EL BUDISMO Y LA MUERTE
“COMO EL VIAJERO QUE AL VOLVER DE UN LARGO VIAJE ES RECIBIDO POR SUS FAMILIARES Y AMIGOS, DEL
MISMO MODO, LAS BUENAS OBRAS HECHAS EN ESTA VIDA, NOS RECIBIRÁN EN LA OTRA, CON
LA ALEGRÍA DE DOS AMIGOS QUE SE VUELVEN A ENCONTRAR”
El siguiente punto en el que se
debe centrar el estudio del aspirante a la práctica del budismo, es un tema que
muchos consideran tabú, que temen hablar de ello como si nunca fuera a pasar, o
más bien, como si nunca le fuera a pasar a uno mismo, este tema es el de la muerte o el morir.
En la entrega anterior tratamos
la Ley de la impermanencia o Anicca, el morir nos refuerza este concepto, es un
hecho que todos los seres vivientes, e incluso el Universo, pasan por el
proceso de nacer desarrollarse y morir, y dentro de este proceso encontramos el
de la reproducción, primordial para la conservación de la especie. Este proceso
tiene como inicio el nacer, (algunos filósofos y pensadores opinan que el
inicio de este proceso es la muerte misma) una de las premisas budistas es la de que si no nacemos lógicamente no
morimos, por lo que el objetivo de la práctica
es el de detener la rueda del samsara.
Las acepciones de la muerte
dentro de la filosofía budista abarca tantos conceptos como escuelas o
doctrinas budistas existen en el mundo,
cada una con su propia concepción de este tema, sin embargo, existe un
denominativo común en todas y es el de prepararse para el bien morir y el mejor
renacer o mejor aún, no renacer.
El bien morir para el budismo
significa una vida llena de gozo en la próxima existencia o una permanencia en
el mundo de la tierra pura, recompensa
que se logra de acuerdo con las acciones
positivas acumuladas a través de las múltiples existencias de una persona. Uno
de los signos en que la persona tendrá un renacer con beneficios se refleja en
la forma en la que muere el ser humano, es decir si la persona muere con mucho
sufrimiento y el rictus de su cara es de tal, entonces es posible que renazca
en un mundo de infierno, tal vez en el de animalidad y además de acuerdo con
los méritos acumulados puede renacer
como ser humano pero en un entorno difícil, con muchos sufrimientos, tal vez en
un país con guerra o hambrunas.
En caso de haber acumulado los
suficientes méritos que disminuyan su karma negativo, y su regreso a este mundo
saha sea como ser humano, puede renacer
como monje o practicante budista lo que
le permitirá continuar con su camino hacia la eliminación del samsara o bien,
renazca en una buena familia con muchos beneficios económicos con posición y
buena fortuna y que esto le permita continuar con su camino de perfección del
Dharma.
Cabe señalar que aunque una
persona renazca en un ambiente de buena posición y fortuna, si en esa
existencia sucumbe ante el mundo material y es dominada por la pasión y los
apegos y no práctica la suprema Ley del Dharma, es seguro que pierda todos los
méritos acumulados a lo largo de vidas pasadas para en su próxima existencia
renacer en uno de los infiernos o en el mundo animal.
Abriendo un paréntesis,
expliquemos un poco esto de los méritos y malas acciones, es como los depósitos
bancarios, las acciones correctas son nuestros méritos y a la vez nuestros
abonos a la cuenta, mientras que las
acciones incorrectas son nuestros cargos a esa cuenta. Si nuestros
abonos son mayores a nuestros cargos tendremos una cuenta en números negros y
aseguraremos un efecto positivo en esta o la próxima existencia, si es todo lo
contrario, la mala fortuna nos acompañará y resentiremos en tiempo actual los efectos de nuestras acciones incorrectas
en todo su potencial, y si los números rojos son demasiados, cuando las
acciones en estado latente maduren, seguirán afectando nuestra existencia
llenándola de sufrimiento, aún hallan pasado muchas vidas entre la causa y el
efecto.
En esta parte estriba la
importancia de ahondar en el camino medio, de practicar las seis paramitas y de
cumplir con la Ley del Dharma, ya que a diferencia de otras creencias, en la
creencia Budista nosotros, seres humanos, somos los únicos responsables de
nuestras acciones, es decir de nuestro karma, y nosotros nos creamos el mundo
donde renaceremos o el estado en el que queremos morir.
Otra manera de bien morir es recitando la Ley en el momento final,
cualquiera que esta sea la que practiquemos, recitando los mantras sagrados o
teniendo conciencia de ellos en nuestra muerte, aún esta ocurra durante nuestro
sueño es seguro que aseguraremos un buen renacimiento. No olvidemos que la
conciencia se ubica en lo más profundo de nuestra mente y que aún estemos en
estado de suspensión animada como lo es
el sueño o un estado de coma, natural o inducido, nuestra conciencia siempre
está ahí.
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