LAS NUEVE CONCIENCIAS (2a PARTE)
"UNA MENTE IRREFLEXIVA ES UN POBRE TECHO. LA LLUVIA DE LA PASIÓN INUNDARÁ LA CASA. PERO AL IGUAL QUE LA LLUVIA NO PUEDE ATRAVESAR UN TECHO FUERTE, TAMPOCO LAS PASONES PUEDEN PENETRAR UNA MENTE ORDENADA"
DHARMAPADA 1:13:14
El sentido del oído representa a
la cuarta conciencia, de igual importancia en el proceso de supervivencia de
algunos animales, el desarrollar este sentido nos ayuda a identificar a
nuestros seres queridos de otras personas, disfrutar de los sonidos de la
naturaleza tales como el canto de los pájaros el arrullo del mar, el correr
del viento entre los árboles, el complacerse con la música, el apaciguar
nuestra mente con los sonidos de los mantras sagrados y el escuchar las
sagradas enseñanzas emitidas por los maestros espirituales que hayamos elegido
seguir.
A través de la quinta conciencia,
el sentido de la vista, podemos disfrutar los maravillosos escenarios que nos
proporciona la naturaleza, leer las sagradas escrituras que correspondan a
nuestras creencias, admirar los mandalas o imágenes que veneremos o adoremos, y
otras tantas cosas que corresponden al mundo material, con el desarrollo de esta conciencia podemos
vislumbrar con la debida práctica y disciplina el umbral de mundos desconocidos
mas alla de nuestra capacidad de asombro.
Sin embargo, para poder aspirar a
lograr la iluminación o cuando menos alcanzar altos niveles de meditación o
concentración nuestro objetivo es el de controlar estas conciencias, llevarlas
del disfrute material al disfrute espiritual, apaciguándolas, calmándolas ya
que su estímulo influye en la mente y recordemos que la mente es como un mono
inquieto y travieso, es algo difícil de controlar y dirigir.
En la sexta conciencia,
integramos todas las anteriores, creamos imágenes y nos formamos juicios acerca
del mundo exterior y como lo percibimos, para ello influyen nuestras creencias,
nuestro medio ambiente, nuestras costumbres y cultura, recordemos que a partir
de esta conciencia se trabaja a nivel mental, por ello, algunos mencionan a las
conciencias de la sexta a la séptima como las funciones perceptivas de la
mente.
Es en esta conciencia donde
decidimos que alguien no nos simpatiza o que nos gusta demasiado, que esto o
aquello es feo o bonito, que por su sonido, imagen, olor o textura algo nos
gusta o no nos gusta. En este nivel de conocimiento ubicamos lo placentero o lo
dañino, el sufrimiento físico, en fin, nuestra mente se hace conciente del
mundo exterior y algunas veces lo disfruta y otras lo ignora. Sin embargo, aquí
es donde comienza el trabajo de apaciguar nuestra mente, de dejarla en blanco y
prestar atención a lo que realmente nos interesa, al inicio de la búsqueda del
samadhi, es el inicio hacia la iluminación.
Con relación a la séptima
conciencia, también llamada Mano Conciencia, (del sanscrito mano= discernir) se
dice que en esta radica el verdadero poder del pensamiento, es el lugar donde
podemos poner orden al caos, donde podemos analizar nuestras experiencias
vividas y las circunstancias que despiertan las causas latentes.
A través de esta conciencia
podemos utilizar nuestro raciocinio para poder discernir entre el bien y el
mal, para tomar decisiones acerca de nuestro destino, de nuestras acciones, de
nuestras percepciones, es por ello que está íntimamente ligada a la sexta
conciencia, ya que al emitir un juicio de valor de todas nuestras percepciones
logradas a través de los sentidos, es en la séptima conciencia donde
racionalizamos ese juicio de valor y decidimos actuar de acuerdo con nuestra
razón.
De igual manera, en esta
conciencia se ubica nuestro subconciente, por ello es responsable de nuestros
sueños, sueños que algunas veces quisiéramos que se materializaran, aquí
también generamos nuestros apegos, creamos nuestro ego falso y discriminamos
incluso a humanos igual que nosotros.
Y
sin embargo, aquí podemos aprovechar lo mejor de nuestro mundo social o
religioso puesto que podemos distinguir entre nuestro sistema de valores,
principios y conceptos y generar un aprendizaje a partir de ellos, utilizando
los que mejor se identifiquen con nuestra naturaleza para encaminar nuestro
objetivo al logro de la novena conciencia racionalizando su importancia y
valor.
Es importante mencionar que en
esta conciencia podemos razonar acerca de nuestro desenvolvimiento en la vida
que nos tocó vivir, discriminar lo que consideremos incorrecto y retomar
nuestro camino para llevar una vida, si
no ejemplar, si dentro de los parámetros de nuestra sociedad o creencia
espiritual. De hecho, es en esta conciencia donde se genera el despertar
espiritual, no confundir con la iluminación o budeidad, el despertar espiritual
es como un chispazo que nos hace reflexionar acerca de nuestra existencia y
razonamos y decidimos seguir una vía espiritual acorde a nuestras creencias
adquiridas o heredadas y esa decisión nos cambia nuestra vida aunque no
necesariamente nos lleve directa y definitivamente a la iluminación o budeidad.
La octava conciencia, Alaya (en
sanscrito repositorio) es como su nombre lo indica, el lugar donde se guarda
algo (Real Academia de la Lengua Española) del latín repositorium= alacena o
armario, en esta conciencia, que se encuentra en lo más profundo de nuestra
mente, en lo que podemos llamar nuestra escencia divina, en ella se encuentra
el registro de todas nuestras acciones, buenas y malas, efectuadas a lo largo de toda nuestras existencias,
es decir aquí se almacena nuestro karma, y de acuerdo con la Ley de la
Causalidad, cuando las circunstancias son las adecuadas y el tiempo es el
exacto, estas semillas acumuladas en este almacen, germinan y dan como
resultado un efecto, bueno o malo de acuerdo con la acción activada.
En la filosofía budista este es
el significado de la conciencia Alaya, en otras creencias como las
orientalistas, el significado es distinto, no confundirlos, es importante para
el practicante budista o la persona interesada en esta filosofía, conceptualizar adecuadamente la octava conciencia, esto,
para tener siempre presente que las acciones realizadas en esta vida se
almacenarán y alguna vez, en alguna existencia futura, en este mundo o en otros
universos en donde se generen las circunstancias adecuadas y si no se tienen
los méritos necesarios, estas acciones se nos volverán cual bumerang arrojado a
la distancia. Esta conciencia es nuestro archivo y si atesoramos las acciones o
méritos necesarios el resultado puede ser el accesar de manera permanente a la
novena conciencia.
Esta última conciencia se llama
BUDEIDAD, y en sánscrito se conoce como conciencia Amala, que significa
inmaculada, es el origen de nuestra vida universal, de nuestra existencia
cósmica y tiene como propósito el despertar de una conciencia pura, es el
origen y el final, el alfa y el omega.
Esta conciencia esconde nuestra
naturaleza original, nuestra verdadera escencia, nuestro origen divino,
místico, es la comprensión de la verdad universal y la pureza sin mancha de
nuestra alma.
Este es el nivel de conciencia que alcanzaron los grandes
avatares de la humanidad, Sidharta,Nichiren, Orfeo, Jesús, y varios otros que a
través de sus enseñanzas pretenden hacer que los soberbios humanos recuperen su
escencia original y vivan en un mundo en paz y con amor.
Querido herman@, espero que con
esta humilde aportación te haya proporcionado un peldaño más hacia la
comprensión de lo sublime y que puedas utilizar los diferentes niveles de
conciencia para aligerar tu camino hacia la perfección.
Gracias y benditos sean
cadhi2012@gmail.com
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