"Una profunda revolución
interior en un solo individuo puede cambiar el destino de toda una sociedad
entera e, incluso, de toda la humanidad".
--Daisaku Ikeda
Buenos días, queridos amigos
y camaradas, el día de hoy quiero compartir la idea revolucionaria de un
filósofo budista contemporáneo, presidente vitalicio de la Soka Gakkai
Internacional, un movimiento budista laico cuya filosofía se basa en el Sutra
del Loto Blanco de la Ley Prodigiosa, última enseñanza del Budha Sakyamnuni.
Las orientaciones ofrecidas
por el Dr. Ikeda han cambiado la vida de infinidad de personas, incluyendo la
de un servidor, situación por la que guardo infinita gratitud hacia este
maestro del budismo moderno.
En
palabras del propio Dr Ikeda tenemos que: “La SGI no busca doctrinas intelecutales
abstractas, sino una revolución humana completa y real, un cambio que le
permita a la gente transformar su actidud básica y su modo de pensar y vivir,
hacia el bien supremo. En escencia, esta revolución ocurre cuando uno
manifiesta su estado de Budha. Cuando fusionamos nuestra vida con la vida
iluminada del Budha, podemos tomar contacto con la fuerza interior que
posibilita la transfrmación mas completa.” (La Revolución Humana y
el Kosen Rufu. D.I.).
Una
de las razones que me hicieron permanecer, hasta el día de hoy, dentro de la
Soka Gakkai es la unión que hace de la filosofía predominante en el oriente con
la manera de pensar en occidente sirviendo de vínculo entre la corriente
espiritual y el materialismo propio de nuestra cultura, es un budismo de lucha,
donde lo primordial como menciona Sensei
Ikeda es la lucha interna por lograr el cambio interior, la
transformación de nuestro ser para salir de nuestra zona de confort y lograr lo
inimaginable, tanto en el ámbito espiritual como en el físico o material, es el
verdadero tantra del que hablan otras corrientes o doctrinas budistas.
La
enseñanza del Budismo de Nichiren Daishonin, como también se le conoce, es la
verdadera comprensión de la Ley eterna, la única Ley verdadera, la Ley del
cambio. “Todo está sujeto al cambio, nada
es constante. Esta es la Ley del nacimiento y de la muerte. Cuando uno extingue
el ciclo del nacimiento y de la muerte entra en el júbilo del nirvana”.
El
practicante budista de esta corriente siempre está consciente del cambio, por
lo que busca generar una permutación en sus sentimientos, en sus actitudes o en
sus aspiraciones hacia otras más positivas, o de verdadera ayuda a los demás.
Este
salir de la zona de confort del ser humano y lograr lo que antes se creía
imposible es lo que se denomina la
Revolución Humana y todo esto se logra con la perseverancia en los tres pilares que sostienen al Budismo del
Daishonin: la fé, el estudio y la práctica. Estos temas se tratarán en próximas
entregas por no corresponder al tema que hoy nos ocupa.
Mediante
la perseverancia o disciplina en la práctica budista se logra que lo que antes se
dejaba a medias ahora se concrete, se busca fijar una determinación del individuo
por lograr las cosas, por buscar la paz y la tranquilidad de nuestro ser y
mantener un propósito de vida, encontrar la misión que todo ser humano debe
descubrir para llevar una vida plena sin dejar de lado la búsqueda de la
iluminación, la función del Bodhisatva hasta lograr la budeidad ya sea en esta
existencia o crear las bases firmes para continuar en existencias posteriores.
El
compromiso que se forma es con uno mismo, con el budha interior que todos
debemos sacar a flote en todos los momentos de la vida, tanto en los difíciles
como en nuestros ratos de alegría o de felicidad temporal. En esto radica la esencia
de la práctica disciplinada, el crear un hábito, el fomentar la tenacidad y el
coraje para lograr lo que nos proponemos salvando todos los obstáculos que se
presenten sin que esto nos detenga y así disfrutar las mieles de la
satisfacción.
El
realizar nuestra Revolución Humana significa que no hemos evitado los
obstáculos rodeándolos o negándolos, sino que hemos profundizado en su causa y
la hemos eliminado para evitar que se presenten de nuevo y eviten nuestro pleno
desarrollo.
Recuerdo
una parábola que cuenta que un Rey hizo que pongan un saco repleto de joyas y
oro en un hoyo en el camino principal que llevaba a la ciudad con una nota.
Encima de este hoyo se colocó una enorme piedra que obstruía el camino dejando
paso para una persona delgada únicamente, sin carga.
Todos los
peregrinos o comerciantes que tomaban el camino al llegar a la obstrucción
optaban por regresar y tomar otra vía más larga lo que hacía muy tardado el
arribo a la ciudad.
Sucedió
un día que un caminante llegó a la obstrucción y pensó “esta enorme roca
obstruye el camino de carretas y personas, todos los comerciantes o viajantes
tardan un día más en llegar a la ciudad, quitaré la roca y facilitaré el pasaje
a todas las personas o bestias que transiten por aquí”. En ese momento con
ayuda de sus acompañantes procedió a quitar el peñasco y así librar el camino
lográndolo no sin gran trabajo y esfuerzo. Grande fue su sorpresa al descubrir
bajo la enorme roca el saco conteniendo las joyas y el oro con la nota del Rey que
otorgaba la propiedad de esa riqueza a quien despejara el camino. El
comerciante sintió un enorme júbilo y satisfacción por ello y compartió la
riqueza obtenida con aquellos que lo ayudaron.
El camino
es la vida que llevamos, el Rey es el Budha con su sabiduría, la ciudad es
nuestro destino, puede ser el nirvana, la iluminación la liberación, nuestra
vejez, etcétera, el saco con joyas es nuestra satisfacción por haber realizado
nobles acciones. Para obtener el saco de joyas es necesario tener un pensamiento
enfocado en ayudar a los demás a continuar a su destino por el camino más
corto, es pensar en ayudar a otros a lograr la iluminación, la paz y
tranquilidad que tanto anhelamos los seres humanos, es seguir el camino del
Bodhisatva.
Para
poder realizar este camino es necesario reconocer que la vida en este mundo
saha es complicada, cada cultura con sus costumbres tiene sus lados oscuros que
hacen de nuestro vivir una odisea, las situaciones económicas, de salud,
políticas, el karma individual y colectivo, en fin, infinidad de factores que
hacen que muchos humanos permanezcan en los mundos inferiores o al menos evitan
trascender los seis estados de la existencia, infierno, hambre, animalidad,
ira, humanidad o éxtasis, sin llegar a los estados de bodhisatva o budeidad, que es
donde realmente se encuentra la paz y tranquilidad a que todo ser aspira, es
verdad que todos los seres, incluso los budhas que tienen forma humana, pasamos
por los diez estados en un instante, hay que estar conscientes que parte de
nuestra lucha por lograr esa revolución humana radica en trascender los estados
inferiores y alcanzar los superiores en beneficio de los seres humanos.
Hay
que enseñarles a quitar los obstáculos de la vida, a enfrentarla con ayuda de
la práctica budista, lograr la riqueza para ofrendarla al Budha y apoyar con
ella a los que requieren de un empujón, transmitir las enseñanzas de los Budhas
y compartir las orientaciones de nuestros maestros, no hay que temer al
rechazo, "un navegante en un mar embravecido se siente a salvo cuando vislumbra
la luz del faro en la costa."
Gracias
y hasta pronto, reciban bendiciones.
Saraha
(GAZA)