miércoles, 11 de marzo de 2015

Nuestra Misión como seres humanos

“ESTÁS AQUÍ PARA ENCONTRAR TU PROPIO CAMINO Y ENTREGARTE A ÉL CON CUERPO Y ALMA”
BUDHA

Buen día, hermanos, después de un prolongado tiempo sin escribir, de nueva cuenta estoy con ustedes, ahora el tema a tratar es el de cual es nuestra misión en este mundo saha, ¿estamos para algo concreto o bien,solo estamos?; ¿has descubierto tu camino para la liberación o solo andas por ahí buscando sin encontrar aquello que no has vislumbrado dentro de ti?

Para muchos de nosotros, el descubrir para qué estamos en este mundo se convierte en un problema existencial, así como el querer saber de donde venimos o hacia dónde nos dirigimos, preguntas que sin duda nos llevan toda una vida o más sin responder, llevándonos al sufrimiento en cada renacimiento hasta que encontramos a alguién en nuestro camino que nos ilumina con un poco de su sabiduría y comenzamos a vislumbrar la verdad de nuestra existencia, sin embargo esto es apenas un asomo a lo vasto del universo interior en el cual se encuentran todas las respuestas a nuestra existencia.

El preguntarnos para qué estamos en este mundo tiene su respuesta según el contexto en el que nos hagamos la pregunta,  si es en el contexto material, tal vez respondamos que para obtener suficiente poder material o económico para no sufrir carencias de este orden en la existencia actual.

Si nos ubicamos en el contexto laboral tal vez nos demos cuenta que el trabajo desempeñado no tiene nada que ver con nuestra verdadera “misión” en este mundo, y respondamos que nuestra misión tiene que ver con estar conformes o satisfechos económica o  emocionalmente con la labor desempeñada.

Sin embargo, el punto más difícil de definir se encuentra en el contexto espiritual, ¿para qué estoy en este mundo?; ¿cual es la verdadera razón de mi existencia desde el punto de vista espiritual?.

Muchas respuestas se encuentra en las creencias que practiquemos, donde demostremos una fé que sea como el agua, que fluya sin interrupciones.

En general, algo común a todas las creencias religiosas es que la misión del hombre en este mundo es ser feliz, sin embargo, después de ello ¿que sigue?, antes de ello ¿que debo hacer para lograr la felicidad?, igualmente se menciona que la misión del hombre debe de ser la felicidad de los demás, pero ¿si no he logrado mi felicidad, cómo hacer felices a los otros?.

Cuando el hombre busca sin cesar durante toda su vida una doctrina o culto que le brinde la paz tan anhelada, que le ayude a encontrar su verdadera misión o camino en esta vida, muchas veces termina confundido, ante múltiples encrucijadas sin saber cual es la verdadera creencia ya que siempre encontrará que cualquier doctrina o culto siempre se va a presentar como la mejor, como la última, la que por medio de su práctica le concederá innumerables beneficios y bendiciones  así como horrendos castigos en caso de no practicar los rituales o cuestionar al líder quien puede ser un guru, maestro iluminado, chamán o como le denominen vivo o ya trascendido. Ante este panorama, el buscador tenderá a practicar algún culto sin realmente estar convencido de su beneficio, solo por miedo o por haberse cansado de buscar, sin embargo, en su mente se sentirá inconforme y a veces hasta en contra de lo que se dice o promulga dentro de la congregación elegida.

En estos casos, el hombre nunca podrá vislumbrar ni siquiera la más pequeña pequeña esperanza de liberación, y seguirá buscando hasta que le llegue la muerte o abandone su práctica sumiéndose de nuevo en el sufrimiento y la incertidumbre hasta que aparezca en su sendero otro  culto que le llame la atención y lo llene de esperanza y el ciclo inicia de nuevo.

Debemos tomar en cuenta que toda doctrina o culto cuenta con un líder o sus discípulos y seguidores, en caso de haber trascendido, que intentarán por todos lo medios que los buscadores o los novicios adopten las enseñanzas, rituales, disciplinas y actitudes que lleven a la continuidad del culto, evitando todo contacto con otras creencias y sus practicantes, con el objeto de preservar y aumentar el número de seguidores, impiden el reflexionar e interpretar bajo el libre albedrío las enseñanzas de sus líderes bajo penas de ser expulsados de la congregación o someterse a duros castigos, las “escrituras” deberán recitarse al pie de la letra, sin interpretaciones y el novicio o aspirante, aún cuente con los conocimientos espirituales heredados de otras prácticas, siempre será un ignorante y será menospreciado si aporta su opinión bajo la premisa de que se está atacando su ego y deberá mostrar sumisión más que humildad, verdaderamente se coarta la libertad y los derechos humanos de las personas, pero es una libre elección y no se puede hacer más.

Regresando a nuestro tema, debemos encontrar una doctrina o culto que nos lleve al descubrimiento de nuestra misión en todos los ámbitos de la existencia, es decir, en lo espiritual y lo material ya que ambos aspectos forman el todo, la unidad, cuando el ser humano se encuentra realizando la labor que lo fascina, espiritualmente se siente completo y es capaz de ayudar a otros seres humanos sin menoscabo de su felicidad. La doctrina en cuestión debe de ser capaz de desarrollar al ser humano como un todo, con aceptación de su humanidad, de su ser, de encontrarse consigo mismo y con la universalidad del ser, de estar en condiciones de reflexionar sobre su actuar, sus logros, tanto en lo espiritual como en lo material, de evaluar su convivencia con otras filosofías, encontrando el punto de conjunción entre todas, ya que  la verdad no la tiene un solo actor.

Recuerdo la parábola de los ciegos. Un día se reunió a cinco ciegos para que describieran un elefante, cada ciego palpó una parte del elefante, unos las patas, otro la trompa otro más el cuerpo, así el que tocó la piernas dijo que un elefante estaba constituído por cuatro columnas tan altas  como las de un templo, el de la trompa mencionó que un elefante era como un gran tubo que era capaz de conducir agua y regarla, y el del cuerpo dijo que era como un gran tonel que era capaz de albergar grandes cantidades de vino.Cada ciego describió la parte del elefante como la imaginó, con su verdad, no la verdad de todos.

Hay que reconocer que todas las religiones o cultos tienen puntos de conjunción que nos dan la idea de un origen común, aún las religiones muertas como la de los antiguos egipciós, griegos, aztecas o mayas, o pobladores de Oceanía, en fín, en todas encontramos el origen común, un origen que se encuentra en el universo, llámese Dios o Universo, Atón o Hunab Ku.

Y aún cuando al principio de la creación el hombre era el dueño de estas creencias, pronto el mismo hombre vió la oportunidad de sojuzgar a sus semejantes a través de sus creencias y se formó el sacerdocio, donde unos pocos eran los poseedores de  la verdad y por medio de ella podían dominar al pueblo común e incluso a los Reyes y personas de altas clases sociales viviendo a sus expensas y llamándole ofrendas para lograr beneficios quedando castigados con torturas infernales después de morir aquellos que no dieran las ofrendas en especie a las clases sacerdotales.

En resumen, la misión del hombre, en mi humilde opinión la cual les comparto para que reflexionen, es la de vivir, vivir adecuadamente, con acciones correctas, con aceptación de la humanidad, del ser, de la naturaleza de cada uno. Es obligación de cada ser humano el descubrir lo incorrecto en su existencia y hacer lo posible por cambiarlo hacia lo correcto, buscar la ayuda espiritual cuando sea necesario y elegir a su maestro o gurú sin miedos, y con la libertad de cuestionar sus enseñanzas, de aclarar sus dudas y , si considera que este maestro ya cumplió su función, encontrar uno con mayor desarrollo espiritual.

En cuanto a donde vamos, espiritualmente venimos del Universo o como deseen llamarle, Dios, Parama Purusa, Fuente única. Procedemos de la llama espiritual inextinguible y eterna, somos parte de ella, somos chispas espirituales y luego de dejar esta envoltura que nos ayuda a cumplir nuestra tarea en este mundo, nuestro espíritu regresa a su origen a esa llama de la que emanamos, cuando ya completamos nuestro ciclo, nos fundimos con el universo, para ello debemos practicar la meditación hasta lograr el samadhi, hasta lograr la vacuidad, hasta fundirnos con el todo en nuestra meditación, al principio será necesaria una guía, pero después la práctica nos llevará al magisterio, debemos practicar meditación al menos dos veces por día por períodos, al inicio de al menos 5 minutos hasta llegar a una hora o más. Además de beneficiarnos en el aspecto físico, la meditación nos eleva espiritualmente cambiando poco a poco nuestra natruraleza.

Igualmente es misión de cada ser humano el ayudar a otros seres a alcanzar niveles de desarrollo superiores en todos los ámbitos de la existencia, tanto el material como el espiritual, sin adoctrinamientos, ayudarles  a elegir libremente su camino, siempre con humildad pero sin sometimiento, sin arrogancia, de manera natural con completa aceptación y cumpliendo la Ley de Oro “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan”

Gracias y hasta la próxima entrega.

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