viernes, 15 de febrero de 2013

EL BUDISMO Y LA MUERTE


EL BUDISMO Y LA MUERTE
“COMO EL VIAJERO QUE AL VOLVER DE UN LARGO VIAJE ES  RECIBIDO POR SUS FAMILIARES Y AMIGOS, DEL MISMO MODO, LAS BUENAS OBRAS HECHAS EN ESTA VIDA, NOS RECIBIRÁN EN LA OTRA, CON LA ALEGRÍA DE DOS AMIGOS QUE SE VUELVEN A ENCONTRAR”
El siguiente punto en el que se debe centrar el estudio del aspirante a la práctica del budismo, es un tema que muchos consideran tabú, que temen hablar de ello como si nunca fuera a pasar, o más bien, como si nunca le fuera a pasar a uno mismo,  este tema es el de la muerte o el morir.
En la entrega anterior tratamos la Ley de la impermanencia o Anicca, el morir nos refuerza este concepto, es un hecho que todos los seres vivientes, e incluso el Universo, pasan por el proceso de nacer desarrollarse y morir, y dentro de este proceso encontramos el de la reproducción, primordial para la conservación de la especie. Este proceso tiene como inicio el nacer, (algunos filósofos y pensadores opinan que el inicio de este proceso es la muerte misma) una de las premisas budistas es  la de que si no nacemos lógicamente no morimos, por lo que el objetivo de la práctica  es el de detener la rueda del samsara.
Las acepciones de la muerte dentro de la filosofía budista abarca tantos conceptos como escuelas o doctrinas budistas existen en el mundo,  cada una con su propia concepción de este tema, sin embargo, existe un denominativo común en todas y es el de prepararse para el bien morir y el mejor renacer o mejor aún, no renacer.
El bien morir para el budismo significa una vida llena de gozo en la próxima existencia o una permanencia en el mundo de  la tierra pura, recompensa que se logra  de acuerdo con las acciones positivas acumuladas a través de las múltiples existencias de una persona. Uno de los signos en que la persona tendrá un renacer con beneficios se refleja en la forma en la que muere el ser humano, es decir si la persona muere con mucho sufrimiento y el rictus de su cara es de tal, entonces es posible que renazca en un mundo de infierno, tal vez en el de animalidad y además de acuerdo con los méritos acumulados  puede renacer como ser humano pero en un entorno difícil, con muchos sufrimientos, tal vez en un país con guerra o hambrunas.
En caso de haber acumulado los suficientes méritos que disminuyan su karma negativo, y su regreso a este mundo saha  sea como ser humano, puede renacer como monje  o practicante budista lo que le permitirá continuar con su camino hacia la eliminación del samsara o bien, renazca en una buena familia con muchos beneficios económicos con posición y buena fortuna y que esto le permita continuar con su camino de perfección del Dharma.
Cabe señalar que aunque una persona renazca en un ambiente de buena posición y fortuna, si en esa existencia sucumbe ante el mundo material y es dominada por la pasión y los apegos y no práctica la suprema Ley del Dharma, es seguro que pierda todos los méritos acumulados a lo largo de vidas pasadas para en su próxima existencia renacer en uno de los infiernos o en el mundo animal.
Abriendo un paréntesis, expliquemos un poco esto de los méritos y malas acciones, es como los depósitos bancarios, las acciones correctas son nuestros méritos y a la vez nuestros abonos a la cuenta, mientras que las  acciones incorrectas son nuestros cargos a esa cuenta. Si nuestros abonos son mayores a nuestros cargos tendremos una cuenta en números negros y aseguraremos un efecto positivo en esta o la próxima existencia, si es todo lo contrario, la mala fortuna nos acompañará y resentiremos en tiempo actual  los efectos de nuestras acciones incorrectas en todo su potencial, y si los números rojos son demasiados, cuando las acciones en estado latente maduren, seguirán afectando nuestra existencia llenándola de sufrimiento, aún hallan pasado muchas vidas entre la causa y el efecto.
En esta parte estriba la importancia de ahondar en el camino medio, de practicar las seis paramitas y de cumplir con la Ley del Dharma, ya que a diferencia de otras creencias, en la creencia Budista nosotros, seres humanos, somos los únicos responsables de nuestras acciones, es decir de nuestro karma, y nosotros nos creamos el mundo donde renaceremos o el estado en el que queremos morir.
Otra manera de bien morir  es recitando la Ley en el momento final, cualquiera que esta sea la que practiquemos, recitando los mantras sagrados o teniendo conciencia de ellos en nuestra muerte, aún esta ocurra durante nuestro sueño es seguro que aseguraremos un buen renacimiento. No olvidemos que la conciencia se ubica en lo más profundo de nuestra mente y que aún estemos en estado de suspensión animada  como lo es el sueño o un estado de coma, natural o inducido, nuestra conciencia siempre está ahí.
Benditos sean