“EN
PRIMER LUGAR, DEBO PRACTICAR LA MEDITACIÓN DE IGUALARME CON LOS DEMÁS. PUESTO
QUE TODOS SOMOS IGUALES EN QUE DESEAMOS SER FELICES Y EVITAR EL SUFRIMIENTO,
DEBO ESTIMAR A TODOS LOS SERES COMO A MI MISMO”
GUIA DE LAS OBRAS DEL BODHISATVA
Que todos los budas y
sus emanaciones los colmen de bendiciones; en la entrega de hoy, quiero
compartir este hermoso fragmento que me encontré de un gran erudito indio
budista y maestro de meditación de fines del siglo VI.
Al meditar en el
significado de este verso, me encuentro con enseñanzas comunes a todas las
religiones, algo así como “quiere a tu prójimo como a ti mismo”, o bien me hizo
recordar la famosa regla de oro “no hagas a otros lo que no quieras que te
hagan”, frase que en mi vida profesional de motivador y capacitador mencione en
múltiples ocasiones aunque tal vez sin comprender del todo el significado real
o sin pensar en el enfoque budista que
le proporciona una profundidad increíble a estas frases.
En primer lugar,
Shantideva nos recuerda que debemos apreciar esta valiosa existencia humana, ya
que sin ella no nos sería posible aspirar a la liberación o alcanzar la
iluminación. El estimarme no significa de ninguna manera mantener el
aferramiento propio que es el que nos lleva a creer que poseemos existencia
inherente lo que nos crea la idea de ser
más importantes que los demás y que provoca que la estimación propia
crezca de tal forma que incrementemos por tal motivo nuestras perturbaciones
mentales tales como el odio, la ira, los celos, la envidia, etc.
El estimarme a mí
mismo es cuidarme con el afán último del budismo, alcanzar la iluminación para
poder beneficiar a todos los seres sintientes, recordar que poseo el potencial
de la budeidad al igual que todos los seres y que al igual que ellos soy capaz
de alcanzar la iluminación en esta existencia siempre y cuando siga los
preceptos y la enseñanza que el Dharma nos proporciona.
Sin embargo, la
segunda parte es la difícil, el llegar a considerar verdaderamente a los demás
igual a uno mismo es algo que a la mayoría le cuesta trabajo, incluso entre
practicantes laicos es notoria la dificultad que esta práctica conlleva.
En una ocasión,
durante una plática con practicantes laicos comentábamos precisamente la
igualdad que debe existir entre los seres humanos y algunos manifestaban que
aunque eran iguales en creencia no lo eran en títulos profesionales o
conocimientos mundanos, evidentemente entre ellos existía una estimación propia
sumamente predominante, esta estimación es lo que hace que el hombre o mujer
sean arrogantes, prepotentes y ejerzan discriminación entre sus congéneres sea
cual sea la práctica religiosa que digan practicar.
El estimar a los
demás como a uno mismo o igualarse, es el inicio de la compasión, el asomo a la
intención de alcanzar la bodichita convencional, cuando menos, su práctica
implica velar y hacer lo imposible por que los demás, al menos lo que nos
rodean, sean felices, evitar la ofensa de palabra y física, evitar hablar mal
de los otros, ser complaciente dentro de lo lógico y ético, por supuesto, si la
complacencia es que nos pidan matar a
otro ser vivo, por convicción religiosa, ética y generación de karma con
efectos negativos es necesario negarnos, aunque esto sea causa de infelicidad y
sufrimiento en la persona que hace la petición ya que complacerla significará
mayor sufrimiento para ambos en el futuro. Hay que usar el sentido común.
En nuestro mundo
occidental, específicamente en el continente americano, es complicado igualar a los otros con uno
mismo, el estereotipo está establecido desde los tiempos de la conquista de
América, incluso dentro de los mismos integrantes de las diferentes etnias que
componen la América nativa, existe la discriminación. Los que tienen apellidos
con origen europeo discriminan a los que conservan los apelativos nativos o
atesoran la tradición cultural de sus ancestros.
De igual forma, sin
tener la realización de igualarnos con los demás, siempre consideraremos al YO,
como el más importante sobre todos los otros, nunca consideraremos que los
demás son más importantes que yo mismo. Cuando le damos la importancia que
merecen los demás, empezaremos a llevar una vida más plena, los conflictos familiares,
profesionales o de relaciones públicas o bien se acaban o disminuyen
notoriamente.
Shantideva nos
proporciona el método para iniciar nuestro camino hacia la Compasión Universal,
este método se menciona en el mismo verso. Este consiste en incluir en nuestra meditación diaria la
contemplación acerca de este verso, el aplicar la meditación analítica para
llegar a la convicción de que los demás son iguales a nosotros, cualquiera que
sea su creencia religiosa, siempre el ser humano va a querer evitar el
sufrimiento y alcanzar la felicidad
aunque los medios que utilice no sean los correctos.
Una vez que tengamos
la visualización de la igualdad, debemos meditar de manera convergente sobre
esta igualdad, primero con nuestros seres cercanos, amigos, parientes, luego
con los que consideramos nuestros enemigos y luego con todos los seres
sintientes del universo.
Practiquen esta meditación y notarán un gran
cambio en sus vidas.
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