BUDISMO Y BUDISTAS
(segunda parte)
“No creáis nada por el simple hecho de que
muchos lo crean o finjan que lo creen, creedlo después de someterlo al dictamen
de la razón y a la voz de la conciencia .”
(Siddhartha Gautama)
(Siddhartha Gautama)
En nuestra entrega anterior,
reflexionamos acerca de lo que es el budismo, ahora nos toca cavilar acerca de
lo que significa ser budista, considerando a los practicantes laicos, sin
meternos con el clero budista ya que ello implicaría juzgar si cumplen con los
preceptos impuestos por sus órdenes o si llevan al cabo la práctica de la
humildad, el amor y la misericordia y, como practicante laico, por respeto me
abstengo de opinar acerca de ese tema, ya que no he pasado por la experiencia
de ser un monje budista, al menos en esta existencia .
Deseo iniciar esta segunda parte
con el siguiente fragmento:
“El que de verdad busca el camino
avanza siempre con una firme determinación, luchando continuamente con el alma.
Su alma no se inmuta ante las burlas y los insultos. Aunque otro levante los puños y le tire
piedras o le hiera con la espada, en su alma no nace el sentimiento de la ira.”
(mahatthipadopamma-sutta)
Siento que el Budista es una
persona activa, que siempre está en una lucha constante para vencerse a sí
mismo, aún se encuentre en un estado profundo de meditación o se encuentre
recitando los mantras sagrados sumido en un estado de sammadhi, en su interior
está librando la batalla más importante de ese momento de vida: el dominar su
traviesa mente.
Sin embargo, un budista no solo
tiene que luchar por vencer a su mente, debe batallar incesantemente por
cambiar su estado de vida, por modificar los efectos de su karma, por
transformarse a sí mismo para poder cambiar su entorno.
Un budista es tolerante con otras
creencias religiosas ya que es incluyente, por lo que comprende y trabaja en
conjunto con otras doctrinas o corrientes filosóficas aún distintas a la suya.
Un budista perdona, ya que en su
corazón no tiene cabida el resentimiento, la ira o el odio, y en caso de
existir es capaz de cambiar el veneno en medicina.
Un budista está consciente de su
realidad, de su momento presente, no se preocupa por quién lanzó la flecha que
lo hirió sino que su interés radica en sacar la flecha y aplicar el antídoto
que le salve la vida.
Un budista es aquel que transita
por el camino medio sin dejarse llevar por las pasiones de la vida terrenal ni
por las angustias que genera la vida de sacrificio autoimpuesta. Un budista
transita por el Óctuple Camino
perfeccionando cada día su práctica, sin dejarse derrotar, valora la naturaleza
que lo rodea ya que forma parte de ella, y busca ayudar a todos aquellos seres
que aún están en el estado de sufrimiento a través de la compasión, la humidad
y el ejemplo.
El ser budista no es para
personas débiles, ya que implica determinación, coraje, valor. Determinación
para continuar con nuestra práctica a pesar de todos los obstáculos que se nos
presenten, así como para cambiar nuestra condición de vida.
Coraje para enfrentar nuestra
existencia y cambiar nuestra condición de vida, tanto material como espiritual;
coraje para luchar aún en contra de las circunstancias y lograr nuestros
objetivos de vida, de espiritualidad y de ser.
Valor para enfrentarse a sí mismo
y no espantarse con lo que descubra de su ser, sus emociones y sus temores.
Valor para enfrentar los demonios que nos invaden y valor para derrotarlos, en
fin, valor para vivir y tener una existencia feliz, tanto en esta vida como en
futuras existencias evitando caer en el infierno del sufrimiento incesante.
Preguntémonos ¿soy realmente un
budista?, si encontramos alguna duda en nuestro corazón, analicemos nuestros
sentimientos, emociones y principalmente nuestra práctica y reencontremos
nuestro camino, solo de esta manera alcanzaremos la felicidad que la filosofía
budista nos ofrece.
Benditos sean
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