sábado, 15 de agosto de 2015

LA REVOLUCIÓN HUMANA

"Una profunda revolución interior en un solo individuo puede cambiar el destino de toda una sociedad entera e, incluso, de toda la humanidad".
--Daisaku Ikeda

Buenos días, queridos amigos y camaradas, el día de hoy quiero compartir la idea revolucionaria de un filósofo budista contemporáneo, presidente vitalicio de la Soka Gakkai Internacional, un movimiento budista laico cuya filosofía se basa en el Sutra del Loto Blanco de la Ley Prodigiosa, última enseñanza del Budha Sakyamnuni.
Las orientaciones ofrecidas por el Dr. Ikeda han cambiado la vida de infinidad de personas, incluyendo la de un servidor, situación por la que guardo infinita gratitud hacia este maestro del budismo moderno.

En palabras del propio Dr Ikeda tenemos que: “La SGI no busca doctrinas intelecutales abstractas, sino una revolución humana completa y real, un cambio que le permita a la gente transformar su actidud básica y su modo de pensar y vivir, hacia el bien supremo. En escencia, esta revolución ocurre cuando uno manifiesta su estado de Budha. Cuando fusionamos nuestra vida con la vida iluminada del Budha, podemos tomar contacto con la fuerza interior que posibilita la transfrmación mas completa.” (La Revolución Humana y el Kosen Rufu. D.I.).
Una de las razones que me hicieron permanecer, hasta el día de hoy, dentro de la Soka Gakkai es la unión que hace de la filosofía predominante en el oriente con la manera de pensar en occidente sirviendo de vínculo entre la corriente espiritual y el materialismo propio de nuestra cultura, es un budismo de lucha, donde lo primordial como menciona Sensei  Ikeda es la lucha interna por lograr el cambio interior, la transformación de nuestro ser para salir de nuestra zona de confort y lograr lo inimaginable, tanto en el ámbito espiritual como en el físico o material, es el verdadero tantra del que hablan otras corrientes o doctrinas budistas.
La enseñanza del Budismo de Nichiren Daishonin, como también se le conoce, es la verdadera comprensión de la Ley eterna, la única Ley verdadera, la Ley del cambio. “Todo está sujeto al cambio, nada es constante. Esta es la Ley del nacimiento y de la muerte. Cuando uno extingue el ciclo del nacimiento y de la muerte entra en el júbilo del nirvana”.
El practicante budista de esta corriente siempre está consciente del cambio, por lo que busca generar una permutación en sus sentimientos, en sus actitudes o en sus aspiraciones hacia otras más positivas, o de verdadera ayuda a los demás.
Este salir de la zona de confort del ser humano y lograr lo que antes se creía imposible es lo que  se denomina la Revolución Humana y todo esto se logra con la perseverancia en  los tres pilares que sostienen al Budismo del Daishonin: la fé, el estudio y la práctica. Estos temas se tratarán en próximas entregas por no corresponder al tema que hoy nos ocupa.
Mediante la perseverancia o disciplina en la  práctica budista se logra que lo que antes se dejaba a medias ahora se concrete, se busca fijar una determinación del individuo por lograr las cosas, por buscar la paz y la tranquilidad de nuestro ser y mantener un propósito de vida, encontrar la misión que todo ser humano debe descubrir para llevar una vida plena sin dejar de lado la búsqueda de la iluminación, la función del Bodhisatva hasta lograr la budeidad ya sea en esta existencia o crear las bases firmes para continuar en existencias posteriores.
El compromiso que se forma es con uno mismo, con el budha interior que todos debemos sacar a flote en todos los momentos de la vida, tanto en los difíciles como en nuestros ratos de alegría o de felicidad temporal. En esto radica la esencia de la práctica disciplinada, el crear un hábito, el fomentar la tenacidad y el coraje para lograr lo que nos proponemos salvando todos los obstáculos que se presenten sin que esto nos detenga y así disfrutar las mieles de la satisfacción.
El realizar nuestra Revolución Humana significa que no hemos evitado los obstáculos rodeándolos o negándolos, sino que hemos profundizado en su causa y la hemos eliminado para evitar que se presenten de nuevo y eviten nuestro pleno desarrollo.
Recuerdo una parábola que cuenta que un Rey hizo que pongan un saco repleto de joyas y oro en un hoyo en el camino principal que llevaba a la ciudad con una nota. Encima de este hoyo se colocó una enorme piedra que obstruía el camino dejando paso para una persona delgada únicamente, sin carga.
Todos los peregrinos o comerciantes que tomaban el camino al llegar a la obstrucción optaban por regresar y tomar otra vía más larga lo que hacía muy tardado el arribo a la ciudad.
Sucedió un día que un caminante llegó a la obstrucción y pensó “esta enorme roca obstruye el camino de carretas y personas, todos los comerciantes o viajantes tardan un día más en llegar a la ciudad, quitaré la roca y facilitaré el pasaje a todas las personas o bestias que transiten por aquí”. En ese momento con ayuda de sus acompañantes procedió a quitar el peñasco y así librar el camino lográndolo no sin gran trabajo y esfuerzo. Grande fue su sorpresa al descubrir bajo la enorme roca el saco conteniendo las joyas y el oro con la nota del Rey que otorgaba la propiedad de esa riqueza a quien despejara el camino. El comerciante sintió un enorme júbilo y satisfacción por ello y compartió la riqueza obtenida con aquellos que lo ayudaron.
El camino es la vida que llevamos, el Rey es el Budha con su sabiduría, la ciudad es nuestro destino, puede ser el nirvana, la iluminación la liberación, nuestra vejez, etcétera, el saco con joyas es nuestra satisfacción por haber realizado nobles acciones. Para obtener el saco de joyas es necesario tener un pensamiento enfocado en ayudar a los demás a continuar a su destino por el camino más corto, es pensar en ayudar a otros a lograr la iluminación, la paz y tranquilidad que tanto anhelamos los seres humanos, es seguir el camino del Bodhisatva.
Para poder realizar este camino es necesario reconocer que la vida en este mundo saha es complicada, cada cultura con sus costumbres tiene sus lados oscuros que hacen de nuestro vivir una odisea, las situaciones económicas, de salud, políticas, el karma individual y colectivo, en fin, infinidad de factores que hacen que muchos humanos permanezcan en los mundos inferiores o al menos evitan trascender los seis estados de la existencia, infierno, hambre, animalidad, ira, humanidad o éxtasis, sin llegar a los estados de bodhisatva o budeidad, que es donde realmente se encuentra la paz y tranquilidad a que todo ser aspira, es verdad que todos los seres, incluso los budhas que tienen forma humana, pasamos por los diez estados en un instante, hay que estar conscientes que parte de nuestra lucha por lograr esa revolución humana radica en trascender los estados inferiores y alcanzar los superiores en beneficio de los seres humanos.
Hay que enseñarles a quitar los obstáculos de la vida, a enfrentarla con ayuda de la práctica budista, lograr la riqueza para ofrendarla al Budha y apoyar con ella a los que requieren de un empujón, transmitir las enseñanzas de los Budhas y compartir las orientaciones de nuestros maestros, no hay que temer al rechazo, "un navegante en un mar embravecido se siente a salvo cuando vislumbra la luz del faro en la costa."
Gracias y hasta pronto, reciban bendiciones.

Saraha (GAZA)