“¿QUE HAY DE MALO EN
GOZAR DE TI MISMO?
¿QUE HAY DE MALO EN
SER FELIZ?
SI HAY ALGO MALO ESTÁ
EN TU INFELICIDAD, PORQUE LA PERSONA INFELIZ SIEMPRE CREA INFELICIDAD A SU
ALREDEDOR. ¡SE FELIZ!
OSHO
Buenos y sagrados días tengan
todos, en mis estudios filosóficos me encontré esta frase del que considero un
gran maestro del siglo pasado, y que me ha dado mucha luz en mi búsqueda
personal, estas palabras me han hecho pensar en la futilidad del ser humano.
Ciertamente, debido a creencias
implantadas de siglos atrás, a muchas personas las han hecho creer ,incluso, que
es pecado o una mala acción disfrutar de uno mismo, de su cuerpo, de esa
maravillosa estructura que la conciencia universal nos ha proporcionado para
poder alcanzar la iluminación, es por ello que tener un cuerpo es lo más
preciado y lo debemos cuidar y conservar para lograr el objetivo para el cual
nos fue dotado.
En mis pláticas o diálogos muchas
veces me encuentro con personas que menosprecian el cuerpo que tienen, no lo
disfrutan, no lo cuidan y muchos menos gozan de sí mismos, negándose con ello
el derecho a la felicidad.
Pero, ¿Qué significa gozar de ti
mismo?
Es el disfrute del momento
presente realizando actos que eviten dañar o destruir nuestro cuerpo o a los
demás, es el compartir el amor que nace en nuestro corazón con los que nos
rodean en una comunión plena de nuestros sentidos y elevando este sentimiento a
la conciencia universal para abrazar al universo entero.
Este disfrute se puede presentar
en el contacto con un niño, con un animal con nuestra pareja en nuestros
momentos más íntimos provocando con ello una explosión de satisfacción y
sentimientos de una pureza indescriptible, en fin, en proporcionar amor a todos
los seres sintientes en el momento en el que se presente la oportunidad.
No hay que confundir los
estallidos de pasión carnal o deseos impuros que nada tienen que ver con el
amor verdadero y purificado que sentimos hacia las personas, un deseo impuro
siempre está coronado por el egoísmo, por la satisfacción unipersonal y muchas
veces por las ganas de lastimar o poseer a los demás, es una demostración de
dominio sobre los otros, no de compartir, eso no nos lleva a la felicidad, solo
a la satisfacción de un deseo impuro a
la búsqueda insatisfecha de más y más cosas o situaciones que colmen nuestro
ego sin lograr nuestra plena felicidad.
Como los deseos impuros no
conducen a la felicidad, estos seres humanos son infelices y transmiten su
infelicidad y sufrimientos a las demás personas, en psicología occidental se
traduce como: “si yo no soy feliz, nadie tiene derecho a la felicidad”, aunque
este pensamiento sea inconsciente.
La persona infeliz verá todo a
través de un cristal opacado por el sufrimiento, el odio y el resentimiento, y
todos las acciones que vea a través de ese cristal las interpretará como malas,
así sean actos de amor hacia él, amor que nunca podrá reconocer y mucho menos
sentir y transmitir.
“Había un hombre rico y poderoso
en una ciudad, que puede ser cualquiera del mundo, que recibía mucho amor de su
esposa e hijo, y solo veía interés por parte de ellos hacia su fortuna y
envidia por el poder que tenía sobre los demás seres vivos, esta actitud hacía
que sus emociones sean negativas, tratando con desdén a su mujer y con desamor
a su único hijo del cual decía que era débil por albergar sentimientos nobles
hacia los demás.
Al final de su vida se vio
abandonado por la mujer que tanto lo amó y por el hijo que no importándolo la
fortuna mal habida del padre busco su propio camino hacia la felicidad lejos
del hogar paterno, en otro país donde era desconocido. “
Realmente, la persona debe buscar su felicidad en sí mismo, dentro de
sí, y al hallarla, será capaz de transmitirla hacia los demás, no antes, si no
tengo algo no lo puedo compartir. Si sigo buscando la felicidad en los aspectos
materiales o en la gente a mí alrededor o en cualquier agente externo a mí,
jamás la alcanzaré, es como si persiguiera la olla de oro al final del arco
iris, siempre quedaré desencantado.
Las enseñanzas de Nichiren Daishonin,
un sabio y gran maestro japonés, dicen que cambiando tu interior cambiarás tu
entorno, y es muy cierto, si de un estado de infelicidad y pesar interno que me
hace sentir el sufrimiento y pensar que todos los que me rodean se solazan con
este sufrimiento que me hace inmensamente desdichado, transmuto a otro de paz
conmigo mismo, automáticamente transformaré el mundo que me rodea, veré las
cosas de distinta manera y la gente a mi alrededor cambiará su actitud hacia
mí, obtendré logros y bendiciones que me acercarán a la felicidad.
Es un principio universal,
transmitido por todas las religiones, cultos o creencias , la manera de alcanzar la
felicidad y la iluminación es a través del amor puro, del compartir y de servir
a los demás sin esperar algo a cambio, desinteresadamente, solo así y con el
proceso meditativo diario seremos capaces de acceder a un mundo pleno de
felicidad y paz.
Que las bendiciones del Universo
les sean concedidas.
Gerardo.
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