la capacidad de los demás, igual cuando las cosas no salen como queremos. Eso nos genera molestia y sufrimiento
El peligro de la ira es de gradación, lo que comienza con un ligero enfado avanza hasta terminar, si no se detiene el proceso de pensamiento iracundo, en furia, este es el máximo grado de la molestia, del enojo, es donde el hombre pierde la capacidad de razonar y los instintos animales lo transforman en una bestia donde no le importa matar.
Cuando reconoces y aceptas tu ira, estás tomando consciencia de ella, ese es el momento para respirar profundo, en respiraciones completas, está comprobado que la respiración completa y lenta calma el sistema nervioso, puedes modificar la conducta, te oxigenas y piensas mejor si vale la pena o no y es cuando cambias tu estado emocional, en lugar de descender hasta el infierno puedes subir al siguiente peldaño.

HUMANIDAD: Es el estado intermedio, igual se le conoce como el estado de tranquilidad, es cuando somos humanos, nos comportamos tranquilamente sentimos algo de compasión por los demás y moderamos nuestras acciones.

Sin embargo, somos susceptibles de caer en los bajos caminos, aun nos encontramos vulnerables a las influencias del medio ambiente afectando nuestras emociones y llevándonos a estados de sufrimiento si no estamos conscientes de nuestros cambios internos, de nuestras sensaciones, sin embargo el ser un estado intermedio nos facilita cambiar la gradación de nuestros sentimientos o la vibración de ellos si quieren leerlo de esta manera, logrando alcanzar estados superiores en lugar de descender al infierno.

Es la condición de vida pasiva, donde podemos ser afectados o no por las circunstancias, en donde nos comportamos de forma indolente incluso de manera apática ante los demás, aparentando, en ocasiones una calma y una paz disfrazada, frágil, carente de sustento, que en cualquier momento se puede convertir en hambre o ira o en casos más graves nos puede llevar a crear nuestro infierno al rebelarnos en forma negativa contra las condiciones de vida insatisfecha o angustiante que hemos soportado por mucho tiempo.

Por eso, cuando hay una sublevación en algún poblado ocasionada por gente que era catalogada de tranquila, las cosas se salen de control, las condiciones externas influyen sobre sus pensamientos y sentimientos y por ello llevan las acciones a los extremos y se pierde la noción de la realidad, terminando, muchas de las veces, en hechos sangrientos que conducen a los participantes a un gran sufrimiento, un infierno viviente donde las emociones se trastocan y crean mayor sufrimiento. Es un estado frágil.

ÉXTASIS: ¿eres consciente de tu estado anímico cuando celebras un logro?, ¿Cómo te sientes?, ¿o al terminar tus estados de meditación cual es el sentimiento que priva?, pues bien, ese gozo espiritual, la alegría inmensa que se tiene al lograr algo deseado por mucho tiempo, el ver a una persona que queremos o las noticias positivas sobre nuestro estado de salud nos conducen al estado que se denomina éxtasis.

La mala noticia, sin caer en lo negativo, es que esta sensación es pasajera, no es perdurable y cambia según las circunstancias de nuestro entorno.

Así es, cuando recibes una noticia agradable te sientes bien, venturoso, digamos feliz, ríes, disfrutas el momento y luego de un tiempo, ¿Cuál es tu sentir?, a veces nos quedamos sin palabras, nos sentimos aburridos, nos urge salir o nos volvemos apáticos, regresamos a nuestro estado de humanidad, ya no priva la alegría. También ocurre que seguida de una noticia o suceso feliz nos llega una mala noticia que nos sume en los caminos bajos, perdiendo la pequeña alegría de los momentos anteriores.

Existen personas que por padecimientos mentales pasan de la alegría más intensa, rayando en felicidad total a la depresión profunda sumiéndose en sus cavernas infernales sin poder controlar estos cambios de estado más que con medicación o tratamiento especializado, es terrible, aunque tengo el honor de conocer personas que con su práctica budista han podido lidiar con este problema sin necesidad de medicarse al extremo.

Recordemos que la felicidad es relativa y está condicionada a los eventos externos de nuestra vida, cuando la buscamos en el exterior de nosotros, la verdadera felicidad se encuentra en lo profundo de nuestro ser, en la unión con el todo, que es el verdadero significado del yoga tántrico, parte fundamental del estudio budista.

El éxtasis es el estado del monje, monja, laico o laica que practica de manera continua, para mantenerse en ese estado de ser y no ser, en arrobamiento total, olvidándose del mundo y viviendo su realidad, sin importarle el sufrimiento de los demás.

LOS CUATRO ESTADOS NOBLES.

Nos falta abordar el camino superior, como ya se mencionó al principio, los estados que aquí se comentan no son definitivos, el hombre deambula por ellos a lo largo de un día, pasa de uno a otro, a veces se deprime, otras está alegre, unas más se siente sublimado, casi un santo, para caer en la apatía, en fin, es un caminar constante, sin embargo, la diferencia entre los hombres radica en su capacidad para poder salir de los estados peligrosos y situarse el mayor tiempo posible en los superiores, o al menos en los intermedios, entrenando la consciencia para poder actuar en consecuencia en los momentos difíciles en que se puede alterar el estado emocional. El camino superior lo iniciamos con el siguiente estado:

APRENDIZAJE: Cuando el hombre comprende la incertidumbre que se presenta en los estados inferiores, inicia la búsqueda de la verdad en las enseñanzas y aprende de la experiencia de los demás, es cuando se da cuenta que a veces el camino de la propia práctica es el más largo y difícil y que es más fácil adecuarse a lo experimentado y enseñado por personas que ya han transitado el camino, es cuando se decide aceptar un maestro o guru. Por ello se le conoce como “el camino de los que escuchan la voz”

En el contexto budista, es cuando el practicante aspira a alcanzar la liberación y por supuesto la iluminación, se despierta el deseo sublime de no renacer ya más y liberarse del sufrimiento de forma definitiva, por lo que hay un estudio incesante de los sutras, de las parábolas y frases expresadas por los budas de las diez direcciones. Hay un aferramiento a todo el conocimiento que el guru o maestro tiene para darnos en su bondad infinita y es cuando empezamos a tomar en serio nuestra práctica espiritual, se vislumbra la luz al final del túnel.

COMPRENSIÓN INTUITIVA: El simple estudio no implica aprender, el aprendizaje se da con aplicar los conocimientos para mejora de nuestra calidad de vida o evolución, y varios estudiosos de los temas espirituales señalan que el conocimiento adquirido en forma teórica o por conducto de la experiencia ajena se traduce en erudición, no hay experiencia propia y todo se convierte a conceptos teóricos.

En el estado de comprensión intuitiva llamado de igual manera “el camino de los que toman consciencia de la causa” el practicante inicia la búsqueda de la verdad universal experimentando en carne propia, viviendo y analizando su percepción del mundo y sus fenómenos, es un encuentro con uno mismo, el momento del verdadero cambio, como cuando nos llega un chispazo y sentimos de momento que se hace la luz, “ohh, ahora lo entiendo, que equivocado estaba” solemos pensar, equivale a un ¡Eureka!; son momentos que nos llenan de gozo y donde nos sentimos en total comunión con el universo infinito, es un poco diferente al éxtasis, es algo que ya has vivido o que tienes que experimentar para poder comprenderlo, es como el que alcanza la iluminación, es un estado que no se puede explicar.

Este estado nos motiva para seguir adelante en la búsqueda de la verdad, de la respuesta a las preguntas existenciales de ¿Quiénes somos?, ¿para qué estoy aquí? ¿de donde vengo y a donde me dirijo?, respuestas que encontraremos en lo profundo de nuestro ser a través de la práctica de la meditación.

Estos dos caminos que hemos visto son conocidos como los dos vehículos y conllevan un riesgo: el de caer en el egoísmo y la autocomplacencia, de actuar solo para el beneficio propio, de sentirse los más sabios del mundo y menospreciar la práctica de los demás, aunque solo ellos se reconozcan como sabios y se cierren en su mundo.

BODHISATVA: Las personas que experimentan este estado aspiran a la iluminación, al igual que todos los budistas, la diferencia radica en los deseos que albergan, los bodhisatvas no aspiran a la iluminación para entrar al Nirvana, ellos desean iluminarse para bien de los demás seres sintientes, y para lograrlo se dedican a realizar prácticas altruistas y de beneficio social sin pensar en la recompensa material o el estatus social que pudieran obtener de esas acciones.

Su fin primordial es el amor compasivo y una de las maneras de demostrarlo es el deseo de guiar a otros seres a alcanzar estados elevados de conciencia, de que los demás seres sintientes se liberen de sus sufrimientos y puedan alcanzar la iluminación, aun antes que ellos mismos.

Aunque la filosofía budista de la SGI sugiere que todos somos bodhisatvas de la tierra, el significado de esa palabra muchas veces nos queda grande, imposible de llenar, el ser bodhisatva infiere una entrega total a todos los seres sintientes, sean humanos o no humanos, un espíritu de servicio y sacrificio que abarque sin discriminar a los practicantes y los no practicantes y a todos los seres sintientes, el poner en práctica la tésis de que todos tenemos el potencial de budha en forma inherente, eso nos coloca en una misma escala donde no importa la condición social, laboral o de género, al fin todos somos budhas potenciales, somos almas afines emanadas de una sola fuente y a ella vamos a retornar en algún momento. Debemos reflexionar en nuestra manera de actuar y rectificar el camino de ser necesario para poder considerarnos apenas aspirantes a Bodhisatvas.

Una de las características del Bodhisatva es su completa empatía con todos los seres sintientes sacrificando inclusive su existencia por la felicidad de los demás, ¿estamos dispuestos a llegar al máximo sacrificio por individuos o animales que no conocemos?, es una de la preguntas difíciles de responder, el apego a nuestra existencia física o posesiones nos impide muchas veces el concretar el camino del Bodhisatva. Reflexionemos en esto.

BUDEIDAD: La máxima aspiración de todo practicante budista, más no el objetivo de la práctica. Es el estado superior donde se accede a la verdad suprema de la vida, es aquel estado que nos confiere libertad total soltando todos los amarres que nos atan a este mundo terrenal, dejando de lado los apegos, los deseos mundanos la preocupaciones por el pasado y las angustias del futuro donde vivimos nuestro momento presente con toda la intensidad con una absoluta libertad de pensamiento y acción donde no existen los limitantes del tiempo y el espacio para poder llevar las enseñanzas a todos los seres sintientes.

Si en el estado de Bodhisatva se siente una empatía total con todos los seres sintientes, lo que nos lleva indefectiblemente a un sentimiento de compasión, en el estado de budeidad agregamos la infinita sabiduría de los que han alcanzado este estado. Los Budhas de las diez direcciones sienten una infinita misericordia y compasión que a través de la sabiduría universal a la que acceden pueden llevar a todos los seres hasta este estado para liberarlos del sufrimiento y alcanzar la meta real de los budistas practicantes: el no renacimiento o devenir.

Un budha cae en los estados inferiores, no está libre de ello por alcanzar el estado supremo, sin embargo, lo que marca la diferencia es el enfoque o la actitud que asumen al experimentar las emociones negativas, por ejemplo, la ira la canalizan en fuerza constructiva, pueden generar estados de logro a través del uso de la energía para alcanzar beneficios sociales o justos para la humanidad, para los seres sintientes que forman la Sangha Universal, logran que los seres humanos armen su propia revolución humana y transformen sus vidas, que dejen los estados inferiores y a través de la consciencia puedan alcanzar estados superiores por sí mismos, sin esperar de factores externos para el logro personal o el disfrute de la paz y felicidad.

Se dice en un Sutra que un Budha descendió a los infiernos para transmitir las enseñanzas a los seres que ahí sufrían, esta alegoría se refiere a que el budha, a través de su infinita misericordia y compasión, lleva la crónica de su iluminación y la esperanza de que cualquier ser humano puede acceder a ella, a todos los seres que se encuentran aún en el primero de los estados de vida, en el infierno en el absoluto sufrimiento, en la desesperanza total, y esto sin temor de caer o quedarse atrapado en ese infierno ya que se encuentra libre de los condicionamientos que originan las acciones volitivas causantes del karma.

Quiero externar mi infinito agradecimiento a la SGI por haber sido la puerta de entrada al estudio del Budismo en forma organizada hace ya más de una década y por influir en mi revolución humana permitiendo que logre la paz y equilibrio emocional, que en un momento me pareció tan lejano y gracias al cual puedo disfrutar los momentos de felicidad al lado de mis seres queridos, amigos y camaradas de práctica en cualquiera de las escuelas o doctrinas a las que pertenezcan, incluyendo a los practicantes de otras corrientes religiosas que han sido maestros en momentos determinados.

Sin embargo, este sentimiento de gratitud se extiende a los que me leen, a ustedes queridos amigos que de alguna manera motivan mi práctica de transmisión del mensaje budista sin importar a que tradición religiosa pertenezcan, somos parte de la especie humana y por lo tanto somos una familia que debe compartir sus experiencias y sabiduría para poder seguir existiendo y brindando la oportunidad a otros seres de renacer como seres humanos y así poder acceder a la esperanza de limpiar su karma y alcanzar el no renacimiento.

Muchas gracias y hasta la próxima entrega.

¡NAMASKAR!

V.M. SARAHA GAZA



miércoles, 15 de abril de 2015

LOS TRES VENENOS

AFERRARSE AL ODIO ES COMO TOMAR VENENO Y ESPERAR QUE LA OTRA PERSONA MUERA”
BUDHA
 Bienvenidos a este blog,  hoy comentaremos un principio budista que es común a todas las tradiciones, aunque los nombres cambian el trasfondo es el mismo, hablamos de Los tres venenos.
Como ya se ha comentado a lo largo de las diferentes entradas de este blog, todo se origina en la mente del ser humano, en ella se encuentra la prisión o la libertad, la salud o la enfermedad, el sufrimiento o la felicidad, todo depende de cómo percibamos las situaciones que se nos presentan, de la decisión de tomar el control de nuestras vidas y de elegir el camino que queremos llevar y que nos conduzcan a la liberación y posterior iluminación, todo esto con el menor sufrimiento o sin él.  
Sin embargo, estos caminos están colmados de obstáculos, unos físicos, otros ilusorios pero obstáculos al fin. El librar estas dificultades es lo que enriquece y da valor a nuestra vida, nos llena de satisfacción y felicidad el haber podido sortear con habilidad lo que nos impide concretar nuestras metas, sean éstas de índole espiritual o material, recordemos que ambas son complementarias.
Para poder avanzar en nuestro camino, debemos vencer primero a nuestra mente, encontrar el antídoto para los tres venenos mentales que nos pueden impedir en forma definitiva alcanzar logros, bendiciones y liberaciones en nuestro andar por los caminos espirituales, estos tres venenos son: la codicia o avidez, el odio y la ignorancia o estupidez, el nombre varía según la escuela o doctrina budista que las enseña.
Empecemos con el primero de los venenos que nos atan mentalmente al mundo de los deseos mundanos.
LA CODICIA.-  El primero de los venenos es la codicia, llamada también avidez, y corresponde a la imagen mental del deseo llevado a la obsesión, ambicionar con vehemencia, el querer ostentar todo en esta vida, el querer tener lo que otro posee, sus casas, sus autos, su riqueza, sus mujeres u hombres, etcétera.
 Este veneno lleva aparejado el apego en su existencia, es decir una afición o inclinación desmedida hacia las cosas, incluso la vida, en una entrega anterior comenté que incluso la devoción es apego, el querer lograr la iluminación “a costa de lo que sea” nos habla de una codicia, de un apego de un deseo vehemente y egoísta por poseer un estado que aún no tenemos, ese tipo de veneno, la codicia, nos impide vivir en nuestro presente, nos llena de dukkha, sufrimiento, nos impide ver la bondad en los demás y , lo que es más importante, nos evita sacar a flote nuestra humanidad bondadosa, nos hace salvajes, nos lleva a los límites inferiores de la existencia donde el ser pierde su espiritualidad y se convierte en un animal que a través del dominio sobre los débiles  consigue todo aquello que desea, sin tomar en cuenta que existe una Ley de la Causalidad que tendrá efectos sobre aquellas acciones realizadas con o sin intención, pero que no son correctas.
El desear no es signo de pecado, ni es causa de caer en estados de conciencia inferiores siempre que sea un deseo razonable, responsable, donde se privilegie el beneficio obtenido para  gracia de los demás a causa de nuestro deseo o posesiones respetando los logros materiales de las otras personas, en todos los aspectos. El desear la iluminación para poder ayudar a los demás seres humanos a liberarse del sufrimiento es correcto, lo incorrecto es que no seamos congruentes con esta intención y solo lo digamos “de dientes para afuera” sin sentirlo realmente en nuestro corazón.
De hecho, el antídoto contra este veneno es dejar el apego por las cosas materiales, ubicarnos en nuestra realidad espiritual y reconocer que  el desear vehementemente alcanzar la liberación para beneficio propio en realidad va a ser un impedimento para su logro. La liberación se alcanza cuando menos se espera y siempre que se lleve el camino correcto, estando consciente de lo que deseo y tengo y procurando la felicidad de los demás antes que la mía propia. 
Viene a mi mente la situación de una persona que acude por un consejo, sentía que la persona amada no le prestaba la atención que esperaba, era su percepción, deseaba vehementemente que su pareja esté con ella en todo momento, que le dijera cuanto la quería a cada rato, era una necesidad de reconocimiento tremenda. Al platicar con ella fue recapacitando y reconociendo que su amado se preocupaba por ella aún sin que ella fuera consciente, no era consciente porque estaba cerrada a su necesidad, a su percepción, a su deseo vehemente, a su ansia de dominio, de control. Al ser consciente, su actitud cambió y pudo disminuir su sufrimiento.
La codicia se refleja en aquellas personas que acumulan riquezas materiales y al final de su vida no les sirven para continuar en este mundo, y sus almas sufren por ello. Si tienes riqueza disfrútala y si no disfruta igual la libertad de ser tú mismo.
El segundo veneno es el ODIO, sobre este tipo de mal se pueden decir muchas cosas, solo que la principal es el daño que nos hace a los que sentimos odiar a otros seres, no les daña a los que odiamos.
¿De dónde nace el odio?
Tiene su origen en la mente, el no poder controlar nuestros pensamientos respecto a lo que nos afecta, el buscar culpables de nuestra situación, de nuestros sufrimientos achacándoselo a una persona en específico, igual lo encontramos en el orgullo, cuando nos creemos superiores y  de repente nos bajan de nuestro pedestal, en ese momento  sufrimos por ello y odiamos al que nos ubicó en la realidad sin ver que muchas veces nosotros somos los hacedores de nuestros problemas y nadie es culpable de la manera en que nos sentimos emocionalmente.
El odiar a los demás refleja igualmente nuestra proyección mental, ¿Qué odias en los demás que tengas en lo profundo de tu inconsciente como un defecto tuyo?
El odiar nos daña en la salud, nos deteriora físicamente, nos acaba y el odiado sigue su vida como si nada, ¿realmente vale la pena odiar a una persona o situación?, creo que no. Para poder disfrutar de felicidad debemos abandonar nuestros odios y esto lo logramos al comprender el actuar de los demás, al no juzgar sin conocer, al aceptar nuestros defectos y sobre todo nuestras responsabilidades, a veces odiamos por que no pudimos cumplir con una responsabilidad y buscamos un culpable fuera de nosotros.
¿Has sentido que todos te odian?, este es el otro lado de la moneda, no odiar sino ser odiado, has reflexionado acerca de porque te sientes así?; ¿Has buscado dentro de tu ser la razón de ese sentimiento que no te deja vivir en paz?, realmente, si cambias tu ser, cambian muchas cosas, incluso ese sentimiento de ser odiado va a ser modificado y descubrirás que lo que sentías era una ilusión.
Hay que aceptarnos como individuos, reconocer que cada ser humano es único, con sus defectos y virtudes, pero único, no hay dos iguales, una persona no puede actuar como lo premedita la otra, o como espera, esto a veces lleva a la persona a odiar, y del odio se pasa a la ira, el querer matar, el querer acabar con la otra persona, pero esto aún es un deseo y lo puedes reprimir, sin embargo si pasas a la furia, una ira desenfrenada sin control, puedes cumplir tus deseos y asesinar a la otra persona, o destruir un bien material.
Cuantas veces no escuchamos en los noticieros que una persona en un acceso de furia destruyó bienes muebles o inmuebles y luego asesinó a las personas que odiaba, y peor aún, argumentan que no se acordaban de ello, si, esto es posible, se nubla la razón, se pierde la consciencia y solo el instinto primordial prevalece, ¿valió la pena llegar a esto?, cavilen en esto y descubrirán que al evitar llegar a la furia se ahorran muchos pesares y sufrimientos, y se puede salvar no una sino dos o varias vidas.
Si odias a algo o alguien, reconoce tu odio, transmútalo en comprensión y luego en amor, es un simple ejercicio mental, puede llevar tiempo pero funciona, inténtalo y verás el resultado. Es importante reconocer que odias, si no lo reconoces no lo podrás cambiar, te quedarás sufriendo en ese estado, caerás en tu propio infierno del sufrimiento incesante, evítalo, cambia el odiar por el amar. El odio es el otro extremo del amor, en una escala lineal solo mueve tu cursor hacia el lado contrario, al amor y cambiará todo en tu vida.
Por último, la IGNORANCIA O ESTUPIDEZ  es el otro veneno que puede acabar con nuestra tranquilidad generando sufrimiento y trayendo la infelicidad hacia nosotros. ¿Qué es la ignorancia?, por definición es el no saber, el desconocer o no comprender las situaciones, personas o actitudes, de ahí que algunas doctrinas la nombren como estupidez. En el contexto budista la ignorancia es el desconocimiento del verdadero camino que nos conduce hacia la liberación o la iluminación, Budha dijo: “El origen de todos los males está en la ignorancia” con esto quiere decir que la ignorancia, aunque aquí se presenta como el  último de los venenos, en realidad puede ser el primero, ya que al ignorar algo nuestra mente crea una realidad, una ilusión y con eso da origen a la ira, al odio, nos hace codiciar cosas, situaciones e incluso estados mentales o espirituales, y se crea un círculo vicioso, ignorancia > codicia >odio > ignorancia > …
La ignorancia es también el no querer ver o comprender que formamos parte de un todo, que los seres sintientes somos interdependientes, que no somos islas y que requerimos unos de otros para poder salir adelante en nuestra misión en este mundo saha.
Algunas doctrinas hablan de la ignorancia en dos aspectos, uno pasivo y otro consciente, el primero aduce a la ignorancia de origen en la que desconocemos las cosas por naturaleza propia, como un niño que aún ignora lo que significa la palabra Dios o la dualidad de las cosas. La ignorancia consciente se presenta cuando negamos la realidad de la existencia y nos sumimos en el océano de la ilusión evitando enfrentar las circunstancias que se nos presentan, como por ejemplo la persona que  se niega a aceptar la infidelidad de la persona amada o bien que se cierra ante la noticia de algún padecimiento grave. A estas formas de ignorancia le llaman estupidez.
Evitemos caer en los tres venenos, seamos conscientes de las cosas que nos rodean, de la realidad en la que nos desarrollamos, investiguemos lo que necesitamos saber para evitar la ira, el odio, la codicia, seamos felices con lo que poseemos y si deseamos algo que su logro tenga un trasfondo de bondad, de compasión,  que sirva para otros más que para nosotros mismos, esto nos llevará a sentirnos plenos, a liberarnos del sufrimiento que ocasionan los tres venenos y a vislumbrar la felicidad y paz que esta forma de vida proporciona.
Reconozcamos nuestros estados emocionales negativos, ira, odio, envidia, resentimiento, etcétera y trabajemos en su cambio, en transmutar esos sentimientos en algo positivo, perdonemos a los demás pero primero a nosotros mismos, no somos culpables de nada, solo responsables de nuestros actos, y como tal recibimos el resultados de nuestras acciones para con nosotros mismos y con los demás.  
Hasta la próxima entrega queridos amigos.

V.M. SARAHA GAZA

jueves, 26 de marzo de 2015

LAS CUATRO NOBLES VERDADES

“LAS CUATRO NOBLES VERDADES”
“Esta es la noble verdad de la existencia de dukkha (sufrimiento). El nacimiento es doloroso, el envejecimiento es doloroso, la enfermedad es dolorosa, la muerte es    dolorosa.”
BUDHA.


Namaskar, queridos hermanos, quiero compartir que  hace unos días, tuve la oportunidad de asistir a una disertación acerca del dharma impartida por un representante de otra doctrina, ajena al budismo que respeto y aprecio. En ella se mencionó de forma referencial la enseñanza de  las cuatro nobles verdades del Budha, enfatizando la visión pesimista del budismo acerca de nuestra existencia en este mundo saha, visión que por cierto no comparto y que evité debatir en ese momento por consideración al espacio, lugar y persona que compartía su conocimiento.


Sin embargo, ninguna de las cuatro nobles verdades expresadas por el Budha,  verdades universales  y fundamento de la religión y/o filosofía budista, no tiene en sí el significado pesimista o de índole existencial que muchos ignorantes de la verdadera connotación le atribuyen.
Esto lo afirmó por propia experiencia, por haber llevado a mi vida la práctica de las enseñanzas plasmadas por El que así llega y que me han conducido a la experimentación de la paz y tranquilidad espiritual que son resultado de reconocer y aplicar estas verdades que ningún ser humano en cualquier religión, culto o creencia  puede negar o evitar que se presenten, al menos la primera de las nobles verdades según explicaremos más adelante.


Para dar luz acerca del significado de las Cuatro Nobles Verdades, compartiré el primer  discurso del Budha en el Bosque del Ciervo, en Paranasi, ante los cinco ascetas, discurso nombrado como “Girando la Rueda del Dharma”, pero más conocido como “Las cuatro nobles verdades”, esto según el Canon Pali.


“Esto es lo que he oído:
 El  Señor estaba morando en  Paranasi, en el Bosque del Ciervo, en Visipatana. Se dirige al grupo    de cinco monjes:
 “Uno no debe seguir caminos extremos: vivir a base de placeres propios, que es bajo,  grosero, incivilizado y sin sentido; o vivir a base de la mortificación propia, que es doloroso,   incivilizado  y sin sentido.
 El Tathagata (es la referencia que el Budha utiliza para dirigirse a sí mismo,vendría a significar “el que está aquí”) ha llegado al camino medio, que no acepta ninguno de estos   extremos.
 Es un camino que genera visión y comprensión. Conduce a la tranquilidad interior, al   despertar y a la liberación, al Nirvana.
 Tiene ocho ramas: a través del ver, del pensar, a través del habla, de la acción, del medio  de vida, de la resolución, de la recolección y de la concentración.


Esta es la noble verdad de la existencia de dukkha (sufrimiento).
El nacimiento es doloroso, el envejecimiento es doloroso, la enfermedad es dolorosa, la  muerte es dolorosa. Encontrar lo que no es querido es doloroso, la separación de lo que es  querido es dolorosa, no obtener lo que uno quiere es doloroso.
 En resumen, los cinco agregados (cuerpo, emociones, percepciones, voliciones y    conciencia) son dolorosos.
Esta es la noble verdad del sufrimiento.  
Esta es la noble verdad del origen del sufrimiento:
El apego que conduce a la existencia repetida, abandonando la vida  y queriendo permanecer.
 Cuanto más se abandona uno en esto, se convierte  en  la estimulación del apego.
 Apego por la existencia, apego por la no existencia.
 Esta es la noble verdad del cese del sufrimiento, la desaparición de todo trazo o   mantenimiento del apego.
 La desaparición y el abandono del apego que conduce a experimentar la libertad e   independencia.
Esta es la noble verdad del Camino que conduce al cese del sufrimiento, el camino con  ocho
 ramas: a través de la vista, del pensamiento, del habla, de la actividad, del medio de vida,  de  la resolución, de la atención, y de la concentración tal es el sufrimiento, puede ser  completamente conocido.
  Ha sido completamente conocido. Tal es el origen del sufrimiento. Puede ser rechazado.
 Ha sido rechazado. Tal es el cese del sufrimiento. Puede ser experimentado, ha sido  experimentado. Tal es el Camino que conduce al cese del sufrimiento. Puede ser cultivado. Ha sido   cultivado.
 Así  ha aparecido a mi visión, comprensión, inteligencia, conocimiento e iluminación sobre   cosas no previamente conocidas.
 En tanto en cuanto mi visión y conocimiento no ha sido completamente clara en todas sus
 formas sobre la realidad de las cuatro nobles verdades, no reclamé haber tenido un puro
 Despertar en este mundo, con sus formas humanas y celestiales, dioses y formas   malignas.
 Solo cuando mi conocimiento y visión fue clara en todas sus formas, fue cuando realmente
 reclamé haber obtenido el Despertar.
 El conocimiento y visión  apareció dentro de mí de forma que la libertad de mi mente es
 inamovible.
 Este es el último nacimiento. No hay más experiencias repetidas”.
 Esto es lo que dijo  el Señor.
 Inspirados, los cinco monjes se deleitaron en sus palabras, y mientras el discurso era   dicho, el ecuánime ojo del Dharma apareció en el Venerable Condania que dijo:
 Todo lo que se origina, cesa .


Lo expresado en este discurso no significa que el budista acepte una vida llena de sufrimiento, aunque los motivos para que este se de son muy claros, en realidad, el ser humano sufre por todo, por nacer, por envejecer, por morir, por enfermarse, por tener o no tener, por ser amado u odiado, o viceversa, amar u odiar a otros seres, en fin la oportunidad para sufrir es inmensa y cada ser hace el infierno a la medida de sus deseos conforme a  los cinco agregados.


Sin embargo, la enseñanza que nos presenta Sidartha en este primer discurso, es en realidad un programa para abandonar el sufrimiento y obtener la liberación del mismo, si hacemos una comparación con cualquier proceso de sanación mental, veremos que lo primero que hay que tener es la aceptación, aceptar que sufrimos, aceptar que hay factores que condicionan nuestros estados emocionales, el negarlo es caer en la no existencia, negación de lo que nos hace daño, de lo que en realidad no quisiéramos tener o ser.


El siguiente paso es determinar qué oquién es lo que ocasiona nuestro sufrimiento, El Honrado por el mundo señala que la causa de nuestros sufrimientos es el apego, ¿pero que es el apego?, el apego es el afecto que sentimos hacia algo, también entran como sinónimos la tendencia, el afecto, el cariño la inclinación hacia algo, la devoción, etc. por lo tanto podemos concluir que todo aquello que nos ata emocionalmente hacia algo o alguien se puede considerar como un apego, entre estos se encuentra nuestra tendencia a ciertos hábitos, nuestra inclinación hacia alguna persona; el apego nos hace sentir que sin la presencia de un ser querido la vida se acaba, que nada tiene sentido, (también se le llama codependencia).


El creer que todo lo que está en nuestro entorno nos pertenece, incluso nos aferramos a la vida cuando nuestro tiempo está completo, esto nos hace renacer y renacer en un ciclo interminable,el apego nos lleva a la codicia, la ira y a la animalidad, que son los tres venenos que afectan a los humanos, y que será tema de otra entrega.


Por lo tanto, si queremos dejar atrás el dolor que nos ocasiona sufrimiento, lo que debemos hacer es desapegarnos de las cosas y de los seres, esto no quiere decir o significa que nos deshagamos de nuestros bienes o que abandonemos a nuestros seres queridos, tampoco significa dejar de desear algo, tan solo es darle el verdadero valor a las cosas, desapegarnos emocionalmente de todo lo que nos cause dolor, amar en su correcta medida, desear lo verdaderamente necesario, ubicarnos en nuestro contexto humano y conocer nuestros límites. Es dejar atrás el pasado y no pensar en el futuro, sino instalarnos en el presente. Como dijo Condania, estar conscientes de que todo lo que inicia tiene  fin.


La inmensa sabiduría del Budha nos permite saber lo que tenemos que hacer para lograr el desapego, nos da las herramientas que necesitamos utilizar para lograr la liberación del sufrimiento, cuando te liberas de una carga material, psicológica o espiritual, sientes una gran alegría o felicidad, esto es la liberación.


Estas herramientas están dentro de nosotros, no necesitamos de cosas externas, materiales o inmateriales, para lograr la libertad mental y espiritual, incluso la devoción es un sinónimo de apego, lo que nos enseña el Budha es que debemos utilizar los siguientes Ocho Nobles Caminos para lograr nuestra liberación, estos son:


  1. La correcta visión de  las cosas
  2. La correcta aspiración
  3. Las palabras correctas
  4. La conducta correcta
  5. La vida correcta
  6. El esfuerzo correcto
  7. El pensamiento correcto
  8. La correcta concentración
Como podemos observar,  en su primer discurso El que así llega nos adiestra en la forma de llevar a la práctica  los ocho nobles caminos  a través de la vista, del pensamiento, del habla, de la actividad, del medio de vida,  de  la resolución, de la atención, y de la concentración para dejar el sufrimiento de lado, vivir la vida que nos toca no con una resignación dolorosa ni como parte de lo que en la filosofía occidental conocemos como la corriente del  determinismo que nos indica que todo en la vida del hombre esta dispuesto de antemano por una entidad superior quedando el hombre a la deriva y sujeto a la voluntad divina.


Por el contrario, la filosofía budista nos brinda la oportunidad de cambiar nuestra condición de vida, nuestra naturaleza, de mejorar como seres vivientes, de cambiar nuestro entorno de encontrar la paz, calma y felicidad a la que todo ser humano tiene derecho, tanto en lo material como en lo espiritual, ya que estos dos conceptos no están separados de nuestra existencia sino que forman parte del todo de la misma. Por lo tanto de ninguna manera es la religión pesimista que muchos consideran, por el contrario, es la religión de la razón, del cambio, de la vida.


Esta es la esencia de la Filosofía Budista.


Me despido recordando a Nietzsche en su obra “El anticristo”
“Si yo tuviera que elegir una religión, escogería el budismo”


Hasta la próxima entrega.


Namaskar.