lunes, 13 de mayo de 2013

LAS NUEVE CONCIENCIAS (2a PARTE)


LAS NUEVE CONCIENCIAS (2a PARTE)

"UNA MENTE IRREFLEXIVA ES UN POBRE TECHO. LA LLUVIA DE LA PASIÓN INUNDARÁ LA CASA. PERO AL IGUAL QUE LA LLUVIA NO PUEDE ATRAVESAR UN TECHO FUERTE, TAMPOCO LAS PASONES PUEDEN PENETRAR UNA MENTE ORDENADA"

DHARMAPADA 1:13:14



El sentido del oído representa a la cuarta conciencia, de igual importancia en el proceso de supervivencia de algunos animales, el desarrollar este sentido nos ayuda a identificar a nuestros seres queridos de otras personas, disfrutar de los sonidos de la naturaleza tales como el canto de los pájaros  el arrullo del mar, el correr del viento entre los árboles, el complacerse con la música, el apaciguar nuestra mente con los sonidos de los mantras sagrados y el escuchar las sagradas enseñanzas emitidas por los maestros espirituales que hayamos elegido seguir.
A través de la quinta conciencia, el sentido de la vista, podemos disfrutar los maravillosos escenarios que nos proporciona la naturaleza, leer las sagradas escrituras que correspondan a nuestras creencias, admirar los mandalas o imágenes que veneremos o adoremos, y otras tantas cosas que corresponden al mundo material,  con el desarrollo de esta conciencia podemos vislumbrar con la debida práctica y disciplina el umbral de mundos desconocidos mas alla de nuestra capacidad de asombro.
Sin embargo, para poder aspirar a lograr la iluminación o cuando menos alcanzar altos niveles de meditación o concentración nuestro objetivo es el de controlar estas conciencias, llevarlas del disfrute material al disfrute espiritual, apaciguándolas, calmándolas ya que su estímulo influye en la mente y recordemos que la mente es como un mono inquieto y travieso, es algo difícil de controlar y dirigir.
En la sexta conciencia, integramos todas las anteriores, creamos imágenes y nos formamos juicios acerca del mundo exterior y como lo percibimos, para ello influyen nuestras creencias, nuestro medio ambiente, nuestras costumbres y cultura, recordemos que a partir de esta conciencia se trabaja a nivel mental, por ello, algunos mencionan a las conciencias de la sexta a la séptima como las funciones perceptivas de la mente.
Es en esta conciencia donde decidimos que alguien no nos simpatiza o que nos gusta demasiado, que esto o aquello es feo o bonito, que por su sonido, imagen, olor o textura algo nos gusta o no nos gusta. En este nivel de conocimiento ubicamos lo placentero o lo dañino, el sufrimiento físico, en fin, nuestra mente se hace conciente del mundo exterior y algunas veces lo disfruta y otras lo ignora. Sin embargo, aquí es donde comienza el trabajo de apaciguar nuestra mente, de dejarla en blanco y prestar atención a lo que realmente nos interesa, al inicio de la búsqueda del samadhi, es el inicio hacia la iluminación.
Con relación a la séptima conciencia, también llamada Mano Conciencia, (del sanscrito mano= discernir) se dice que en esta radica el verdadero poder del pensamiento, es el lugar donde podemos poner orden al caos, donde podemos analizar nuestras experiencias vividas y las circunstancias que despiertan las causas latentes.
A través de esta conciencia podemos utilizar nuestro raciocinio para poder discernir entre el bien y el mal, para tomar decisiones acerca de nuestro destino, de nuestras acciones, de nuestras percepciones, es por ello que está íntimamente ligada a la sexta conciencia, ya que al emitir un juicio de valor de todas nuestras percepciones logradas a través de los sentidos, es en la séptima conciencia donde racionalizamos ese juicio de valor y decidimos actuar de acuerdo con nuestra razón.
De igual manera, en esta conciencia se ubica nuestro subconciente, por ello es responsable de nuestros sueños, sueños que algunas veces quisiéramos que se materializaran, aquí también generamos nuestros apegos, creamos nuestro ego falso y discriminamos incluso a humanos igual que nosotros.
Y  sin embargo, aquí podemos aprovechar lo mejor de nuestro mundo social o religioso puesto que podemos distinguir entre nuestro sistema de valores, principios y conceptos y generar un aprendizaje a partir de ellos, utilizando los que mejor se identifiquen con nuestra naturaleza para encaminar nuestro objetivo al logro de la novena conciencia racionalizando su importancia y valor.
Es importante mencionar que en esta conciencia podemos razonar acerca de nuestro desenvolvimiento en la vida que nos tocó vivir, discriminar lo que consideremos incorrecto y retomar nuestro camino para llevar  una vida, si no ejemplar, si dentro de los parámetros de nuestra sociedad o creencia espiritual. De hecho, es en esta conciencia donde se genera el despertar espiritual, no confundir con la iluminación o budeidad, el despertar espiritual es como un chispazo que nos hace reflexionar acerca de nuestra existencia y razonamos y decidimos seguir una vía espiritual acorde a nuestras creencias adquiridas o heredadas y esa decisión nos cambia nuestra vida aunque no necesariamente nos lleve directa y definitivamente a la iluminación o budeidad.
La octava conciencia, Alaya (en sanscrito repositorio) es como su nombre lo indica, el lugar donde se guarda algo (Real Academia de la Lengua Española) del latín repositorium= alacena o armario, en esta conciencia, que se encuentra en lo más profundo de nuestra mente, en lo que podemos llamar nuestra escencia divina, en ella se encuentra el registro de todas nuestras acciones, buenas y malas,  efectuadas a lo largo de toda nuestras existencias, es decir aquí se almacena nuestro karma, y de acuerdo con la Ley de la Causalidad, cuando las circunstancias son las adecuadas y el tiempo es el exacto, estas semillas acumuladas en este almacen, germinan y dan como resultado un efecto, bueno o malo de acuerdo con la acción activada.
En la filosofía budista este es el significado de la conciencia Alaya, en otras creencias como las orientalistas, el significado es distinto, no confundirlos, es importante para el practicante budista o la persona interesada en esta filosofía, conceptualizar  adecuadamente la octava conciencia, esto, para tener siempre presente que las acciones realizadas en esta vida se almacenarán y alguna vez, en alguna existencia futura, en este mundo o en otros universos en donde se generen las circunstancias adecuadas y si no se tienen los méritos necesarios, estas acciones se nos volverán cual bumerang arrojado a la distancia. Esta conciencia es nuestro archivo y si atesoramos las acciones o méritos necesarios el resultado puede ser el accesar de manera permanente a la novena conciencia.
Esta última conciencia se llama BUDEIDAD, y en sánscrito se conoce como conciencia Amala, que significa inmaculada, es el origen de nuestra vida universal, de nuestra existencia cósmica y tiene como propósito el despertar de una conciencia pura, es el origen y el final, el alfa y el omega.
Esta conciencia esconde nuestra naturaleza original, nuestra verdadera escencia, nuestro origen divino, místico, es la comprensión de la verdad universal y la pureza sin mancha de nuestra alma.
Este es el nivel de  conciencia que alcanzaron los grandes avatares de la humanidad, Sidharta,Nichiren, Orfeo, Jesús, y varios otros que a través de sus enseñanzas pretenden hacer que los soberbios humanos recuperen su escencia original y vivan en un mundo en paz y con amor.
Querido herman@, espero que con esta humilde aportación te haya proporcionado un peldaño más hacia la comprensión de lo sublime y que puedas utilizar los diferentes niveles de conciencia para aligerar tu camino hacia la perfección.
Gracias y benditos sean
cadhi2012@gmail.com

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domingo, 5 de mayo de 2013

LAS NUEVE CONCIENCIAS, (1a PARTE)


LAS NUEVE CONCIENCIAS (1ª PARTE.)

NO CREAIS NADA POR ELSIMPLE HECHO DE QUE MUCHOS LO CREAN O FINJAN CREERLO, CREEDLO DESPUÉS DE SOMETERLO AL DICTAMEN DE LA RAZÓN Y A LA VOZ DE LA CONCIENCIA
BUDHA

Uno de los conceptos más interesantes del Budismo es el de las nueve conciencias, estas conciencias nos acompañan desde el momento de la concepción hasta nuestra muerte, e incluso después de ella en un continuo hasta que logramos detener la rueda del samsara.
La comprensión de las nueve conciencias nos permite incrementar nuestra cuenta de  méritos y crear causas que nos permitan el disfrute de  la existencia en este mundo saha, así como aprovechar al máximo nuestra experiencia de vida, aun cuando estos son niveles que se esparcen entre el mundo físico y espiritual, confirmando con esto que lo material y espiritual no están separados sino que conforman un todo, tal como se explica en el Tao y se expresa en el símbolo del Yin y el Yang, que aunque sin ser budistas son elementos que ayudan y  complementan nuestra visión acerca de las cosas fenomenómicas de nuestra existencia.
Esta percepción nos lleva a analizar los dos conceptos importantes de nuestra existencia, el cuerpo y la mente, considerando el cuerpo como la parte material, física aquella que podemos tocar, ver y sentir y la mente es el aspecto espiritual, el ámbito del pensamiento, aquella parte sutil de nuestro ser que no podemos ver ni sentir pero que sabemos que está allí, que existe y que nos mueve a ser como somos.
Lógicamente estas dos cosas, el cuerpo y la mente, no se pueden separar, al menos no en este mundo físico, no hay cuerpo sin mente y no existe la mente como tal sin la participación del cuerpo a través del cerebro que es la parte material de la mente.
De las nueve conciencias cinco se relacionan con la parte material del ser y cuatro con la parte espiritual, las que corresponden a la parte material se relacionan con los cinco sentidos ya conocidos por todos nosotros y que nos enseñan desde la infancia, en nuestra etapa escolar. Las nueve son:
        1ª conciencia: sentido del tacto
        2ª conciencia: sentido del gusto
        3ª conciencia: sentido del olfato
        4ª conciencia: sentido del oído
        5ª conciencia: sentido de la vista
        6ª conciencia: integración y percepción
       7ª conciencia: mano conciencia
        8ª conciencia: conciencia Alaya
        9ª conciencia: Budeidad.
Es increíble percibir que las nueve conciencias se hacen presentes en nuestra vida diaria, las utilizamos aun sin darnos cuenta de ello, a excepción de las personas que lamentablemente carecen de alguna de las primeras cinco por algún accidente o por causas genéticas,   todos los demás podemos disfrutar y aprovechar su beneficio, inclusive aquellos que no puedan contar con alguna de ellas ya que  las demás sustituyen a la faltante.
La primera de las conciencias es el sentido del tacto, esta pertenece al mundo material igual que las primeras cinco, es lo que nos hace sentir y percibir a través de nuestra piel los estímulos generados por los  diversos elementos, cosas e incluso personas, sin embargo, la conciencia no radica en tener el sentido del tacto, ya que todos los seres vivientes y sintientes lo tenemos, la sabiduría del sentir radica en nuestra capacidad para disfrutar los estímulos recibidos con pleno conocimiento de nuestras sensaciones, identificando cada uno de los estímulos, percibiendo lo que realmente nos quieren decir, ya que forman parte de un mecanismo de comunicación.
Recuerda querid@ herman@, si has tenido la oportunidad de ser padre o de estar con un bebé, la belleza que se transmite al tocar su piel tersa, suave, o cuando acaricias un animal con piel mullida, la sensación que experimentas.
El tener conciencia del tacto nos protege de muchas cosas, del calor, del frío y en otros casos, nos avisa   del dolor o enfermedad. Nos ayuda a escuchar a nuestro cuerpo, ya que a través de lo que nuestro cuerpo nos comunica podemos detener  o incrementar alguna actividad física, además, podemos transmitir nuestros sentimientos a otros seres sintientes, una caricia tibia nos acerca a un ser querido mientras que la brusquedad de la misma provoca alejamiento. Reflexiona acerca de la importancia de estar concientes de nuestro sentido del tacto.
La segunda conciencia es la del gusto, a través de desarrollar esta conciencia, podemos distinguir verdaderamente los cinco sabores y saber cuando alguno es benéfico para nosotros y cuando no, el gusto en sus principios ayuda al niño recién nacido a encontrar el sabor del alimento en la leche materna, sin importar de donde provenga, ya desarrollado podemos distinguir de un veneno y un alimento saludable, e incluso, nuestro cuerpo nos protege a través del sentido del gusto ya que nos hace rechazar alimentos que podrían hacernos mal. Debemos entrenar a nuestro sentido del gusto en la conciencia de los alimentos para poder elegir, aún sin ver, aquellas comidas que sean beneficiosas para nuestra salud.
La tercera conciencia es el sentido del olfato, este sentido está íntimamente relacionado con la conciencia anterior ya que el olor de los alimentos nos ayuda a identificar el sabor de los mismos, además, con la participación de ambos se genera el apetito, mecanismo que nos mantiene vivos a través del deseo de ingerir alimentos.
El olfato desarrollado nos ha protegido a través de los siglos, es por ello que una cría reconoce a su madre, aún antes de poder identificarla visualmente, de igual forma influye en el proceso de procreación ya que los seres vivos se sienten atraídos o rechazados por el olor de su contraparte.
Cuando un ser humano recupera la conciencia olfativa, es capaz de reconocer incluso el olor de las feromonas emitidas por seres del género opuesto, esta cualidad se considera latente en los seres humanos, se ha opacado  principalmente por el uso de perfumes y lociones que nulifican el aroma de las feromonas sexuales, es por ello que el ser humano ha dejado incluso de producirlas en cantidad suficiente para que su par femenino o masculino sea capaz de sentirlas y sentirse influenciado por ellas.
Es muy triste encontrarnos personas que han perdido la conciencia olfativa, no por algún accidente sino por falta de uso, y que no pueden disfrutar del aroma de las flores, del pasto recién cortado, del olor del bosque, de las aguas tranquilas de una laguna o del aroma salobre del mar por la simple razón de haber descuidado el desarrollo de esta conciencia.
Recordemos que los animales marcan su factor de sobrevivencia en la conciencia olfativa, tanto para  delimitar su territorio, defenderse o huir como para aparearse y procrear manteniendo viva a su especie.  

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